El desastre español sacude al mundo y nos atañe con fuerza. A las noticias cotidianas sobre los miles de parados se agrega el cáncer de la corrupción. En esta materia la madre patria se parece a cualquier república bananera a pesar de su pertenencia al primer mundo y de un sistema de controles supuestamente eficaces.
Otro signo de los tiempos, el Papa en un gesto revolucionario y de protesta renuncia a su trono, agotado por un pontificado marcado por el “Vatyleaks” y por las luchas internas en el seno de la curia para frenar sus intentos de limpiar la Iglesia de clérigos homosexuales y banqueros corruptos.
En cuanto a lo que nos toca más directamente, a medida que nos adentramos en el cuatrienio del presidente Medina se puede construir un patrón de conducta de nuestro gobernante: mucha espuma y poco chocolate. Lo que no impide que una mayoría de sus súbditos por conformismo, conveniencia personal, lambonismo o anteojeras se deslumbre cuando le encandilan los ojos con pequeñas señales de ahorro de energía, economías de papeles en el Palacio Nacional o escolta limitada.
Si bien un cambio de forma es loable: estilo de vida sobrio y puntualidad no dejan de ser el modo de conducta normal de todo jefe de Estado, ya que la puntualidad es la cortesía de los reyes y solo personas desconsideradas pueden hacer esperar varias horas al cuerpo diplomático reunido, o a invitados especiales.
Al justificar un fraude y colocarse en margen de su propia legalidad lo único que puede generar el gobierno de ahora en adelante es mas desconfianza
Más allá de lo formal no se puede olvidar que Danilo precedió al ex presidente Fernández en los manejos del estado, supo de las triquiñuelas mucho antes de ser derrotado “con la fuerza del Estado”. Danilo fue el maestro en el asunto de las nominillas para enganchar en el Estado a los compañeros de la bases y en otros menesteres de esta índole. Queda todavía por ver, al final de la jornada, cuál maestro sobrepasará al otro.
Lo que está a la vista es un presidente que pasa mucho tiempo inaugurando centros comerciales, hoteles renovados, proyectos turísticos como si no existieran ministros bien pagados para estos quehaceres.
Un presidente que utiliza los viajes sorpresa, alrededor de veinticinco hasta la fecha, para oír el sentir y las necesidades de la gente con la intención no solamente de marcar la diferencia, hacer lo que Leonel no hacía, sino también de crear lazos todavía más clientelistas con los beneficiarios de las promesas de ayudas económicas en las comunidades, las cooperativas y los hospitales visitados.
No hay nada menos institucional que privilegiar unas colectividades sobre otras, un hospital sobre otro. O Danilo Medina es el presidente de todos los dominicanos y trabaja para el bienestar de todos o sigue el viejo patrón de la varita mágica, o sea, del clientelismo y del asistencialismo.
Después de 6 meses de ejercicio del poder está ya claro que el presidente Medina gobernará con un PLD corrupto hasta el tuétano y que las tentativas de juicio contra algunos de los corruptos no prosperarán. Aún si logra luchar contra la pobreza con paños tibios, sin realizar los cambios estructurales que requiere la República Dominicana del siglo XXI, al afincar su poder sobre bases podridas y sobre la impunidad, terminará siendo solamente una mala réplica de los presidentes Lula da Silva y de Dilma Rusef.
Mientras Leonel pregona que el PLD está en el poder para quedarse 20 años más, lo que parece una amenaza escalofriante, este gobierno del PLD y de Danilo Medina ha iniciado su lento descalabro con algo que nunca se había hecho hasta ahora: robarse a sí mismo, mediante un acuerdo “transaccional” para pagar títulos fraudulentos a unos malhechores, con el dinero del Estado. Estamos frente a un Estado que se prostituye y hace lo mal hecho para obtener un beneficio económico en contra del interés nacional, entendido éste como la defensa de las leyes y de la constitución. El gobierno pretende encubrir su acción con el falso argumento de que sin este chanchullo la región no se podrá desarrollar. Lo que sí es cierto es que ninguna región, ningún país se puede desarrollar con elasticidad jurídica y fuera del marco de sus propias leyes.
Al justificar un fraude y colocarse en margen de su propia legalidad lo único que puede generar el gobierno de ahora en adelante es mas desconfianza y sospecha sobre su actuación en torno a todos los grandes temas ambientales y nacionales.
Por la falta de transparencia lo que uno se puede preguntar es que más se cuece en la agenda nacional y, particularmente, con la reforma de la Policía, la carretera multimillonaria y antiambiental Cibao-Sur, Loma Miranda y el contrato de la Barrick.