Tres graves amenazas se ciernen sobre la supervivencia humana en el planeta. Con siete naciones que ya poseen la bomba atómica, el holocausto nuclear seria la más ominosa. Pero los informes sobre la posibilidad de que un asteroide pueda hacernos desaparecer dan grima. Y ni hablar de lo que presagia el cambio climático: monstruosos huracanes, escasez de agua, proliferación de incendios y destrucción de habitats. Sin embargo, las prometedoras incursiones humanas en el espacio se perfilan como una odisea salvadora de la humanidad. Un repaso de antecedentes y de noticias permite vaticinar un futuro espacial que podría traernos seguridad, paz y felicidad.

Los primeros seres vivos que desde nuestro planeta miraron al espacio posiblemente fueron anfibios que salieron de los mares. Millones de años después los homínidos fueron deslumbrados e intrigados por la bóveda celestial. Con su mayor capacidad craneal, el más reciente homínido, el Homo Sapiens, la ha interpretado para darle significado a su vida. Los más primitivos usaron los elementos –lluvia, trueno, relámpagos, vientos—para desarrollar sus creencias animistas. Otros de nuestra era han visto al cielo como epicentro de sus creencias religiosas. Pero todo ese cogitar de míticas elucubraciones esta ahora retado por nuestra incursión en el espacio, la más próxima y desafiante frontera humana.

Ayudados por el telescopio, los humanos comenzamos a percatarnos de que el universo tenía enormes dimensiones con los descubrimientos de Copérnico y Galileo. Para auscultar su infinito el más grande telescopio de hoy día, llamado Hubble, orbita a 340 millas sobre la Tierra y ha avistado tantos fenómenos de la bóveda celestial que ahora creemos que el universo se está expandiendo. Pero los descubrimientos del Hubble, aunque revolucionarios, quedarán empequeñecidos por el nuevo telescopio James Webb que la NASA pondrá en órbita en octubre de 2021 para mejor escrutar el vacío cósmico. “El JWST orbitará el sol, a 940.000 millas de la Tierra, cuatro veces más lejos que la Luna y permitirá la observación de las galaxias más distantes”, encontrando las primeras fuentes de luz (Big Bang).

La observación espacial del JWST estará complementada por el Observatorio Rubin que comenzará a operar en el 2023 desde su base en Chile. Este tendrá la cámara digital más grande del mundo “que podrá detectar objetos débiles 100 millones de veces más tenues de lo que podemos ver a simple vista. Está diseñado para mapear la Vía Láctea, explorar la energía oscura y la materia oscura, y estudiar el sistema solar. Durante el estudio de 10 años, se espera que la cámara obtenga imágenes de 20 mil millones de galaxias.” Sin duda, un monumental avance de la humanidad frente al misterioso cosmos.

Ver de lejos, no obstante, no es lo mismo que visitar el cosmos. Fue apenas en 1977 que la NASA mandó la primera sonda espacial robótica Voyager I a viajar por el sistema solar, la cual ha pasado por el cinturón de asteroides (Kuiper) que rodea nuestro sistema solar y ya viaja por el espacio interestelar. Hoy es el objeto hecho por los humanos más alejado de la Tierra. Mientras, dentro del sistema solar logramos hace poco que la sonda New Horizons, enviada en 2006, fotografiara a Plutón, el planeta que creímos más alejado de nosotros. Desde entonces ya son 16 los planetas menores y asteroides que han sido visitados por sondas de la NASA. Y hoy día son más de mil satélites artificiales que orbitan la Tierra, retransmitiendo comunicaciones alrededor del planeta y facilitando la medición de datos sobre el clima, la vegetación y los movimientos humanos, incluyendo los militares.

Pero no ha sido sino hasta el pasado año que se lograron misiones que descendieran sobre asteroides y trajeran material de regreso a la Tierra. Ya la misión japonesa Hayabusa2 visito el asteroide Ryugu, distante a 300 millones de kilómetros, trayendo muestras de polvo que permitirán estudiar mejor el origen del sistema solar. La NASA tambien está a punto de recibir otras muestras. Un reciente reporte de CNN nos dice: “La misión OSIRIS-REx comenzará su viaje de regreso de dos años a la Tierra después de recolectar con éxito una muestra del asteroide Bennu cercano a la Tierra.  Y los científicos explorarán y estudiarán muestras devueltas d por. La misión Juno de la NASA en curso continúa reescribiendo lo que sabemos sobre Júpiter y sus lunas. Mientras, la sonda solar Parker de la NASA hará su próxima aproximación al sol en este mes de enero 2021.”

