A pesar de los agoreros cantos de sirena de los sectores más conservadores y tradicionales de nuestra sociedad, debemos reconocer el progreso económico, espiritual e inmobiliario que ha experimentado el país durante los últimos tiempos,  y aunque los locales a menudo poco lo percibimos es por el contrario  muy visible y palpable para los compatriotas que residen en el exterior y eventualmente nos visitan.

En atención quizás a los sobresaltos de la política doméstica en los años 60 y principios del 70 del pasado siglo que marcaron mi vida universitaria y juventud, pensaba que debían de tener una inexplicable vocación de riesgo aquellos individuos que invertían su capital en nuestro país, que a mi juicio ofrecía poco aliciente y seguridad para garantizar su rentabilidad, recuperación y a la vez  nuestro desarrollo.

Para sorpresa nuestra y fortuna para el país, habían dominicanos que sí estaban confiados en la prosperidad y crecimiento de esta media isla,  y aunque algunos de ellos llevaban largo tiempo domiciliados y un exitoso ejercicio de su profesión en playas extranjeras, cuando lo consideraron oportuno no titubearon en hacer sus maletas, renunciar a una firme y segura posición para correr el albur que encierra cualquier tipo de  inversión.

Uno de ellos fue Leovigildo Pérez Minaya – Leo  – a quien conozco hace más de 60 años, cuyo nombre, al igual que su homónimo e histórico rey visigodo (quien no solo fue autor del codex Revisus sino que además acuñó monedas para respaldar sus reformas reales) se distinguió desde muchacho por la posesión de un expectante dinamismo y un asombroso activismo mercantil capaz de convertir un anodino pasatiempo o una práctica cultural en un negocio redituable.

Para ello, además de la tenencia de sobresalientes cualidades humanas – inteligencia, solidaridad, humildad – estaba dotado de características zoológicas muy apreciadas en el mundo de los negocios como son una vista de águila, un olfato de sabueso y el sigilo de un lince, y provisto de todas estas herramientas sentó sus reales en la región Este del país cuando sus potencialidades y posibilidades de crecimiento eran apenas advertidas por los inversionistas extranjeros o locales.

A la hora actual se le considera como el ingeniero, desarrollador y empresario que concibió e implementó las ideas conceptuales de Cap Cana, el proyecto resort – turístico calificado como el más lujoso y atractivo no solo del país, sino entre las inversiones de este género existentes en América Latina, teniendo además una activa intervención en la edificación de condominios turísticos que en el presente simbolizan el nivel de desarrollo logrado en esa región oriental.

Quería en este artículo destacar únicamente esa faceta suya a favor del desarrollo de la región Este en particular y del país en general, omitiendo desde luego sus actividades políticas, periodísticas y literarias que les han proyectado a nivel nacional e internacional.  Pérez Minaya es en consecuencia uno de los dominicanos que tuvo y tiene confianza en nuestro desarrollo, y su protagonismo en este sentido está ampliamente demostrado por  su activa participación en nuestro más reconocido polo de atracción turística.

ProMatura, una firma de asesoría  e investigación de mercado global fundada y sita en Oxford, Mississippi, USA en 1984 la cual ha realizado proyectos en todos los Estados Unidos, México, Europa, América Central, China y Japón, viene de la mano de Leo Pérez a celebrar el próximo día 16 de mayo 2019 de 11am a 1pm en el salón Piantini del hotel J.W. Marriott en Blue Mall, Sto. Domingo, una sesión de investigación y almuerzo que será dirigida por esta prestigiosa empresa.

Al ofrecer servicios de investigación, de investigación del consumidor y servicios de asesoramiento, durante la realización del referido evento se procederá, con el concurso de los participantes, a la conceptualización de un destino seguro, de lujo y bienestar para una comunidad con una edad de 55 años en adelante en Cap Cana, y simultáneamente se hará una presentación del proyecto que será pionero en los establecimientos de esta clase en la República Dominicana.

Se les solicitará a los asistentes su cooperación para completar tres encuestas así como respuestas a determinadas preguntas por ser indispensables sus comentarios para los objetivos que han sido previamente seleccionados.  Esta firma, con más de treinta años de servicios, ha conformado un sólido y experimentado equipo de profesionales que procuran la información necesaria para validar y desarrollar esta nueva idea, que dado nuestro palmario y sostenido crecimiento económico, reclama su pronta realización.

Leo, como certero visionario de los más relevantes logros y conquistas en distintas áreas del desarrollo nacional, les brinda ahora a los sectores de mayores ingresos del país la ocasión ideal para que la soledad y el aislamiento propios  en las personas de la tercera edad, se convierta en un disfrute contínuo y compartido que garantizarán sin lugar a dudas el goce de una buena salud física y emocional dentro de un ambiente cuyo lujo y confort estarán plenamente asegurados.

Con esta simbiosis Leo Pérez/ProMatura, el genio desarrollador del primero se pondrá nueva vez de manifiesto con el aval de toda una trayectoria al servicio del progreso del país, mientras que la segunda  brindará a los segmentos mas acomodados de la población dominicana la coyuntura nada despreciable de tener a su disposición todo lo que haga falta y le  resulte placentero y agradable cuando la familia nuclear, por variadas razones o motivaciones se dispersa.  Allá nos veremos.