1. Planes para un nuevo año que puede ser el último

Pido excusas a mis lectores porque voy a usar la primera persona del singular y no el plural ficticio que acostumbro. Este comentario más que un anuncio es una especie de despedida.

Este 2021 cumpliría  88 años. Una edad que nunca imaginé alcanzar. Por lo tanto, se impone una reflexión especial. Los médicos me han recetado una serie de medicamentos y una dieta rigurosa por mis padecimientos de alta presión arterial desde hace más de treinta años y la deficiencia renal hace uno y medio. Tengo cataratas y glaucoma con diagnóstico desde hace cinco. No hice diligencias para que me operaran: Aún leo letras pequeñas y nunca he usado lentes. Frente a ese panorama, luego de visitar dos dietistas, al ver que el problema mayor de todo el drama alimenticio eran las carnes, los pescados y los carbohidratos en general, por las proteínas que mis riñones no pueden procesar, amén de anemia por las mismas causas, aunque consumo mucho hierro, habiendo sido, un carnívoro de raza, decidí convertirme en vegetariano absoluto. Nada animal. Poca sal, cero azúcares, aunque hay que consumir algo, la falta, daña. Muchas vitaminas y minerales. Caminatas soleadas, ejercicios fuertes, largas meditaciones, detenidas lecturas, investigaciones literarias y planes con los textos publicados y en proceso.

Respecto a este detalle, debo confesar que tengo una deuda impagable con mi querido amigo Roberto Fernández Valledor (1939), veterano profesor con doctorado de la Universidad de Puerto Rico, que al corregirme uno de mis proyectos, sin hacer comentarios, me enseñó, como viejo maestro que es, que no hay errores pequeños: un signo o un acento, un punto de más de tres en los suspensivos, o cualquier otro por aparentemente mínimo que sea, puede considerarse tan tremendo como un error, una errata o un erratón, como llamaba Pablo Neruda (1904-1973) a esos tan graves que obligan a destruir la edición. El cuenta esta anécdota en un viejo artículo olvidado: “Siento un fuego atroz que me devora” decía el texto, y el erratón  fue: “siento un fuego atrás que me devora”, con tal cosa, imposible de corregir, la arrojaron al mar.

Por eso la prisa es enemiga del escritor. Nadie está esperando tu libro. Pero, aunque tratemos que en los artículos no se escapen algunos gazapos, por la prisa natural dada la urgencia del medio, suelen aparecer y no hay forma.

Precisamente hago esta declaración relativa a este espacio que generosamente me ha ofrecido este periódico digital.

2. Lo que debo declarar y declaro

Declaro que le voy a dedicar todo el año, si la llevadera no me requiere, a terminar los libros en los cuales trabajo, y continuar corrigiendo los publicados con algunos problemas, por suerte no tan graves como para merecer que se arrojen en bahía de la Habana como el de Manuel Altolaguierre (1906-1959) citado por Neruda.

Por eso, sabiendo que no me queda mucho tiempo de vida, o de lucidez, ya que olvido tantas cosas, que a partir de este artículo no mantendré fijas mis colaboraciones de miércoles y sábados. Deseando que la dirección me permita enviar de vez en cuando, siempre para un miércoles o un sábado, algún artículo que considere de interés o de actualidad o algo en lo que trabaje y me parezca digno de ser conocido por el público. Hace años que me dediqué a tiempo completo a este mundo de las letras. Dejé mi lucrativa profesión de abogado y he vivido de la modesta pensión de escritor que nos otorgara en abril del 2008 el entonces presidente Leonel Fernández Reyna (1953), siendo Ministro de Cultura José Rafael Lantigua (1949), que de poco me serviría por el alto costo de medicinas y alimentos, si no hubiera tenido unas generosas y querendonas hijas, razón por la cual haya podido tener pequeños ahorros imprescindibles por si tuviese alguna gravedad. Hace años que no cobro ni por mis ayudas a otros escritores ni a los medios donde me publican, y cuando he editado libros, he regalado más de los vendidos, por mi concepto de que el texto después que es impreso, no nos pertenece.

