Las revoluciones, como Saturno, devoran a sus hijos, pero el movimiento peronista devoró temprano a varios de sus padres.
Apresado, Perón pidió auxilio a Domingo Mercante y simuló estar enfermo para ser trasladado al Hospital Militar de Buenos Aires el 17 de octubre. Allí conversó con Mercante, quien intercedió ante el presidente Farell para pactar la liberación de Perón, lograda ese mismo día ante la apocalíptica manifestación obrera en la Plaza de Mayo. Mercante incidió en su materialización por el prestigio que tenía ante los sindicatos que proclamaron “Con Perón y con Mercante Argentina va adelante”.
Cuatro meses después, en febrero 1946 Perón fue electo presidente y Mercante gobernador de Buenos Aires con 58%, superando los porcentajes de Perón. Desde mayo 1946 hasta junio 1952 se consagró como el mejor gobernador de Buenos Aires de toda la historia. En campaña Evita proclamó que Mercante “era el corazón de Perón” y se perfilaba como su sucesor.
Caído en desgracia, en 1953 fue expulsado del partido justicialista, acusado de deslealtad. Mercante se había opuesto a consagrar la reelección en la Constitución y también sospecharon que había gestado una huelga de ferrocarrileros. El gobernador que lo sustituyó a partir del 1952 arrasó los vestigios de su obra. Para borrarlo de la historia hasta quitó las placas en que aparecía el nombre de Mercante en las 1,600 escuelas que él había construido. Así terminó su carrera política. Al caer Perón en 1955 se asiló en Uruguay. Se juntaron de nuevo en julio 1974 en los funerales de Perón.
El líder sindical Cipriano Reyes vinculado a Perón desde 1943 fue martirizado. En el 1945 fundó el Partido Laborista, que postuló a Perón en 1946 y aportó el 80% de los votos para su triunfo como presidente. Sin embargo, días antes de juramentarse, Perón proclamó que todos los partidos de la coalición victoriosa, incluyendo el Laborista, debían desaparecer para formar un único partido justicialista o peronista.
Cipriano rechazó esa propuesta, logró el apoyo de amplios sectores obreros y le envió una carta a Perón que le desgració su vida: “Su ambición era llegar… No le importa lo que deja detrás suyo, ni las cosas de que se ha valido para escalar la montaña. Ahora está en la cima y desde allí arroja al precipicio a los amigos que lo ayudaron a subir” … “que lo sacaron de la cárcel el 17 de octubre. Su ambición no es ser el líder… sino el amo de la República”.
Perón le ofreció ser presidente de los Diputados y respondió “no sirvo para tocar la campanilla”. Sufrió atentados con bombas en que murieron algunos de sus compañeros y el 4 de julio de 1947 ametrallaron el taxi en que viajaba. Murió el conductor, Ignacio Fontán, y Cipriano fue herido. Lo acusaron de intentar asesinar a Perón y Eva en una gala en el Teatro Colón el 12 de octubre de 1948. Fue torturado y condenado a 4 años de prisión. Cuando cumplió esa pena le agregaron otros 5 años. Estuvo preso desde 1948 hasta 1955 cuando lo liberaron los militares que derrocaron a Perón. Quiso relanzar el Partido Laborista, sin éxito. En 1968 publicó su autobiografía: “Yo hice el 17 de octubre” y en 1987 “La farsa del peronismo”. Se filmó una película sobre su vida. Murió de 94 años en 2001.