El camino que los estudiantes hacen dentro de la Educación Superior ya no es tan lineal como alguna vez fue (si es que alguna vez hubo linealidad). Como sucede en otros aspectos de la vida académica y estudiantil, la linealidad de este proceso se puede entender como una falacia. Existen demasiadas variables endógenas y exógenas que interfieren en el proceso que hacen que ciertamente, la generación de hace 20 años no es la misma que la de hoy. En su obra el Origen de las Especies Darwin establece que las especies que sobreviven son las que se adaptan o desaparecen. En Economía se acuña una lógica parecida, la destrucción creativa, propuesta por el economista Joseph Schumpeter. Aquí se propone que las empresas que no son capaces de innovar y/o bajar sus costos, deben desaparecer.
Si bien la educación superior en la región de América Latina y El Caribe (ALC) ha tenido una expansión explosiva en los últimos 40 años[1], todavía existen problemas de inequidad y de deserción universitaria[2]. De una manera simplista, se puede abordar la deserción universitaria como un fenómeno parecido a la teoría de Darwin o destrucción creativa. Bajo esta lógica, los estudiantes que no se “adaptan”, abandonan el sistema universitario. Mientras que los estudiantes que sí se “adaptan”, permanecen en el sistema. Sin embargo, referirse a la deserción universitaria bajo ese parámetro a falta de mejor palabra, es muy franco – sería demasiado cruel. Además deja a un lado que los estudiantes son seres humanos dentro de un sistema. Por ende, enfrentan decisiones y barreras tanto endógenas como exógenas. También referirse de esa manera al fenómeno de deserción escolar, subestimaría demasiado los efectos negativos que causa. Para dimensionar este tema ponemos de ejemplo a Chile, donde en la cohorte de estudiantes matriculados en instituciones de educación superior, 3 de cada 10 alumnos/as desertan[3]. Esta información aunque valiosa, se presenta en base a datos administrativos agregados.
Ciertamente explicar el fenómeno es complejo. Hasta el momento y al conocimiento de los autores, casi la totalidad de investigaciones realizadas en este tema, abarcan variables sociodemográficas, rendimiento del primer año en educación superior y/o rendimiento durante la secundaria, aspectos motivacionales (intrínseca y extrínseca) y finalmente aspectos vocacionales. Sin embargo, otras variables tales como compromiso estudiantil, calidad del sueño, salud mental, salud física y muchas otras más, no son incluidas en modelos de explicación de deserción escolar. Cuantificar el efecto de estas variables, además de importante para explicar, es vital para prevenir y/o mitigar el fenómeno de deserción universitaria.
Una herramienta poderosa para explicar el fenómeno son los modelos estructurales. De esta manera, es posible incluir variables propias del individuo/a que puedan explicar el conocimiento para tomar sus decisiones. Por ejemplo, modelos para explicar por qué algunos estudiantes permanecen en el sistema mientras que otros no. A través de estos modelos se hace posible estudiar el fenómeno de una forma dinámica (¡y olvidarnos de la linealidad!) además de generar evidencia para diseñar políticas de retención según los perfiles estudiantes que se matriculen en el sistema, por ejemplo. Cabe destacar que estos modelos son costo-efectivos. Sin embargo, para poder implementarlos es necesario tener bases de datos desagregadas e información de calidad[4]. Además, las buenas investigaciones sociales ponen en el centro de investigación a las personas y se hace cargo de cómo las personas forman sus decisiones. De esta manera es posible seguir la trayectoria de los estudiantes a lo largo de su estancia en la universidad. Especialmente durante los primeros años, donde los estudiantes son más propensos a desertar. Y también en las condiciones actuales de pandemia COVID-19, la cual es un shock exógeno fuerte que lamentablemente ha interrumpido los planes educativos de los estudiantes.
[1] Referencia: https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Hablemos-de-politica-educativa-en-America-Latina-y-el-Caribe-6-Educacion-superior-en-America-Latina-Como-las-crisis-economicas-de-las-ultimas-decadas-han-afectado-la-matricula.pdf
[2] Aunque el término deserción es bastante controversial, nos referimos a deserción como aquellos estudiantes que 1 año después de entrar al sistema, no se encuentran matriculados en la carrera.
[3] Comisión Nacional de Educación 2019. Chile presenta la mayor expansión a sus sistema y es el país con más datos disponibles al momento.
[4] Para referencia a este tema favor leer artículo previamente escrito: https://acento.com.do/opinion/la-importancia-del-uso-de-informacion-en-las-politicas-educacionales-8844592.html