La lectura representa para los estudios actuales de lengua, literatura y cultura un conjunto de funciones cognoscitivas, tramas verbales, acercamientos comunicativos y contactos socioverbales que producen, particularmente en el sujeto, conocimientos específicos y posibilidades de creación realizables en cada superficie o porción de texto, ecología o pensamiento del sujeto. Las visiones pedagógicas que se tienen sobre la lectura señalan hoy caminos insospechables, múltiples senderos desde el punto de vista de la relación competencia/actuación.

Se entiende por placer de leer o placer de la lectura un determinado modo individual del sujeto conocer, interpretar, entender y escenificar el orden lingüístico y cultural de un texto, ya sea este poético, narrativo, dialógico o de cualquier otro tipo. El placer viene dado por la relación psicológica existente entre la lengua, el pensamiento, el sujeto y la realidad, pero además por el material interpretado conocido o reconocido por el sujeto de la lectura.

El campo de la escritura admite el placer como un acercamiento y un reconocimiento del material siempre a través de la instancia lingüística. Desde un campo de aproximación del material de lectura se destacan los contenidos y formas que merecen y a la vez permiten el comentario del intérprete. El placer de la lectura se reconoce en la base confluyente metacomentario que se explica como instancia metacomunicativa.

La lectura es un espacio que solicita otros espacios de comprensión. Dichos espacios crean niveles de conocimiento y posibilidades que generan una doxa u oposición relativa al mundo de la lectura interpretado por el sujeto lector. Conocer los secretos del material verbal mediante las relaciones de lectura permite reconocer también el acercamiento a modos lingüísticos, pedagógicos y literarios que exige el campo de la lectura.

Basta con entender la temática y el conjunto de fragmentos de un texto para que el mismo se sitúe en la cultura de los signos y de los diferentes estratos y articulaciones de la lengua escrita u oral.

La perspectiva de una lingüística de la lectura está vinculada a una visión cultural  donde encontramos vinculación de conocimientos, mensajes, textos, estrategias y niveles de contenidos en el espesor de un texto literario, religioso, científico-cultural y otros que sirven para ubicar o situar al sujeto. La visión específica de cada lectura aumenta el campo de saber del sujeto en un contexto determinado por las relaciones de profundidad y superficie.

Para que se produzca un placer de la lectura es necesario entonces partir de las instrucciones primarias y de las instrucciones complementarias del conocimiento entendido como estudio  y vía de acceso a la textualidad de la lectura y la cultura. Los aspectos analíticos y sintéticos de la lectura presuponen niveles bien acentuados de comprensión y adecuación de las órdenes culturales.

De ahí las dos visiones triangulares del campo de lectura como sistemática de la cultura:

                  

Tanto los signos lingüísticos convencionales así como los complementarios articulan en el proceso una conciencia de la lectura y un placer o trabajo de acercamiento al modo de interpretar o leer las instancias de pensamiento de la lectura. De ahí las relaciones, proyectos y proposiciones que se observan en el segundo triángulo doble:

                                         

Ambas explicaciones de triángulos dobles remiten a comprender realidades que se explican en aspectos coincidentes en las tramas textuales, urdimbres verbales, raíces, concatenaciones y sugerencias del texto entendió como material y trabajo de comprensión de dicha lectura. Reordenar los tópicos y comentarios de lectura tanto en textos o en contexto-L, permite resituar todo el conocimiento como estrategia, función y base de interpretación, tal y como se puede observar en el siguiente esquema-proceso de lectura:

Tanto el texto como la base de contexto comunicativo, aseguran las relaciones incidentes en el cuerpo de la interpretación, lo que asegura un saber en base al registro de fragmentos o memorias textuales. Es en esta incidencia donde observamos una insistencia o acentuación del sujeto en cuanto al modo de conocer los fragmentos básicos de la interpretación.

Los tipos o modos de leer tanto A-B como de B-A permiten posibilidades de realización en el sujeto, en los temas y las formas organizadas en el registro o memoria de lectura. El acercamiento textual es un acercamiento de interpretación y comprensión que asegura el movimiento de los signos como tipo relacional y vinculante en un orden determinado.

Es desde este campo explicativo y mediante una actitud de comprensión-Tx y vínculo como podemos entender el placer de la lectura, siempre a partir de pasos metodológicos expresivos de los diversos niveles de estrategia y transformación del texto leído.