Aunque wikipedía reserva a esta frase un significado que alude a una apariencia falsa, es decir, a alguien que ostenta una fuerza y poder que no posee en la realidad; lo cierto es que esta expresión proviene de lo más profundo del taoísmo. Según Lao Tse, el universo nos trata como “perros de paja”. Con esto el antiguo sabio quería decirnos que sus leyes son implacables, que no distinguen, no hacen diferencia alguna a la hora de actuar sobre los hombres. Esto viene porque la gente común actúa siempre pensando en su propio beneficio: manipula, se afana, hace planes, etc., siempre creyendo que puede controlar las cosas y el mundo. Pero al final la realidad es distinta porque cuando menos lo esperas la “fuerza cósmica” impone su ley inapelable, hasta injusta en algunos casos.
La forma en que el universo impone su voluntad es extremadamente discreta e imperceptible; nada evidente. Sin embargo, otras veces es tan palpable que resulta atemorizante.
En nuestra política vernácula tenemos dos ejemplos de antología que recrean la enorme capacidad del universo de imponer sus caprichos: el Dr. Fernández lo tenía todo tan bien planeado. Antes de dejar el poder se había asegurado de llevarse en su portafolio una gran parte del mismo: la Junta Central Electoral, el Congreso, las Altas Corte, el Comité político, el Comité Central, la Presidencia del Partido, los Gobiernos Municipales. En fin era imposible pensar que no pudiera imponer su voluntad tanto en lo inmediato, como en el futuro. Y su voluntad futura no era otra que regresar a toda prisa al poder. Pero esta vez ese sueño tan acariciado, esa ambición tan desmedida, ese deseo luminoso tenía un sabor especial: el antiguo segundón lo había puesto en ridículo sin mencionar una palabra en su contra, sin conceptualizar. Bastó con realizar un gobierno decente, nada excepcional, para poner de manifiesto todo lo corrupto, entreguista y perverso de su gobierno. De seguro estaba ansioso por la revancha. Qué poder sobre la tierra podía oponérsele?, pero obviamente habían otros planes para el ex Presidente.
El caso del ingeniero Vargas da miedo. Era un hombre que lo tenía todo, pero se dejó llevar por la codicia, por los apremios económicos, por la inmediatez de la conveniencia, y se ha dejado convertir en un bagazo. Presidía una enorme organización que constituía el equilibrio político del país, la garantía de la democracia, la institucionalidad de la República. Pero estaba lejos de entender su papel histórico, y cuan importante era para el país, para el pueblo dominicano.
Anteponer lo mercurial a lo correcto, venderse descaradamente, realizar purgas innecesarias, empeñar una palabra que no vale nada, han logrado convertir un titán electoral en un desprestigiado y minúsculo partido, que pretenciosamente las encuetas le otorgan un tres por ciento del electorado. Lo último que podía pensarse es que enajenaría este orgullo nacional a las apetencias del partido morado. Pero ha ocurrido. El oficialismo se ha agenciado otro minúsculo partido a su favor. Naturalmente que le será dispensado también un trato inferior e insignificante.
Se me podría contradecir aduciendo que la Fuerza Nacional Progresista era un pequeño partido con una gran importancia dentro del gobierno del PLD. Pero no es así. La relevancia de la Fuerza Nacional Progresista radica en la lengua del Pater Familias, que es un interesante engendro del propio Satán y la piadosa santa Teresa De Jesús.
De todas maneras al ingeniero Vargas no le ha ido mal. Pero hay cosas más valiosas que el dinero; el honor por ejemplo, el respeto de los allegados, en fin cosas nada despreciables hasta para el equilibrio anímico.
Termino este escrito con una auténtica interrogante: ¿y para Danilo, que trama tejen los duendes?