Los pocos emolumentos que he percibido no los he buscado y siempre han sido modestos. Hago esta confesión porque también he dicho que no creo en derechos de autor respecto a mis obras: todos mis textos le pertenecen a los lectores y los pueden citar o editar libremente con mi consentimiento expreso.

En fin: Hace meses decidí no asistir a ningún tipo de acto público ni siquiera por Zoom o el medio que sea, salvo si se me concediera algún premio que nunca me lo darán por creer no ser merecedor ni he diligenciado. Me he retirado totalmente del figureo personal y me enclaustraré a terminar las labores que he iniciado, entre ellas: Una nueva edición de la Historia de la Literatura dominicana y americana, ampliada y corregida, diferente en casi todo; segundas ediciones de novelas, de los ensayos literarios y recopilaciones de más o menos la obra poética completa; editar Criollismo poético a principios del Siglo XX, concluir El modernismo a principios del siglo XX en nuestro país, y recoger otros textos dispersos. Como se ve, si logro realizar la mayoría de esas cosas no habría padecido mi enclaustramiento en vano.

Dicho esto, como despedida ahí ofrezco un poema de un gran escritor argentino y del mundo, sobre el Año Nuevo; otros tres. uno de un gran escritor dominicano, la figura más importante en la actualidad y dos breves y contundentes de unos viejos poetas orientales.

3. Extraños poemas de año nuevo y un soneto por esos rumbos

Julio Florencio Cortázar (Ixelles, Bruselas, 26 de agosto de 1914, París, 12 de febrero de 1984).

“Escritor argentino, una de la grandes figuras del llamado «boom» de la literatura hispanoamericana, fenómeno editorial que en la década de 1960 dio merecida proyección internacional a los narradores del continente.

Emparentado con Borges como inteligentísimo cultivador del cuento fantástico, los relatos breves de Cortázar se apartaron sin embargo de la alegoría metafísica para indagar en las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano, en una búsqueda de la autenticidad y del sentido profundo de lo real que halló siempre lejos del encorsetamiento de las creencias, patrones y rutinas establecidas. Su afán renovador se manifiesta sobre todo en el estilo y en la subversión de los géneros que se verifica en muchos de sus libros, de entre los cuales la novela Rayuela (1963), con sus dos posibles órdenes de lectura, sobresale como su obra maestra.”

Datos tomados de Ruiza Fernández  T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Julio Cortázar. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Para más datos los interesados pueden hacer clic en el siguiente enlace:

  https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cortazar.htm

  

Happy New Year

Mira, no pido mucho,

solamente tu mano, tenerla

como un sapito que duerme así contento.

Necesito esa puerta que me dabas

para entrar a tu mundo, ese trocito

de azúcar verde, de redondo alegre.

¿No me prestas tu mano en esta noche

de fin de año de lechuzas roncas?

No puedes, por razones técnicas. Entonces

la tramo en aire, urdiendo cada dedo,

el durazno sedoso de la palma

y el dorso, ese país de azules árboles.

Así la tomo y la sostengo, como

si de ello dependiera

muchísimo del mundo,

la sucesión de las cuatro estaciones,

el canto de los gallos, el amor de los hombres.   

Julio Cortázar, joven

4. El último poema de Marcio Veloz Maggiolo

Marcio Veloz Maggiolo (13 de agosto de 1936, Ciudad Trujillo, hoy Santo Domingo) es un escritor, arqueólogo y antropólogo dominicano. Autor prolífico, tanto de temas académicos como literarios, ha sido traducido al alemán, inglés, italiano y francés.

Pasó su infancia y adolescencia en Santo Domingo, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Se recibió de bachiller en 1957 y en 1962 obtuvo una licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En 1970, recibió un doctorado en Historia de América de la Universidad Complutense de Madrid. También realizó estudios de periodismo en Ecuador.

Ha desempeñado los cargos de director del Departamento de Antropología e Historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Subsecretario de Estado de Cultura, director de investigaciones en el Museo del Hombre Dominicano, de Santo Domingo y del Museo de las Casas Reales. Ha sido embajador de la República en México, Perú y Roma.

