El señor José Luis –Pepín–  Corripio tiene una curiosa forma de hablar y de actuar. Todos sus movimientos corporales son suaves: No hace nada abruptamente. Piensa cada movimiento. Habla muy despacio, jamás levanta la voz. Habla pausado, como razonando y tratando de analizar cada palabra o frase que va a pronunciar.

Es muy curioso que aunque pertenece a una segunda generación de españoles que se establecieron en República Dominicana hace más de 100 años no habla con el modismo-regionalismo propio del nativo de RD. Habla arrastrando, repiqueteando hasta más no poder la “Z” (cecea), una costumbre propia de los españoles.

Pepín Corripio tiene tantos o más conocimientos que cualquiera de los mejores reporteros que trabajan para una de sus empresas de comunicación. Luego de una premiación en la Fundación Corripio, Yo y el colega periodista Tomás Vidal (El Nacional) recibimos una especie de charla gratuita sobre periodismo.

Como un agradable maestro de la conversación, comenzó a dar técnicas de redacción y de como se logra una buena fotografía para la prensa escrita. Comenzó a ojear varios periódicos, incluyendo El Hoy, y decía que no le gustaban las fotos sociales o de noticias ordinarias donde los protagonistas posaban.

“Una excelente fotografía es cuando los políticos, los artistas y los personajes en general aparecen de forma natural, gesticulando o haciendo un movimiento de forma natural”, explicó Corripio.

Está convencido que las fotos posando y sonriendo frente a una cámara “tiene poca expresión” y es de mala calidad; piensa que como “una imagen habla más que mil palabras” las fotos posando dicen o comunican muy poco al lector”.