La prensa internacional ha reseñado un reciente seminario titulado “La memoria y el perdón”, impartido por la filósofa española Amelia Valcárcel, en el famoso Instituto Tecnológico de Monterrey.
Uno de los problemas fundamentales del seminario ha sido el rol del perdón en el proceso de constitución de las sociedades. La reseña nos informa que Valcárcel habló de como, en muchos escenarios violentos, los individuos tienen la necesidad de relacionarse a partir de un “perdón fundante”.
Según la filósofa, las civilizaciones se constituyen a partir de un núcleo de violencia y su futuro depende de que dentro de las mismas se abra un proceso de perdón.
En otras palabras, todas las comunidades humanas tienen un origen violento o contienen escenarios conflictivos que exigen el establecimiento posterior de procesos de perdón para la coexistencia no traumática de las mismas a largo plazo.
Tomo esta idea de Valcárcel para señalar que hay sociedades que una vez fundadas y tras años, décadas o siglos de un lento proceso de desintegración requieren de una refundación. Es el caso de la Sudáfrica refundada a partir de la destrucción del apartheid.
En dicho caso, se requirió la renuncia de las personas agraviadas a la venganza, la reparación o el castigo contra sus agresores con el propósito de establecer nuevas relaciones de convivencia sociales.
…todas las comunidades humanas tienen un origen violento o contienen escenarios conflictivos que exigen el establecimiento posterior de procesos de perdón para la coexistencia no traumática…
Puede hablarse de un “perdón refundante”, porque lo que este permite es volver a fundar la sociedad sobre unos nuevos acuerdos o unas nuevas formas de convivencia inexistentes antes de efectuarse el perdón.
No debe confundirse el perdón con la impunidad. Esta impera allí donde un Estado ya constituido, no amenazado en su estructura, con pleno poder sobre todo un territorio y las relaciones sociales que se establecen en el mismo, niega el derecho a la justicia, a reparar el daño causado por la transgresión de los límites necesarios para la existencia misma de la comunidad.
El “perdón refundante” tiene que ver con casos excepcionales de los procesos históricos donde el Estado mismo se encuentra amenazado en su capacidad para organizar la sociedad y donde si continúa una situación de conflicto entre agraviantes y agraviados se produciría la disolución de las relaciones sociales en el marco de dicho Estado.
Para llevar a cabo este proceso de perdón se requiere que los agredidos posean una mirada que trascienda la circunstancia personal y presente, asumiendo como más importante comprometerse con el futuro de los vivos que pagar la deuda con los muertos.
¿No es la situación de Colombia?