Vino al mundo en Willlemstad, capital de Curazao, el día 13 de marzo de 1864, hijo de los dominicanos  Manuel María Pellerano Bonetti y Teresa de Castro y de Lara. Nació fuera del país a consecuencia de la situación política que estaba viviendo el país para ese entonces, tuvieron que emigrar sus padres y por esa razón nació allí.

Hizo sus estudios en el Colegio San Luis Gonzaga de Santo Domingo, junto a los hermanos Gastón Fernando y Rafael Alfredo Deligne, regenteado por el Padre y filántropo Francisco Javier Billini. Los secundarios en la Escuela Normal fundada y dirigida por el educador y pensador puertorriqueño, Eugenio María de Hostos, graduándose de Maestro Normal.

Se puso a trabajar como contable en casas comerciales y se mantuvo al margen del quehacer político del país.

Contrajo matrimonio con Isabel Luisa Amechazurra Machins (oriunda de Cuba, y murió en Santo Domingo, el 24 de enero de 1953, hija de Juan Amechazurra e Isabel Machins), el 6 de julio de 1888 y procrearon cinco hijos: Fernando Arturo, Juan Manuel, Rafael Emilio, Pura y Emelina Consuelo Pellerano Amechazurra.

Fue colaborador de varios periódicos, como fueron: Los Lunes del Listín Diario, Letras y Ciencias, la Revista Ilustrada y La Cuna de América, donde publicó sus trabajos literarios. Se destacó como un fino poeta. Recogió en sus producciones poéticas el alma del campesino dominicano. Publicó varias poesías criollas, como éstas: “A ti”, “Criollas”.

También escribió composiciones patrióticas: “El 16 de Agosto”, “La última cruzada (1888), “Pro Patria”, “Americana”, etc.

Utilizó éstos seudónimos: Fígaro y Byron, en algunos escritos.

También escribió obras de teatro, como: Fuerzas contrarias, catalogada como una “obra perfecta en su género”, siendo estrenado en el teatro La Republicana, en el año 1892 ; Antonia.

Publicó las obras: La última cruzada (poema), en 1888; Criollas. De Casa, en 1907. Su producción poética se encuentra dispersa en periódicos a la espera de ser recogidos en varios volúmenes.

Trabajó como Oficial de la Contabilidad, de la Contaduría General de Hacienda, durante el Gobierno de Ramón Cáceres Vásquez, siempre a distancia de la política partidista.

Vicente Llorens ha enjuiciado su producción poética así : “Toda la obra de Pellerano Castro, desde los grandilocuente “cantos bohemios” a las sencillas estampas de ambiente familiar, pone de manifiesto las raras dotes de facilidad, ingenio y brillantez que le adornaron como improvisador, así como los defectos inherentes a tales cualidades, particularmente visibles, en su composiciones más ambiciosas. Supo, en cambio, como pocos, condensar la emoción de un momento con trazo intenso y breve. Pero donde hay que buscar toda la gracia y espontaneidad de que era capaz su poesía, es indudablemente en sus deliciosas Criollas, género en el cual encontró numerosas imitaciones” (Antología de la Poesía Dominicana, 1844—1944), segunda edición, publicada por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Inc., Editora Alfa & Omega, Santo Domingo, R. D., 1981, páginas 255—56).

Arturo Bautista Pellerano Castro, murió en la ciudad de Santo Domingo, el 5 de mayo de 1916., siendo enterrado su cadáver en la iglesia de Regina Angeloum.

El Poder Ejecutivo dispuso a través del decreto número 2140, de fecha 7 de abril de 1972, que los restos de Arturo Bautista Pellerano Castro, fueran llevados al Panteón Nacional, tal disposición no  ha sido cumplida aún.