Muchos hemos criticado, la manera en que los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), manejan y aplican las disposiciones legales que regulan el tránsito, en las zonas urbanas. Razones obvias son evidentes, pues cada día, sufrimos sus impericias -abusos, multas inmerecidas para llenar cuotas, poco entrenamiento, falta de cortesía con los conductores, se hacen de la vista gorda con los carros y guaguas públicos, etc-, así como falta de planificación y coordinación para ofrecer un servicio más efectivo. Claro, las excesivas unidades de transporte que circulan en nuestras calles, abruman a todos y desborda el servicio de autoridades mal pagadas, cogiendo sol y lluvia. Pero en fin, el gobierno no da “pie con bola” con las políticas del transporte público ni pesado. No bastan los corredores, nuevas rutas, nuevas unidades, subsidios, ni las líneas del metro y peor aun, a los sindicatos, no se le aplica la ley.

La percepción ciudadana de AMET, es negativa, causa miedo, inseguridad, pánico, da ganas de escape o de huida. Ser abordado por un agente de AMET, implica desagrado individual y repudio colectivo, ya sea porque ejercen su autoridad abusando, no escuchan, nunca pueden resolver porque el supervisor no está por ahí, y aunque no macutean con frecuencia, dan la impresión que quisieran hacerlo. También, algunos agentes -masculino y femenino-, exceden las horas de servicio por estar a la espera de que un ministro, director o “jefe” pase, para abrirle paso, en perjuicio de la ciudadanía. Dado que en la administración del gobierno, existen personas que luego de andar en chancletas, ahora andan en jepetas, el ego les traiciona y surgen los encontronazos -verbigracia caso reciente de un agente y la fiscal-.

Sin embargo, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), inició un Programa de Asistencia Vial (PAV), que en sus inicios, lo catalogamos como un exceso de protagonismo (ver nuestro artículo: Ministerio de Obras Públicas, protagonismo innecesario en fecha 19/06/13, acento.com.do). El PAV, en sí mismo es su propio relacionador público, pues somos los ciudadanos que circulamos por las principales vías del país, que recibimos los beneficios del servicio prestado con eficiencia, presteza, cortesía, seguridad y de forma gratuita. Cuando una unidad del PAV, se nos acerca o la llamamos, el ciudadano se siente seguro, confiado y profesionalmente asistido. Son unidades nuevas, bien comunicadas y mejor gerenciadas. Esto, nos alegra, especialmente, que tanto AMET como la Policía Nacional, no se han ganado el respeto ciudadano y las estadísticas negativas donde se ven envueltos miembros de esas instituciones, así lo confirman.

Entonces, la percepción ciudadana entre AMET y el Programa de Asistencia Vial del MOPC, está contrapuesta a favor de este último. Ahora, debemos anticiparnos a los acontecimientos, para que no resulte en una conducta artificial o pasajera para lograr que como aparenta ser, el gobierno pondrá en manos de MOPC todas las instituciones con atribuciones legales en el transporte público y que una vez se logre dicho objetivo, todo lo dañen. Ojalá nos equivoquemos. El PAV, apoya el turismo interno y del exterior, la seguridad en las carreteras, es vital para el desarrollo del país, apoyemoslo!

Por tanto, la coyuntura social y política, favorece que se integren todos los organismo del sector transporte, bajo una sola sombrilla institucional y desde luego, el Programa de Asistencia Vial, ha creado una buena reputación de servicio, por lo que debe aprovecharse para “curar” los “pecados” de AMET, en beneficio de los usuarios y la buena imagen del gobierno, en este vital sector para el desarrollo.