Todos los días transito la Ave. Bolívar y últimamente me encuentro con tremendo letrero de esos que ocupan un buen espacio; dice algo sobre cambio, que si llegó, que si ya es hora. Solo se que el mensaje incluye la palabra cambio y abajo está la imagen de la mano con el dedo pulgar en alto, naturalmente, me refiero al Partido Revolucionario Moderno.

A ver si entiendo, el partido está prácticamente partido, ¡sí!, en dos facciones; segundo, de revolucionario no tiene nada; si no es capaz de revolucionarse a sí mismo, mucho menos lo será de ofrecer tal empresa a una nación; y por último ¿moderno? ¡Para nada!, no tiene nada de moderno copiar y pegar los mismos traumas e inconvenientes que son tradición en su casa original, el PRD. En el PRM, los señores que no han podido solucionar ni proponer alguna opción al menos a uno de los tantísimos problemas que tiene el país, insisten en autoproclamarse la fórmula infalible. Si esto es moderno, recién me entero.

No me mueve difamar a ningún grupo de sujetos que dicen ejercer la política. Pero para hablar de cambio, digo, si se refieren a lo que realmente significa esa palabra, vamos a tener que empezar por el inicio y plantearnos algunas preguntas y cuestiones incómodas y molestas, para algunos, pero proporcionalmente necesarias. Sin eso, estaríamos hablando de meros cambio de cosméticos, mano de pintura, o cualquier cosa que se le parezca. De paso, para quien encuentra aliento en las figuras jóvenes y prometedoras del PRM, esos jóvenes cargados de energía, que muestran fuertes convicciones y se pronuncian enérgicamente en su curul, diciendo justo aquello que queremos escuchar, pues bien, pongámonos cómodos a ver cuánto espacio les cede el partido para que hagan algo más allá de lo que hacen, o esperemos a ver si ponen el cuerpo diciendo dos o tres verdades, pero de las de verdad, y de una vez la paja se separa del trigo.

Pero estoy hablando de cambio, y ese cambio del que tanto hablan, -palabrita que engancha, ¿eh?- no puede darse sin primero reconocer la primera gran verdad: No somos una democracia, es lo primero. ¿Por qué? Muy sencillo, el dictador Rafael Leónidas Trujillo no fue ajusticiado, fue asesinado, su existencia fue eliminada. Claro que algunos de los que conspiraron para que este hecho tuviera lugar sí que pensaban en justicia, pero lo cierto es que Trujillo empezó a hacer mucho ruido, a molestar a muchos, sobre todo al los del norte, así que había que "solucionar el tema". Sin embargo, el sistema quedó ahí, con sus raíces, telarañas, Concordato, y uno que otro cambio cosmético para variar. Esto fue posible gracias a la ayuda de muchos dominicanos que se beneficiaban de que fuera justo así. Echaron a la basura la mejor y más moderna Constitución que pudimos tener alguna vez. Con la azarosa cofradía Norteamericana, instalaron una era tan maldita como la propia dictadura, con el “Padre de la Democracia”, Joaquín Balaguer a la cabeza, y las famosas “fuerzas incontrolables” acabando con nuestra preciosa y valiente juventud. Los del consuelo pendejo dirán que esto pasó en toda América, como si eso le restara gravedad e importancia a los hechos.

Entonces, ya que la gran primera verdad está servida, hagamos las preguntas incómodas. Mientras ellas no sean formuladas, analizadas y asumidas, por cualquier organizacion, exitente o por venir, estaremos, como mucho, pintando la pared de un nuevo color. Y claro que el PLD debe irse, quien se hace ilusiones de que al día siguiente de su salida, nacerá una nueva República, es un tonto. No, no es así de simple.

Aquí les dejo las preguntas, si se sabe una respuesta, me avisa; si tiene otras preguntas, también.

¿Qué se hizo con la escandalosa fortuna de Rafael Leónidas Trujillo, o realmente todo se lo llevaron todo?

¿Entre quiénes y cuáles familias se repartieron las tierras, fincas, empresas, que estaban en poder del dictador al momento de su desaparición?

¿Siguen con vida los o algunos de los autores materiales de los miles de asesinatos cometidos durante los gobiernos de Joaquín Balaguer?

¿Habrá alguna vez un reconocimiento serio sobre este tema para reparar al menos moralmente a tantas familias donde hubo un asesinado o desaparecido durante los 12 años?

¿Qué vamos a hacer con el marco legal que permite la política neoliberal de mercados, que engorda las ya abundantes arcas de los millonarios empresarios privados, y que deja nuestros campos y la producción nacional en un literal abandono?

En consecuencia ¿Recuperaremos la soberanía alimentaria?

Narcotráfico y política ¿existen? ¿Van de la mano? ¿O se les fue la mano?

¿Cuándo se asumirá, seriamente, una verdadera y justa reforma fiscal?

Déficit habitacional ¿Para cuándo?…  ¡y sin mentiras!

¿Quién ordena a quién: el Gobierno al sector privado o viceversa? ¿O cada quien hace lo suyo y se unen cuando convienen en intereses?

¿Asumiremos el tema de los feminicidios como un verdadero problema de salud nacional?

¿Para cuándo la revisión de la currícula educativa?

¿Cuándo el Estado Dominicano responderá ante miles de cañeros que dejaron sus vidas en los ingenios y que hoy mantienen una lucha a brazo partido por una miserable pensión?

¿Quién o quiénes están detrás de la privatización de espacios públicos en el país, sobre todo en él área turística?

¿Qué vamos a hacer con la justicia dominicana?

¿Qué vamos a hacer con la prensa dominicana?

¿Cuándo será una Nueva Constitución que rea resultado de un cierto y honesto consenso entre todos los sectores de la vida nacional?

¿Cuáles sectores privados están financiado campañas de políticos, además de Pepín Corripio, quien lo admitió públicamente?

¿Estamos prestando atención a la corrupción privada?

¿Qué haremos con derechos básicos, como salud, educación, manejados como productos por el sector privado y a los cuales se les aplica el mismo tratamiento de mercado que se aplica a un zapato o pantalón?

¿Cuándo acordaremos un verdadero ajuste –no aumento- salarial, que se corresponda con la inflación del mercado actual?

¿Cómo vamos a resolver el problema creado a los dominicanos de origen haitiano?

¿Cuando acabará, qué haremos, con el negocio en la frontera y el tráfico de personas?

¿Cuándo tendremos un Estado laico?

El negocio del sistema eléctrico, si estamos claros que el problema no es de generación ¿quién o quienes sacan ventaja del caos que continúa década tras década?

¿Qué vamos a hacer con los empresarios del transporte y el monopolio que tienen? ¿Es que nadie puede meterse con ellos?

Nómina pública ¿cúando será sincerada?

El poder legislativo, regidores que no hacen nada y cobran, diputados de ultramar. Hay que hablar de este tema. ¿Cuándo?

Podría amanecer haciendo preguntas. Como ve, hay que refundar la nación, porque todo es fallido, y mire que no me gustan las generalizaciones.  Los dominicanos de buena voluntad, a los que les duela el país, a todos aquellos que piensan en formar nuevas propuestas políticas, lo que necesitamos es programas factibles, acciones, y claro, estar listos para las consecuencias, porque el monstruo es grande y gratis no será, pero sin hacer estas cosas, seguiremos iguales o peor, solo que con distintos rostros.