Continuando con el tema de la semana pasada de la Pirámide de Kioto, y habiendo visto su “composición”, podemos llegar a algunas conclusiones.
Esta pirámide se fundamente en una reducción radical de las pérdidas de energía en un edificio que, por demás, pasará a estar “híper-aislado” o lo que sería lo mismo decir, pasaría a ser un edificio muy estanco.
Con esta afirmación, que los promotores de este modelo de “eficientización” del edificio nos quieren transmitir claramente, el edificio pasa a ser una suerte de búnker inexpugnable a los fenómenos de cambios de temperaturas.
Con esta pretendida virtud, los diseñadores de la Pirámide de Kioto plantean, a su vez, un nivel de ventilación que solo podría estar garantizado con el apoyo de la ventilación mecánica, y garantizar así un nivel cero de infiltraciones.
Es natural que al pensar en estos cerramientos, súper-estancos, para un edificio sea cual sea su naturaleza y/o tipología, nos situemos automáticamente en un clima templado-frio, que invita a desarrollar la vida invernal en el interior de dicho edificio objeto. ¿Es decir que este modelo tiene su mejor puesta en funcionamiento en latitudes frías?
La respuesta a esta pregunta está en proceso de discusión constante. Los defensores del modelo de Casa Pasiva (alternativa de solución eficiente y sostenible ideal para los edificios, de cara al objetivo de edificio de consumo casi nulo), plantean, también (o por lo menos están en el proceso), soluciones adaptadas a climas más propios del sur de Europa como el de España, e incluso para climas tropicales, como el de nuestra latitud u otras parecidas con clima tropical.
También, y esto es otro punto de discusión, se plantea que dicha estanqueidad en los cerramientos opacos, está asociada a una masividad o solución pesada, no tan deseada, si se quiere reducir el consumo de materia prima en la construcción.
El estándar Pasivo
El estándar pasivo para el diseño bioclimático (eficiente y sostenible) de los edificios es, quizás, el que en los últimos años ha ido ganando mayor notoriedad en los países del centro y norte de Europa.
Esta buena prensa ha permitido que el mismo se esté intentando exportar, con considerable éxito, a los países del sur de Europa y a otros países de Suramérica con clima frio en temporada de invierno.
Los beneficios de este estándar son palpables en los climas templados y fríos, y no deja de serlo –relativamente- en otros lugares del sur de Europa en los que el invierno, aunque relativamente suave, tiene picos de frio en los que se demandan mayores niveles de calefacción de lo habitual.
Y es precisamente este factor, el del ahorro en la calefacción, lo que permite que el modelo de casa pasiva pueda tener algún sentido en países como España o en algunas zonas del sur de Italia.
Lo cierto es que un edificio estanco, necesita menos combustión de combustible (da igual el combustible) para mantenerse caliente, toda vez que no registra grandes pérdidas calor, o lo que es lo mismo, no hay gran intercambio de temperatura con el exterior.
Siendo la estanqueidad del edificio la base de la Pirámide de Kioto, el hecho de asociarla – para el objetivo de nuestro análisis- con los conceptos del Passive House (Casa Pasiva), nos resulta casi un ejercicio natural, que continuaremos la próxima semana.
Nota: Se adjunta la imagen de la Pirámide de Kioto correspondiente al artículo pasado, que por error del autor no pudo ser adjuntada. Imagen Pirámide de Kioto. Fuente: www.paroc.com