Un corazón, decidió un día cambiar de función, sin pensar en las consecuencias que eso traería a la persona que lo portaba, provocando que al poco tiempo todo el cuerpo colapsara. Los demás órganos interpelaron al corazón sobre su decisión de cambiar de función poniéndolo a todos en peligro y él estas palabras usó como argumento:

—He decidido cambiar de función porque solo yo soy el responsable de mantener vivo el amor en este lugar. A lo largo de mi vida he tenido que luchar con todo tipo de sentimientos desalentadores y decepciones y aunque he sido inmensamente feliz en este momento no lo soy.

Todos pusieron sus puntos de vista: dentro de mi corren esos sentimientos que menciona, siempre van y vienen, pero por eso no queremos dejar de hacer nuestra función, dijeron a una sola voz las venas. Soy capaz de disfrutar el verdadero sabor de la ilusión y al mismo tiempo tomar el trago más amargo, atinó la boca a decir. Ser capaz de ver las maravillas del mundo es quizás el regalo más impresionante de toda la creación, pero de igual manera también somos capaces de ver todas las devastaciones y destrucciones y no por eso dejaremos nuestra función, inteligentemente mencionaron los ojos. Somos capaces de sostener el peso de lo más querido desde la profundidad de nuestra alma, pero siempre terminamos sin nada y no por eso dejaremos nuestra función, casi llorando alcanzaron a decir las manos.

Así todos dieron su opinión hasta que finalmente el cerebro tomó la palabra.

–Soy el encargado de razonar todo lo que han dicho, soy yo quien ordeno a la sangre correr por las venas, a los ojos que puedan discriminar entre lo bello y lo feo, a la boca que distinga entre dulce y amargo, a las manos que abran para recibir y que cierren para atesorar y así lo hizo hasta llegar al corazón. Ahí hizo una larga pausa y luego concluyó diciendo:

–A ti, mi corazón querido, no sé qué debo decirte porque por más lógica que tenga lo que te pueda decir, solo tú eres capaz de llenar infinitamente tu interior de los mejores sentimientos del mundo y a la vez soportar pérdidas, decepciones, vacío, crueldad y continúan funcionando lleno de esperanza, fe y amor, tu abundante solidaridad es capaz de mantenernos a todos con vida…

Todos quedaron en silencio por un rato y de repente, todo volvió a la normalidad, demostrando una vez más el corazón su gran capacidad de perdonar y amar.

A veces en nuestras vidas pensamos que nuestra función no tiene sentido o que ya ha sido suficiente de seguir en ella, pero mientras existan las esperanzas de ver un nuevo día y tener la gracia de Dios debemos continuar brindando nuestro amor y sembrando la ilusión en los demás. En el camino siempre habrá dudas, desilusión, decepciones y falta de motivación, pero nuestro corazón siempre tendrá la capacidad de perdonarnos y continuar adelante.