Algunos jardineros en Florida y en otras áreas de los Estados Unidos promueven plantar árboles nativos en las respectivas áreas, así como plantas que atraigan mariposas. Cuando ellos insisten en este propósito lo hacen porque entienden que esto beneficia a la naturaleza misma y a los humanos también.

Anturio

Aproveché la comodidad que ofrece Facebook para preguntar a algunos amigos y conocidos si las personas en la región del Caribe se interesaban en la siembra y fomento de plantas nativas. Un inmigrante cubano comentó, “En la isla del Caribe de la cual vengo, las personas se preocupan por comer; especialmente porque todo está regulado por el gobierno y, las personas tienen que esforzarse para comer por lo menos una vez al día”. Esta preocupación acerca de procurarse bastante alimento para comer es un fenómeno que se repite en varios países del Caribe y en otros países de América Latina.

El corolario de la respuesta anterior es que ocuparse de un jardín de plantas nativas es un lujo, en algunos de esos países, que solo pueden darse las personas que pertenecen a las capas sociales privilegiadas. Ahora bien, no sucede de este modo solo en esos países, sino también en buena medida en los Estados Unidos. Personalmente no me interesé en plantar árboles nativos hasta que tomé conciencia del valor que esto tiene para mí, en tanto jardinera y propietaria.

Puedo compartir la experiencia que significó para mí, cuando junto con mi esposo compramos una propiedad en el centro del estado Florida, en las cercanías del lago Okeechobee. Una de las primeras acciones que tomamos fue llevar plantas y arbustos desde Miami a la nueva propiedad y trasplantarlos. Cuando sobrevino el primer invierno y con este la primera helada, estas plantas murieron, no pudieron resistir el frío de esa Zona 9, que llega a alcanzar temperaturas bajo cero grados centígrados. En esa zona el verano es caliente y húmedo con frecuentes lluvias. Este clima es diferente del de Miami, que se encuentra en la zona 11, donde el invierno nunca es tan frío.

Cuando llegó la primavera siguiente a ese invierno, muchas plantas y arbustos aparecieron en el patio, entre estas una planta verde de cuatro pies de altura que parecía un árbol de navidad, esa planta se convirtió en una revelación para mí. Es una planta que he mencionado por este medio en otras ocasiones es la (Phytolacca americana) Pokeberry. Para mí esa fue la “estrella polar”, como la laman en el libro Gardening at the Dragon´s Gate. Se llama con este nombre porque es la que reorienta, señalando el verdadero norte en la jardinería. Para mí el fomento de las plantas nativas se constituyó en el norte cierto de mi orientación en jardinería.

Hibisco

A continuación, paso a enumerar algunas buenas cualidades acerca de las plantas nativas.

  1. Las plantas nativas por lo general crecen mejor que las no nativas en las áreas donde las nativas han florecido durante muchos años.
  2. Las plantas nativas proveen de néctar a los polinizadores locales; es decir, abejas, aves, mariposas y (moths) heteroceras, que a su vez polinizarán muchas plantas que suministran alimentos, tanto en los jardines particulares como en las plantaciones comerciales. Además, estos polinizadores en la actualidad se consideran expuestos a su desaparición, tales como las abejas y las mariposas.
  3. Las plantas nativas proporcionan abrigo y refugio para algunos animales mamíferos.
  4. Las nueces, semillas y frutas que producen las plantas nativas suministran alimento esencial para muchas formas de vida silvestre.

Muchas de las plantas nativas de la isla Española y del circuito del Caribe fueron usadas por los indios taínos y otros grupos indígenas por sus propiedades medicinales. Los nativos aprovecharon con este propósito las frutas y las hojas para hacer té y las hierbas para condimento y especias y así realzar el sabor de sus alimentos.  Esta plantas originarias del Caribe fueron aprovechadas por los colonizadores venidos de España, Francia y otros países europeos y asiáticos. A pesar de lo expuesto aquí, la mayoría de las plantas que se encuentran alrededor de las viviendas de hoy en el Caribe, son árboles y arbustos decorativos; hay algunas plantas frutales, setos vivos y plantas que solo producen flores, ya sean estas nativas o no.

La geografía de la cuenca del Caribe es bastante variable, con numerosos hábitats y microclimas que a su vez propician una diversidad de plantas. Cuando los europeos llegaron a esta región hace más de 500 años, las islas del Caribe estaban cubiertas por varios tipos de bosques. A través del tiempo los europeos transformaron el hábitat natural al cortar los árboles grandes y desarrollar plantaciones, así como impulsar la crianza de animales en grandes extensiones de terrenos. Otra actividad que cambió la vida de las plantas y animales fue la concentración de personas en áreas urbanas. Los europeos trajeron consigo muchas plantas no nativas para su cultivo, que sirvieron como forraje para los animales introducidos.

Coralillo.

La destrucción del hábitat natural en el Caribe ha sido muy vasta y se ha extendido sobre toda la región. La cantidad de bosque nativo que queda en la actualidad en las islas del Caribe varía entre 3.2% en Haití, hasta cerca de 84% en las Bahamas. El promedio para todo el Caribe es de un 25%. La mayoría de las islas tiene una superficie cubierta por árboles que oscila de un 21% a un 30% de su territorio. Esta vegetación se encuentra en bosques naturales, en bosques secundarios y a veces, en plantaciones activas o abandonadas.

Como consecuencia de la destrucción generalizada y la degradación de los hábitats en el Caribe, no se sabe con exactitud cuantas especies de plantas han desaparecido a través del tiempo. El referente de los estudios de conservación en la región viene de los trabajos de campo, reconocimientos, exploraciones y estudios acerca de la botánica, así como las publicaciones de los naturalistas franceses y británicos que se conocieron doscientos años después de la llegada de los europeos a América. Esas publicaciones contienen numerosas ilustraciones y nombres de plantas que demostraron la gran riqueza de plantas tropicales, que fueron descritas con asombro por lo europeos que nunca antes habían visto plantas semejantes a estas.

Las primeras publicaciones muestran la cantidad de plantas nativas en varias áreas. En Jamaica, 135 especies. En las Antillas Menores, 75 especies. En la isla Española, 20 especies. En Cuba, 7 especies. En Puerto Rico, 2 especies.

El Caribe tiene un total de 231 familias de plantas. Sin embargo, solo 205 de estas son plantas autóctonas de la región; la mayoría son compartidas con otras áreas de América tropical. Hay un total de 1,945 géneros de plantas que se han reportado en el Caribe y, de ellas 1,447 se consideran autóctonas.

Algunas de las plantas más comunes en todas las islas del Caribe que los no especialistas pueden reconocer son, Hibisco, con flores de diferentes colores, conocidas con diferentes nombres “Buenas tardes; Majagua”; el Anturio, el Moco de pavo y muchas otras más que no se mencionan por asunto de espacio.

Es una pena que la mayoría de las personas en el Caribe no conozcan de la gran variedad de plantas nativas o autóctonas de la región. Una gran cantidad de los estudios de que se dispone los han hecho extranjeros. Es natural que el caribeño esté más preocupado por plantar y producir que en investigar.