Casimiro Nemesio de Moya y Pimentel vino al mundo en la ciudad de Santo Domingo, el 19 de diciembre de 1849. Hijo de los señores Dionisio de Moya y Mercedes Pimentel.

Hizo sus estudios en el Seminario Conciliar de Santo Domingo, regenteado por el presbítero Fernando Arturo de Meriño.

Casimiro N. de Moya se distinguió como político, historiador, geógrafo, legislador y escritor.

Se inició en la política después de la Revolución del 25 de noviembre de 1873.

El 14 de abril de 1875 contrajo matrimonio con Amelia Cestero Aybar (hija de Manuel Cestero y de María Mercedes Aybar)  y procrearon seis hijo : Mercedes Amelia, Aníbal Augusto, Eva María, Gloria María, Orígenes y Asdrúbal Armando de Moya Cestero.

En la vida pública ocupó altos cargos, como fueron: Secretario de Relaciones Exteriores, en el Gobierno de Guillermo, en 1878; Ministro de Interior y Policía (interino), en 1878; Ministro de Interior y Policía, en 1879 (no aceptó); Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, en el Gobierno de Meriño, en 1880; Gobernador de La Vega; Ministro de Guerra y Marina; Ministro de Fomento y Comunicaciones; Ministro de Hacienda y Comercio.

Además, fue vicepresidente de la República desde el 1 de septiembre de 1882 hasta el 1 de septiembre de 1884.

Se destacó en el campo histórico, con la publicación de su libro: “Bosquejo Histórico del Descubrimiento y Conquista de la Isla de Santo Domingo, que fuera publicado por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Inc., en tres tomos, en el año 1976; es autor de Una nueva tabla sinóptica  de las distancias en kilómetros, que respectivamente se encuentran las principales poblaciones y puestos fronterizos de la República Dominicana. Asimismo de un Mapa de la Isla de Santo Domingo y Haití y de una novela intitulada  “Dramas Dominicanos”. También del libro “Episodios Nacionales”.

Publicó artículos en la prensa nacional, sobre temas históricos y políticos.

El General Casimiro Nemesio de Moya y Pimentel,  falleció el 27 de mayo de 1915, en la ciudad que lo vio nacer.

El Lic. Joaquín Balaguer, presidente de la República, dispuso el traslado de sus restos mediante el decreto número 2149 del año 1972 al Panteón Nacional, pero aún no han sido llevados.