Ha recibido diferentes premios como el Premio Nacional de Poesía en 1961 y Premio Nacional de Novela en 1962, 1981 y 1992. También en 1981 recibió el Premio Nacional de Cuento.

Como poeta, Maggiolo ha publicado.:  El sol y las cosas. Ciudad Trujillo: Colección Arquero, 1957; Intus. Santo Domingo: Colección Arquero, 1962; La palabra reunida. San Pedro de Macorís: Universidad Central del Este,1982;  Apearse la máscara. Santo Domingo: Biblioteca Nacional, 1986, Novelas y cuentos: El buen ladrón. Ciudad Trujillo: Colección Arquero, 1960;El prófugo. Santo Domingo; Ediciones Brigadas Dominicanas, 1962; .Judas: Editora Librería Dominicana, 1962;  Creonte: seis relatos. Santo Domingo: Colección Arquero, 1963.La vida no tiene nombre. Santo Domingo: Colección Testimonio, 1965.Los ángeles de huesos. Santo Domingo: Editora Arte y Cine, 1967.;De abril en adelante. Santo Domingo: Editora Taller, 1975;  De donde vino la gente. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1978; Biografía difusa de Sombra Castañeda. Santo Domingo: Editora Taller, 1980; .Novelas cortas. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1980; La fértil agonía del amor. Santo Domingo: Editora Taller, 1982; Florbella. Santo Domingo: Editora Taller, 1986; Cuentos, recuentos y casi cuentos. Santo Domingo: Editora Taller, 1986;Materia prima. Santo Domingo: Fundación Cultural Dominicana, 1988: Ritos de cabaret, 1991; El jefe iba descalzo, 1993. Santo Domingo; El hombre del acordeón, Ed. Siruela, 2003: La mosca soldado, Ed. Siruela, 2003; La Verdadera Historia de Aladino: Editora Santillana Alfaguara 2007; Memoria tremens, 2009 y otras. Ensayos, etc.

(https://es.wikipedia.org/wiki/Marcio Veloz_Maggiolo)

Nostalgia

Para Manolin Mora serrano, domador de Ciguapas

Yo respondo la música del sueño

En donde los recuerdos como el viento

Traen melodías perdidas, son aliento

del ayer más dichoso y del ensueño.

 –

Viento que merodea, perro amigo

Que moviendo la cola me enternece

Alegría joven que misteriosa crece;

una pasión que siempre va conmigo.

Ya el viento y yo somos viejos colegas

solitarios, – amamos, sonrientes–

esta edad juvenil que se va Y  llega.

 –

Manolo,  con Goeíza y, mis amigos

Me dan la mano  adusta  que es entrega

De un cariño sin tiempo y sin olvido.

 

5.  De dos poetas orientales               

Del poeta japonés del siglo XVIII Hôrô, del cual no hemos encontrado ningún dato, solo este haikú que debió ser revolucionario en su tiempo…

Día de Año Nuevo,
tanto esperar, ¿y qué?:
Un día más.

Del también japonés Issa Kobayashi, justamente a un siglo que se menciona en sus datos biográficos, se deja llevar por el entusiasmo:

Poeta japonés, nacido en Kashiwabara (provincia de Shinano) en 1763, y fallecido en 1827, cuyo verdadero nombre era el Kobayashi Nobuyuki. Está considerado como uno de los más destacados autores de haikus del período Edo (1600-1868).

Entre la producción poética de Kobayashi Issa, sobresale como obra maestra Un año de mi vida (1820), donde relata todo lo que le aconteció durante 1819, incluido en fallecimiento de su hija más querida. En 1825 volvió a contraer nupcias, para acabar perdiendo también a esta segunda esposa. Se casó por tercera vez en 1827, pero ya los achaques de la grave enfermedad que venía padeciendo desde hacía varios años acabaron con su vida en el transcurso de aquel mismo año, sin que apenas pudiera gozar de ese tercer enlace conyugal. Cuando murió, estaba considerado como uno de los mayores poetas de su tiempo, tan sólo por detrás de los consagrados Matsuo Basho y Yosa Buson. Para más datos:

http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=issa-kobayashi

El poeta Issa Kobayashi

 

¡Ah! ¡Ser como
un niño
el día de Año Nuevo…!