El filósofo Enrique Dussel ha aprovechado la concesión de un doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad Nacional del Rosario, Argentina, para retomar el viejo problema de la marginación del pensamiento latinoamericano.

La historia cultural latinoamericana ha implicado modos de pensar con sistemas de conceptos, valores y enfoques heredados de las tradiciones intelectuales europeas. En este mismo proceso adoptamos una mirada etnocéntrica de la historia donde nos autoexcluimos y llegamos a dudar de nuestra propia posibilidad de pensar como latinoamericanos. Dussel, replanteando a Parménides, afirma que Europa encarnó “el ser” mientras América Latina el “no ser”.

Dussel acusa a las escuelas y facultades de filosofía latinoamericanas de ser etnocéntricas, de pensar solo en términos del colonizador. Desde esta postura, postura, las categorías que conforman una supuesta racionalidad universal asociada a la filosofía, no son más que una forma de entender la realidad propia de la cultura europea proyectada a nivel global por el impacto de procesos históricos y politicos.

En este sentido, se hace necesario que desde nuestra realidad social repensemos lo problemas fundamentales de la filosofía y abordemos las cuestiones específicas de nuestro ser latinoamericano.

Como integrantes de una misma especie, los latinoamericanos tenemos problemas fundamentales similares a los de los anglosajones, europeos, asiáticos o africanos. Pero también es cierto que tenemos problemas específicos de nuestras realidades que la filosoía debe abordar.

La filosofía es un esfuerzo por comprender el mundo. Pero dicho esfuerzo no es un pasatiempo intelectual. Implica una postura política donde al acto de comprensión puede concientizar a los marginados sociales de su posición en el mundo y estimularlos a transformarlo.

Si los filósofos latinoamericanos no miran su mundo y lo piensan a partir de las tradiciones de pensamiento que se van construyendo en nuestras tierras será difícil trascender la perspectiva del colonizado. Tendremos siempre la mirada del colonizador con todas sus consecuencias.