Permanecer y pertenecer dos verbos que denotan identidad, amor y sentido común.

Históricamente,  cada pueblo genera sus momentos y motivos para celebrar su vida, sus raíces ancestrales, su cultura y  su cotidianidad; y el hecho mismo de pertenecer nos hace desde esa mirada permanecer.

Si bien es cierto que  hoy día con la globalización,  los países se ven expuestos a la apertura a otras culturas, quedando muchas veces atrapadas en formas, costumbres y demás, también es cierto que  es tan fuerte el pertenecer,  que al igual que el junquillo sale por encima del asfalto, así mismo sucede con los elementos culturales que hemos heredado, estos salen por cualquier elemento de nuestra conducta. Y esto nos permite reconocer que pertenecemos a algo.

Permanecer es una implicación de  pertenecer, y que bien cuando existe la conciencia de saber que pertenecemos a un pueblo, a una cultura, a un espacio determinado, pues se enfatiza el sentido de identidad. Por tanto,  esto renueva interna y externamente la conciencia de amor y cuidado a aquel o aquello a lo que pertenecemos.

Llama a la atención entonces, el hecho de realizar acciones que tienen que ver con el sentido de pertenencia cuando se destruye, se margina, se utiliza y maltrata aquello de lo que soy parte, es decir, no basta con realizar celebraciones, eventos que supuestamente refuerzan la cultura, la pertenencia, el ser parte de… si por otro lado hombres y mujeres que muchas veces hacen alarde de promover estas cosas, en la oscuridad de la noche o al medio dia, destruyen  ferozmente todo, incluyendo las cosas más sagradas como son los valores, los recursos, la vida misma de un pueblo, dejando una lastre de descomposición como herencia a las siguientes generaciones.

 

Reflexionemos un poco:

Pertenecer

Cuando nos sentimos pertenecer a algo o alguien hay unos elementos importantes a tener en cuenta como son:

–  Mantener el cuidado  y protección a lo que se pertenece

– Aportar lo mejor de cada uno en bien de lo pertenecido

– Revisar el legado que se va dejando

– Contar con un plan de vida que aporte al bien común

– Ser veedor de los bienes comunes

– Cuidar todos los  elementos que fortalecen y fomentan una  cultura de paz

– Celebrar la vida con su cotidianidad

Permanecer

Cuando la persona se siente  pertenecido/a se genera un deseo o necesidad de permanecer y para ello también ha de contarse con algunos elementos:

– Conciencia de saber que a la patria no se le traiciona, más bien se le cuida y se le ama. De la misma manera que se hace con las personas y las cosas.

– Aquello a lo que pertenezco es parte de mi responsabilidad. Soy parte y por tanto debe dolerme y debo cuidar.

– No consiste en izar una bandera, en realizar un acto patriótico o en dramatizar los hechos históricos,  es más que eso, es permanecer con el mismo espíritu siempre.

– Donde pertenezco debe ser cuidado, tal como una casa en la que me siento en  armonía por lo bien que se siente estar en ella, así mismo ha de ser cultivado el espacio en el que pertenezco para garantizar el deseo y la acción de pertenecer.

En resumen, pertenecer y permanecer son ramas de un mismo árbol  y depende mucho de lo que cada uno  hace para cuidar, aportar, amar de lo que soy parte.

Quiero concluir estos párrafos con esta frase muy concisa:

“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria” Juan Pablo Duarte

Por Estela Brioso M.