La Navidad nos sugiere pensar o reflexionar sobre muchas cosas, principalmente sobre su significado, que es el de la llegada del Señor para redimirnos de nuestras faltas con el prójimo. Pero, además, nos lleva a analizar algunas cosas materiales que suceden en el mundo, con reflejos en nuestro país.
La situación mundial en el campo económico y el respeto a los Derechos Humanos no nos motiva a ser muy optimistas. No tenemos una bola de cristal para ser adivinos, pero lo que se percibe es que vendrán días difíciles en 2012. Los políticos y economistas europeos e incluso de los Estados Unidos prevén que será un año caracterizados por los llamados "ajustes", un eufemismo para designar un "apriete del cinturón" que siempre perjudica a los más pobres.
En España, por ejemplo, el nuevo presidente electo que tomará posesión esta semana, Mariano Rajoy, ha dicho claramente que a esa nación le esperan muchas dificultades, entre las cuales citó el paro (desempleo), la deuda y el estancamiento económico.
Los lectores se preguntarán qué tiene que ver eso con los dominicanos. Nosotros decimos: sí que tiene mucho que ver, porque no hay que olvidar que aparte de que en España viven miles de nuestros compatriotas, afectados de un modo u otro por los problemas económicos de la nación Ibérica, son muchos los programas de ayuda española a favor de la República Dominicana que seguramente quedarán truncos por los programas de ajustes que allá se impondrán y también por la caída brusca del euro. En cuanto respecta a los Estados Unidos, del que dependemos económicamente en gran medida, es que el lastre de la recuperación sea el lánguido comportamiento de la economía, cuyas previsiones el FMI redujo en tres décimas, hasta el 2,5 % para este año, y en dos para 2012. Como factores, el Fondo explicó que Estados Unidos aún no se ha recuperado de la explosión de la burbuja inmobiliaria y que el terremoto en Japón ha afectado su productividad por las alteraciones en la cadena de suministro. Sin embargo, estos son considerados elementos temporales, y el temor de Fondo en torno a EE.UU. se encuentra en las dudas que genera el plan de ajuste fiscal en el país en un contexto de frágil recuperación económica y abultado endeudamiento.
Si la economía norteamericana no avanza lo suficiente en 2012, las remesas de los dominicanos sin dudas que se reducirán, lo que reducirá su capacidad adquisitiva, en perjuicio de los sectores productivos.
En 2012, año de elecciones en la República Dominicana, se gastarán cientos de miles de millones de pesos improductivos, como resultado del clientelismo tradicional para conseguir votos, de parte y parte. Habría que analizar también lo que se refiere al pago de la deuda externa, la posibilidad de que las ambivalencias de los precios del petróleo nos afecten y el creciente aumento en los precios mundiales de los alimentos, fruto de la especulación financiera de que tanto se ha hablado.
Esperamos que tanto el gobierno como el pueblo, a través de sus instituciones representativas, piensen seriamente en la posibilidad de elaborar un Programa Común que obligue a los partidos políticos a comprometerse a asumir sus responsabilidades para enfrentar los problemas fundamentales que nos aquejan, sin que necesariamente esto signifique que tengan que renunciar a sus derechos.