Dentro de los cantares tradicionales de Fuerteventura, isla del archipiélago de las islas Canarias, España, destacamos estas estrofas: “El pintar una paloma se hace con facilidad; pero, la dificultad es pintarle el pico… y que coma. 

Aquí en Santo Domingo recordamos las mismas palabras en la voz de Tatico Henríquez, cuando las interpretó a ritmo de perico ripiao a mediados del siglo pasado, “es una facilidad, el pintar una paloma. . .”

Hablan estos versos, de lo fácil que es hablar sobre “resolver” cualquier tipo de situación o aventura.

La realidad nos aconseja recordar aquella otra frase popular que dice: “es más fácil llamar al Diablo, que verlo venir”.

Recordar estas frases viene al caso a propósito del estreno del nuevo presidente dominicano. Ya lo estamos viendo, los “aspirantes” a cargos del Estado que se fajaron en proyectar y promover la candidatura del actual presidente están “inquietos” y hasta enojados porque “aún” no les sale na´.

Al parecer, y esto lo digo sin lugar a duda, Abinader con tal de conseguir el apoyo “para” y el “propósito” de llegar a la presidencia, pintó muchas palomas. Ahora, la dificultad no es pintarle el pico, sino que coman.

Nada raro tiene esto en la condición humana. Por lo general “todos” hacemos algo buscando un beneficio.

El gran problema y dilema que presenta esta práctica tradicional de la política dominicana, y posiblemente del mundo entero, no nos está haciendo ningún bien, y sí un gran mal, muy malo

Estamos participando en política porque “entendemos” que nos puede beneficiar individualmente y no como una acción que busque el bienestar de todos.

Me alegra ver cómo han sido nombrados en el nuevo gobierno individuos que quizás nunca recorrieron una calle buscando votos, que probablemente nunca participaron en una reunión de un comité de base.

Me alegra ver cómo el nuevo presidente está buscando la capacidad del individuo y no su afiliación política, con una que otra excepción.

Cierto es que las bases son las que salen a sudar y buscar los votos, pero, ¿son esas bases concientizadas en cuanto al propósito que se busca? ¿están en esto por beneficiar a todos, como pregonan cuando están en campaña, o para beneficiarse ellos?

A algunas personas podrán engañarlos, pero a mí no, pues he participado en muchas agrupaciones políticas, sociales y culturales, y en todas existen los intereses particulares.

El nuevo presidente parece ser consciente de ello.

No se puede seguir apostando a la política del beneficio y, sí a la de la conciencia, pues si no lo hacemos nunca saldremos de ese hoyo.

Los que ocupen posiciones administrativas deben ser lo mejor de la patria, sean o no del partido ganador.

Despolitizar la política parece un asunto tan complicado como el de la paloma.

No es necesario que tengamos que llegar a “facilitar” el “pintar”, pues sabemos que eso no corresponde a la realidad.

La realidad es que un limpiabotas solo podrá llegar a ser un buen administrador cuando se empeñe en estudiar.

Un buen administrador está obligado a llevar el bienestar a todo el pueblo y ayudar al limpiabotas a ascender si este así lo desea.

Que tenga claro el primer mandatario que mientras haga las cosas a conciencia tendrá el apoyo de la mayoría que lo está observando.

Los que se fajaron para llevarlo al poder, que tengan cuidado para no contradecirse, pues ellos apoyaron a un hombre que prometió beneficiarnos a todos, no a unos cuantos.

Causa tristeza y pesar la absurda ambición del ser humano que parece no tener fondo.

Parece que no aprendemos de nuestros cantos tradicionales escritos siglos atrás. Los retomamos y transformamos de un simple cante jondo de cuna a un cadencioso y acelerao perico ripiao.

Pero la dificultad sigue siendo la misma, pintarle el pico y que coma.

¡Salud!