(Creo intensamente en el poder de la palabra.

Si no lo hiciera, no pudiera escribir.

La palabra posee una envergadura que es ignorada y menospreciada por muchos; peor aún, es completamente desconocida por un inconmensurable conjunto de personas. La palabra nos permite crear pensamientos, dibujar opiniones, dar luz a una conciencia propia. La palabra es el cambio. Es acción. Es el camino, es la manera.

Pero no me hagan caso a mi. Mejor tómense unos minutos, y miren a su alrededor. Si la palabra no posee fuerza, que por favor alguien me responda entonces ¿Porqué le temen tanto los entes que intentan acaparar, controlar, e implantar ideologías? ¿Porqué las censuras, las restricciones? ¿Porqué la recolecta y quema de libros? ¿Porqué el exilio de escritores, reporteros, pensadores, o incluso su muerte?

Porque la palabra es peligro. Está grabado en la historia una y otra vez, la palabra influye. Pero el hecho de que esta desencadene o no cambios no es decisión de los escritores, sino de los lectores, y su deseo de hacerlo.

¿Quieren saber lo más triste de esta realidad, la nuestra?

Hoy día las censuras no son necesariamente impuestas por un sistema o medio, las peores restricciones son implantadas por nosotros mismos. La palabra ha sido devaluada, quizás de manera paralela a la pérdida de valores que acontece en el ser humano. Somos responsables de la incredulidad que danza descaradamente alrededor de la palabra, ya que ésta ha sido irrespetada, incumplida, hasta el punto que ya nadie las cree ciertas. Ha pasado a ser una excusa, un pretexto, un disfraz de las verdaderas acciones, sumergiéndonos en la miseria cultural que intenta esconder nuestra pomposa sociedad con promesas de desarrollo y progreso.

Me inquieta la gran proliferación de la palabra escrita que gracias a nuevas tecnologías es posible,  cuando me percato de la creciente desconfianza y escepticismo de los lectores frente a esas publicaciones debido a una sobreproducción que no se preocupa por estándares de calidad, sino que se ha convertido en un vulgar negocio de ventas sin responsabilidad ni principios.

Sin nuestra cooperación, las palabras solo ocupan espacio.

No se olvide que la palabra escrita, siendo bien utilizada, es nuestra mejor arma. Puede viajar más lejos y escucharse más alta que nuestras propias voces.)