La encuesta hecha por Geodata Survey, publicada anteayer por Diario Libre, confirma que a un año de ser elegido con un 62% de los votos, el presidente Danilo Medina ha perdido la mayor parte de la aprobación ciudadana.
Conforme esa encuesta si el presidente Medina pudiera ser candidato presidencial en 2020 perdería el lance ante Luis Abinader por 41.2% a 25.5. Otros dos datos apuntalan la caída del apoyo electoral: el 96.2% de los entrevistados opina que bajo la administración Medina existe mucha o bastante corrupción, mientras que tomando en cuenta la situación económica, la mayoría de entrevistados ve que el país lleva una dirección negativa pues el 41.1% lo ve por mal camino y un 46.9% en niveles de sobrevivencia, una suma negativa del 88%.
Esos datos ya habían sido expresados por la población en la encuesta Gallup-Hoy de principios de año al computar que la aprobación del presidente investido hacía apenas unos 6 meses con altísimo apoyo, sólo contaba con algo más de un 50%, mientras un altísimo 91% expresaba su respaldo a la #MarchaVerde, que se realiza en contra de la corrupción y la impunidad.
Y está además el estudio revelado por Jim Sisco y Luis Soto en las redes sociales, coincidiendo con que el rechazo y la condena al gobierno, responsabilizando incluso directamente al presidente Medina por colocar al país al borde de riesgo social.
Entiendo que la población le está facturando ahora al Presidente los pasos perdidos que inició al embarcarse en la reelección. En 2014, cuando aún Medina conservaba alta popularidad, le escribí en el periódico Hoy el artículo “No se encarame en ese tren, Presidente”.
Lo advertía que lo empujaban a la reelección “el mismo tipo de gente que en sus respectivas coyunturas endiosaron a Santana, a Báez a Lilís, a Trujillo, a Balaguer y a Hipólito para que se subieran al fatídico tren de la reelección y el continuismo”.
Le señalaba que en la debilidad institucional del país: “No hay forma, Presidente, de que un mandatario se lance a retener el poder sin lesionar principios institucionales fundamentales, sin causar traumas en su propio partido, y sin acentuar la degradación de valores que corroe el alma nacional”.
Hoy el presidente Medina se encuentra en una situación bien difícil, de lo cual tiene responsabilidad directa, pero que es también parte de la crisis identitaria, la deformación presenciada por el pueblo cuando se van a cumplir 20 años de gobiernos peledeístas que han hecho lo contrario de los propósitos fundacionales.
En esos tiempos a Bosch le gustaba exponer sobre los antípodas, aquellos países y gente que vive en el lado opuesto del globo terráqueo en que habitamos los dominicanos.
Pónganse a pensar que ellos tienen los pies en dirección opuesta a donde están los nuestros, y las cabezas apuntando a zonas opuestas del Universo, razonaba.
Ojalá que el Presidente piense en las reflexiones que hacía Bosch sobre los antípodas, reconozca que él y su gobierno han venido actuando erráticamente, y no continúe cometiendo errores que tienen al país al borde de una crisis sin precedentes en los tiempos modernos.
Y recuerde, lo citaba yo en un artículo reciente, que como dice Milton Friedman, no hay almuerzo gratis.