El periodo navideño y la cercanía del fin de año es propicio para la reflexión sobre el futuro de la economía dominicana, factor fundamental que deberemos enfrentar de cara a las incertidumbres señaladas por los entendidos en la materia, relacionado con la deuda pública y la próxima asunción al poder del nuevo presidente de los Estados Unidos Donald Trump.
Si bien es cierto que los ingresos por turismo de acuerdo a los pronósticos del gobernador del Banco Central Héctor Valdez Albizu ascenderían a US$6,600 millones al cierre del presente año con una inversión extranjera directa de más de US$2,400 millones, del lado de las exportaciones los pronósticos parecen indicar resultados diferentes.
Así lo ha expresado el Presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Herrera y la Provincia Santo Domingo (AEIH) Antonio Taveras Guzmán, en su informe de fin de año y las perspectivas para el 2017, al afirmar que " Desafortunadamente, el sector exportador muestra un desempeño otra vez muy contrastado: mientras las exportaciones de las zonas francas dominicanas se reducían en 1.1% a septiembre 2016 al bajar de US$4,089.2 millones (2015) a US$4,043.0 millones (2016), las exportaciones nacionales excluyendo el sector minero y las ventas de combustibles en los aeropuertos registraban una baja más marcada del 3.4% al descender de US$1,804.4 millones (2015) a US$1,742.1 millones (2016).
Asimismo anticipa "un impacto muy negativo de las catastróficas lluvias de noviembre 2016 sobre las exportaciones en 2017 por la considerable reducción de la producción agrícola."
Este panorama un tanto desalentador para un sector clave de la economía, requiere la reorientación de la estrategia de posicionamiento de Republica Dominicana en el mercado internacional que con el apoyo del gobierno, el sector privado y la sociedad organizada y empoderada, revierta esta tendencia negativa y promueva su crecimiento exponencial en 2017 y mas allá.