PEREGRINAJE
“. . .tienen previsto recorrer 1,400 kilómetros que separan a Miami de Nueva Orleans para participar en los comicios presidenciales del domingo, en un acto de PEREGRINAJE cívico emprendido pese a las trabas impuestas por el gobierno. . .”
Son muchas las palabras de uso cotidiano que no constan en los diccionarios de español. Por lo general estas voces solo se mencionan en los “diccionarios de uso” que son los que recogen las palabras aunque estas no sean reconocidas o utilizadas por el hablante culto.
Este fenómeno de evitar voces no reconocidas es el que ocurre en el caso de la voz del título. El diccionario oficial de la lengua española, así como algunos diccionarios de uso no asientan este vocablo entre los conocidos. Ni siquiera el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española asienta este término.
Por suerte el Diccionario de uso del español de María Moliner aparta un sitio para peregrinaje y junto con peregrinamente y peregrinante escribe que son derivados de significado deducible del de peregrinar. Este peregrinaje es un acto o acción de peregrinar.
Este peregrinaje del texto no es uno del tipo exactamente igual a los asentados en los repertorios de palabras aceptadas en la lengua española. Es un viaje largo, realizado por muchas personas que tienen un fin común. Después del viaje los peregrinantes regresan a sus lugares habituales de residencia. Por estas características es un “peregrinaje cívico”.
En español corriente se utiliza el vocablo peregrinación para la acción de peregrinar que es una afluencia extraordinaria de gente a un sitio. En la voz del título puede observarse que a la raíz peregri- se añadió la terminación o sufijo –aje. Este sufijo en el caso presente es de acción, para referirse a la acción de peregrinar. No puede olvidarse el hecho de que este sufijo también sirve para otros propósitos.
PRIMARISTA
“R. no ha podido (o no ha querido) sacudirse la percepción de extremista en el tema migratorio que tan bien cultivó en el proceso PRIMARISTA y sigue sin aclarar muchas de sus posturas.”
Muchos de los lectores permanecerán en la oscuridad hasta que se aclare que este “proceso primarista” se refiere a lo que sucede en la primera parte de las elecciones en los Estados Unidos.
En este caso “primarista” tiene que ver con lo que acontece antes de lo demás, de allí que se utilice esta voz que tiene relación con primario que es primero en orden o grado. No es lo esencial o principal como podría presumirse por descender de primario que tiene ese valor en español.
La columnista acuñó esta voz en español para aludir a lo que se da en el sistema eleccionario norteamericano. No se la puede condenar a la hoguera semántica por su audacia porque en realidad ella actuó a sabiendas de lo que hacía y lo ha hecho para llenar un vacío que existe en la lengua española con respecto de este proceso.
Es muy normal que un fenómeno que no se conoce cabalmente en un pueblo que habla una lengua no tenga una denominación en esa lengua. Con ese vocablo ella ha querido mencionar los acontecimientos que se producen en las primaries de los Estados Unidos como parte de la selección de candidatos para las elecciones. La audacia hay que reconocerla porque la palabra citada antes en inglés (en plural) es un sustantivo y la columnista ha construido un adjetivo apoyándose en esa palabra.
En inglés primary es una elección en la cual votantes acreditados nombran o expresan su preferencia por un candidato para una posición electiva. Lo que se acaba de leer es un resumen del concepto en angloamericano.
La opción que tenía la columnista para mentar el proceso de que se trata aquí no era más afortunado si empleaba “en el proceso de las primarias” porque esto solo se entendería como siempre en su contexto.
A medida que los países de habla hispana acomoden sus selecciones de candidatos en el seno de un partido con el sistema angloamericano se generará una necesidad para crear un vocablo adecuado a las circunstancias.
GENTIL
“Tiendas, restaurantes y cantinas evocan sitios GENTILES donde la vida es más tranquila y plácida.”
Es probable que el lector común frunza el ceño cuando tiene un encuentro de este género con la palabra gentil. No es para menos. El uso de la palabra en este contexto con esta intención expresiva traspone los límites de sus propósitos conocidos. En otras palabras, esta utilización no se ajusta a lo sabido en la lengua corriente.
En tanto que sustantivo gentil era el pagano. En otras épocas más románticas era el brioso, galán, gracioso. Se tomaba por gentil la persona que era amable, cortés.
