Un amigo, peruano aprista admirador del Presidente Alan García,comentaba amargamente el reciente proceso electoral y formulaba la interrogante que encabeza este artículo.Vargas Llosa, cuando (1990) perdió en segunda vuelta frente a Fujimori, dijo algo parecido y decidió auto exiliarse en España. Curiosa interpretación afectiva de procesos sociales.
El PIB de Perú habría crecido alrededor del 8.8% en 2010, con baja inflación, yla pobreza se habría "reducido" en un 18% desde 2002. Los ingresos del Estado aumentaron en un 50% en los últimos 5 años, y la deuda externa se redujo del 50% del PIB al 24% entre el 2000 y el 2008. Sin embargo, el nivel de aceptación por la población es tan bajo que el partido gobernante (APRA) ni siquiera pudo presentar un candidato a la Presidencia. Los Peruanos no premian con entusiasmo esta gestión.
Conviene recordar que Alan García, entonces joven líder del APRA,ganó las elecciones de(1985-1990) con un mensaje centro izquierdista de combatir la inflación, reducir la pobreza y el desempleo y la dependencia de los acreedores de la deuda externa. En los primeros añosdesarrolló un estilo latinoamericanista, hizo causa común con varios otros Gobiernos de la región frente a la banca internacional, llegando incluso a nacionalizar los bancos y denunciar como impagable la deuda externa. En la segunda mitad de su Gobierno, sin embargo, estos bríos habían sido apagados y comenzó a aplicar recetas neoliberales que posteriormente asumió y profundizó el Gobierno de Fujimori (1990-2000) con el llamado "Fujisock" en 1990. El nivel de aceptación popular del primer Gobierno aprista llegó tan bajo que se temió su derrocamiento y finalmente fue barrido en la primera vuelta electoral.
En este segundo Gobierno (2006-2011), el Presidente García ha mantenido, en lo esencial, el rumbo neoliberal en las políticas económicas y sociales, aunque respetando las libertades democráticas que su predecesor había conculcado. Ha sido beneficiado por altosprecios de las materias primas a nivel internacional, incremento de la inversión extranjera y descubrimiento de yacimientos de gas natural, lo que ha elevado considerablemente los ingresos públicos y conllevado la mayor bonanza macroeconómica de la historia, loada ruidosamente por organismos internacionales.
Sin embargo, el desempleo se ha mantenido por encima del 10%, y la informalidad en el mercado de trabajo no ha bajado del 60%. La mayoría de los trabajadores no tienen seguridad social, el sistema educativo es considerado uno de los peores del continente, y el sistema de salud no satisface las necesidades y problemas básicos de la población. Es cierto que se ha reducido el porcentaje de población que gana menos de 1 dólar diario (considerada pobreza extrema) y la que gana menos de 2 dólares (pobreza), pero la población percibe una reducción real de la pobreza y exclusión social. Esta forma de medir la pobreza, que tanto gusta a algunos economistas, no se compadece con lo que la población vive y siente en su cotidianidad.
Ante esta dura realidad para la mayoría de la población, que mira expectante el desfile de símbolos del "progreso" en la transformación de sus ciudades por la emergencia de grandes torres y numerosos centros comerciales hermosísimos y lujosos, el APRA no alcanza a presentar candidato presidencial, el ex Presidente Toledo, iniciador y defensor de las recetas neoliberales y Kuzinsky, ex ministro de economía, con discurso predominantemente neoliberal, son barridos en la primera vuelta realizada el pasado 10 de abril y para la segunda vuelta, a realizarse el 5 de junio, clasifican sus mas duros críticos: Ollanta Humala (Alianza Gana Perú), y Keiko Fujimori (Alianza Gran Cambio, hija del ex dictador).
Humala enarbolaun discurso de centro izquierda de redistribución social del ingreso, un nuevo modelo económico basado en una alianza social entre los sectores medios, los pequeños y medianos empresarios, y los excluidos sociales. Fujimori, con discurso centro derechista,enfatiza la eficiencia gerencial. Ambos denuncian las inequidades sociales y la existencia de dos Perús: uno próspero minoritario y uno miserable mayoritario. Ambos pregonan que el "derrame" ha fracasado y proponen políticas gubernamentales proactivas inclusivas, aunque diferentes. Independientemente de quien gane, el APRA y su líder García, nuevamente están fuera de la contienda.