El doctor Blanco Fernández ha dado su testimonio sobre el grupo de Puerto Plata, así: “En un momento llegó un agente llamando a todos los puertoplateños y pidiéndoles que salieran rápido. Efraín Dotel me dijo: “ Tú no vas a salir? Tú no eres puertoplateño? A lo que mejor los van a soltar”. Le conteste que no, que yo era de El Mamey. Luego me enteré que habían llegado a La 40 el general Virgilio García Trujillo, Radhamés, el hijo de Rafael L. Trujillo, y otros, y que habían torturado bárbaramente a los puertoplateños y a muchos que no lo eran” (Obra citada, página 44).
En el ámbito nacional fueron hechos presos la gran mayoría de sus miembros y dirigentes de dicho movimiento, encabezados por sus dos principales líderes: Manolo Tavárez Justo y Minerva Mirabal Reyes.
Minerva Mirabal Reyes fue asediada por el sátrapa Trujillo. Pero la misma siempre rechazó las pretensiones de Trujillo.
Don José Eugenio Pimentel Lister se atrevió en plena Era de Trujillo a recibir en su hogar de la calle José del Carmen Ariza, entre las calles Beller y John F. Kennedy, de la ciudad de Puerto Plata a las opositoras y antitrujillistas las tres hermanas heroínas: Patria, María Teresa y Minerva Mirabal Reyes y se comprometió a mandarle diariamente las comidas y las cenas a la cárcel San Felipe, a dos de sus esposos, los profesionales y dirigentes revolucionarios Dr. Manuel Aurelio Tavárez Justo (a) Manolo e ingeniero Leandro Guzmán, quienes se encontraban presos allí por sus posiciones políticas y verticales en contra el régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Cuando los dirigentes Tavárez y Guzmán fueron trasladados a la cárcel San Felipe, de Puerto Plata, en su primera visita de Minerva Mirabal Reyes y sus otras dos hermanas a Puerto Plata, hicieron contacto con Chujo Pimentel y él se comprometió a suministrarle la comida y la cena a los dos dirigentes presos y que ellas pernoctaran en su residencia durante el tiempo que estaban en Puerto Plata. La comida y la cena la enviaban a través del jovencito Luis José Rodríguez (a) Monanin, todos los días. También le llegó a enviar libros de lectura a Manolo Tavárez Justo.
El ingeniero Leandro Guzmán dice al respecto, lo siguiente: “María Teresa y Minerva arreglaron con un amigo de la familia que vivía en Puerto Plata, “Chujo Pimentel”, que todos los días nos hiciera llegar alimentos, Nunca nos faltaron. Aquellas sopas y arroces caseros, delicias en otro tiempo de nuestra propia vida doméstica, significaron un aliciente, un estímulo, una razón para creer que no todo había terminado”. (IJ4. De espigas y de fuegos. Aportes para la democracia necesaria: testimonios de un militante, segunda edición. (Santo Domingo. Editora de Colores, 2004, página 152).
Don Chujo Pimentel les aconsejó a las hermanas Mirabal buscar una residencia y que se mudaran a Puerto Plata, para dejar de viajar por las amenazas que recibían de parte del SIM. Fue él la última persona en hablar con ellas y su chófer Rufino de la Cruz, aquel día 25 de noviembre de 1960 en que fueron asesinadas vilmente por agentes del SIM, apresadas en las afueras de Puerto Plata, siendo conducidas a una casa campestre en la comunidad de La Cumbre donde fueron golpeadas con palos y otros objetos contundentes hasta causales la muerte a ellas tres y su chófer Rufino de la Cruz. Pimentel se enteró de los asesinatos de las hermanas Mirabal Reyes y su chofer en el Colmado de Mundito, a través de su propietario Raymundo Parra (a) Mundito que había leído la información en el periódico El Caribe, del día 26 de ese mes.
Después del brutal asesinato de las hermanas Mirabal Reyes y de su chofer Rufino de la Cruz, su hermana Bélgica Adela Mirabal Reyes asumió la crianza y educación de todos los hijos de sus tres hermanas y preservó la memoria de éstas. Allí en su casa de Salcedo, están enterradas y también Manolo Tavárez Justo. La Casa es un Museo en su honor y abierto al público, desde el 8 de diciembre de 1994 por la Fundación Hermanas Mirabal, dirigida por Noris González Mirabal, hija de Patria Mirabal Reyes. Los restos de las hermanas Mirabal se encuentran en el Museo en Salcedo, desde el año 2000. Doña Dedé Mirabal dejó su memoria, bajo el título de Vivas en su jardín.
Mediante el decreto número 1211—00 del Poder Ejecutivo dicha Casa—Museo fue declarada como una extensión del Panteón Nacional.
En memoria de las hermanas Mirabal Reyes, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, mediante resolución oficial de la ONU, aprobada por su Asamblea el 7 de febrero de 2000