La cuarta acepción del DRAE consigna que gentil es igual o equivalente de “notable”. Esta acepción no la reconocen los diccionarios más modernos o más audaces.
Cuando se intenta compaginar este “gentil” de la cita con las acepciones ya mentadas, se queda el sujeto con los deseos de encontrar una buena explicación para el uso.
Es muy probable que este uso del vocablo “gentil” en este contexto se deba a una confusión con una voz del angloamericano. Quien estas reflexiones escribe está seguro de que muchas de las personas que leen estos comentarios se regocijan de no vivir en una ciudad donde existen hablantes de varias variantes de español que están “expuestos” al contacto con el inglés.
En inglés tienen dos voces de la misma familia: genteel y gentile. Los significados de las dos voces corresponden con la del español, solo que van un poco más allá. Ese “más allá” es precisamente el que se estudiará más abajo.
En inglés genteel en su primera acepción es que tiene un aristocrático sabor o calidad. Con esta voz se refieren a las cosas que se relacionan con las clases altas. En otra de sus acepciones distinta de las del español es “que trata de mantener la apariencia de condición de clase media o superior con respecto de su concepto de respeto de sí mismo”.
Con la lectura de lo que se ha vaciado para la voz del inglés el lector podrá percatarse de inmediato de la gran distancia que separa los conceptos de gentil y genteel. Aunque se pronuncien de modo parecido las significaciones no coinciden en su totalidad.
MORETEAR
“Hubo un caso en Texas en que la niña quedó tan MORETEADA que no pudo dormir la noche que fue recriminada.”
Como en tantas ocasiones anteriores el meollo del asunto aquí se reduce a saber si este verbo “moretear” puede usarse en una oración como la que se reprodujo más arriba. Quizá la niña no pudo dormir por el dolor (o los dolores) que le causó la reprimenda, no por los moretones que fueron la consecuencia de los golpes que recibió. Aquí se confundieron las causas con las consecuencias o viceversa.
En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, moretear es un verbo practicado en México y se usa para significar “llenar la cara de moretones”. Una vez se lee la definición de la acción se da el lector cuenta de que la acción mexicana se ciñe a la cara.
De acuerdo con el DAA, el verbo moretear(se) se utiliza en por lo menos doce países de habla hispana y en esos países significa “llenar de moretones a alguien o una parte del cuerpo”. Ese mismo diccionario consigna que es además “llenarse alguien o una parte del cuerpo de moretones”. Tan pronto se leen las definiciones se cae en cuenta de que las acepciones hispanoamericanas exceden lo que el DRAE acepta para el verbo. No está de más que se mencione que entre los países en los cuales se usa el verbo del modo indicado por el DAA se cuenta México.
ÍCONO CRÍPTICO
“. . .es un enigmático cuadro que utiliza ÍCONOS CRÍPTICOS recurrentes en su obra como es el caso del saltamontes y el pájaro. . .”
El centro o esencia de lo que se analizará en esta sección es saber si las dos palabras del título pueden congeniar. El ícono es el sustantivo que significa algo que no escapa a las mentes agudas.
Críptico da a entender que eso que se caracteriza con ese adjetivo es enigmático u obscuro.
Si las dos palabras no son contrarias entre sí, que quizá lo son, hay que admitir que como juego de palabras es interesante. Este es un ejemplo más del tipo de escritura que predomina en las crónicas acerca de arte.
Muchas veces el cronista que se presenta revestido del aura de crítico de arte recurre a este tipo de vocablos para impresionar a los incautos. Tal parece que esas personas -los cronistas de arte- han hecho votos de escribir en un lenguaje retorcido que a veces puede llegar hasta a hacerse incomprensible.
Algo que puede mover a los comentaristas de arte a hacer gala de este tipo de estilo es el hecho de que en la mayoría de los casos ellos están persuadidos de que el arte no se ha hecho para las masas. Piensan que solo la elite disfruta las manifestaciones de las artes audiovisuales y como consecuencia, debe escribirse para los cultos.
Con la lectura de los párrafos anteriores los lectores se habrán percatado de que no se alienta este tipo de literatura; que muy al contrario se critica porque en la mayoría de los casos persigue dejar fuera a los lectores comunes, al público en general.