Las sondas y satélites, sin embargo, no son los logros espaciales más memorables y conocidos. Se recordará que en 1957 la Unión Soviética logró poner en órbita el famoso satélite artificial Sputnik, el primero de la historia y el cual fue seguido por un segundo que incluyó a la perra llamada Laika, trayéndola de regreso a la Tierra. Estados Unidos se sintió así compelido a acelerar la carrera espacial con el lanzamiento de múltiples satélites. Siguió entonces la más encomiada hazaña espacial que fue la visita, tras ocho días de travesía, de dos astronautas de la NASA a la Luna en el 1969. El programa Apolo logró poner una docena de hombres en la Luna, pero desde el 1972 no ha habido otra visita. Lo que si ha surgido es otras misiones a la Luna por parte de otros países.

Usando la Estación Espacial Internacional como punto de relevo, el programa estadounidense Artemis se propone establecer los principios que guíen la exploración espacial, incluyendo la extracción de recursos lunares y el conocimiento que permita enviar astronautas a Marte. Planea tambien poner otro astronauta en la Luna en el 2024 y desarrollar, con la cooperación de la Agencia Espacial Europea, una colonia lunar para el 2030. Canadá y Australia se han adherido al programa para colonizar la Luna, cuyos alcances son verdaderamente ambiciosos. Japón se ha adherido al programa y planea establecer en la Luna una estación de investigación en el 2025 y la visita de un japones para finales de esta década. Y después de algunos fracasos tratando de aterrizar un módulo en la Luna, la India está cooperando con el programa Artemis y se propone una segunda misión que aterrizará un rover y creará una estación de investigación permanente.

Desde el 2007 el programa de exploración lunar de China figura entre los más avanzados e incorpora orbitadores lunares, módulos de aterrizaje, vehículos robóticos (rovers, en inglés) y una nave que retornó con una muestra del suelo lunar. El objetivo final del programa es allanar el camino para una misión tripulada a la Luna dentro de los próximos 10 años. Entre las ultimas hazañas se incluye un módulo de aterrizaje y un rover lanzados en diciembre de 2018 que aterrizaron en enero de 2019 en el lado opuesto de la Luna. Una misión que retornará con una muestra fue lanzada apenas el 23 de noviembre de 2020.

Los chinos calculan que la Luna está llena de recursos, “principalmente minerales raros, titanio, uranio, que son muy escasos en la Tierra, y estos recursos podrían ser usados sin limitaciones". Con los recursos lunares los chinos aspiran a que estos puedan ayudar a sostener el desarrollo humano. La mayor ambición china es traer Helio 3 desde la Luna, un posible combustible para la fusión nuclear que podría “resolver la demanda energética humana por alrededor de al menos 10,000 años.” Tambien creen que, como en la Luna no hay aire, los paneles solares podrían operar más eficientemente y un cinturón de ellos podría sostener a todo nuestro planeta.

De igual trascendencia son los preparativos para colonizar el planeta Marte. Ahí “hace un frío helado y está cubierto de polvo y barro rojizos. Como la Tierra, tiene volcanes, barrancos y llanuras planas. Los científicos también pueden ver canales que parecen haber sido tallados por ríos y arroyos hace mucho, mucho tiempo. A lo largo de los años, la NASA ha enviado cuatro vehículos robóticos, o rovers, para aprender más sobre Marte.” De los cuatro rovers (Sojourner, Spirit, Opportunity, Curiosity) el Curiosity todavía sigue operando, mientras un quinto, el Perseverance , aterrizará en el Planeta Rojo en febrero de este año. (Escondido debajo del rover estará Ingenuity, el primer helicóptero que volará en otro planeta.) Tambien llegarán en febrero de este año las misiones de China (Tianwen) y los Emiratos Árabes Unidos (Hope Probe).

Por su lado, la empresa privada quiere explotar comercialmente la exploración espacial. Space X, un proyecto de Elon Musk, el hombre más rico del mundo con activos valorados en US$185,000 millones, planea establecer una colonia humana en Marte en los próximos diez años y ya colabora con la NASA usando sus cohetes para poner en órbita satélites y aprovisionar la Estación Espacial Internacional. El dueño de Amazon, Jeff Bezos, tiene el programa Blue Origin para crear asentamientos en la Luna. Ya SpaceshipOne ha creado un vehículo espacial tripulado y Virgin Galactic y otras empresas se aprestan a comenzar a explotar el turismo espacial. Mientras, la empresa Axiom Space planea un hotel (“AxStation”) en el espacio dentro de poco.

¿Seremos felices en los resorts del espacio? Todo dependerá de que logremos embridar los efluvios malignos que se esconden detrás de los planes de conquista espacial. Trump nos lega dudas habiendo creado, en diciembre del 2019, la Fuerza Espacial, un sexto brazo militar de sus Fuerzas Armadas cuya misión será proteger los intereses de Estados Unidos en el espacio. Captada el pasado mes una señal de radio proveniente de un planeta que orbita a Próxima Centauri, la estrella mas cercana a nuestro sol distante a 4.2 años luz, podría ofrecernos la clave de si habrá paz o guerra en el espacio.