La voz penco ha cobrado mucha importancia en el español dominicano actual. La importancia se debe a que el presidente de la República utilizó esa voz en una presentación que hizo del candidato del gobierno.

La voz penco mantiene varias acepciones en el español internacional. Hasta en el español dominicano posee esta más de una acepción. En el sur del país dominicano tiene una acepción que en otras áreas del país no se conoce. Exponer esta variante con sus pormenores es el tema de esta sección.

La palabra penco en su más antigua acepción hace referencia a la figura del caballo flaco, y de allí pasa hasta alcanzar al ser humano con las características de tosco, bruto, inútil y termina en despreciable. Todo lo que antecede pertenece al español general.   

Este tipo de movimiento de cualidades de animales hacia personas en la lengua española no es algo exclusivo a esta lengua, ni es extraño. Son muchos los ejemplos que se conocen en los cuales al ser humano se le atribuyen cualidades y características de animales. Este fenómeno es muy común en el habla, por eso en la fauna humana hay toros, tigres y “caballos, leones, pencos”.

La mayoría de acepciones hispanoamericanas para penco son de corte negativo. Algunas de entre estas acepciones tienen un fuerte matiz despectivo.  En República Dominicana, Puerto Rico y Panamá posee la palabra penco una acepción diferente a la que tiene en los demás países, “extraordinario”. Las informaciones anteriores proceden de los diccionarios de la Real Academia.

La Real Academia incluyó la palabra penco por primera vez en su diccionario en la edición de 1884 con el significado de “persona despreciable”, “ramera vieja”, “jamelgo, caballo matalón”. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-IV-473).

Esteban Pichardo en Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1836:479) asienta que penco es, “El caballo flaco o de mal pelaje”. D. Baltazar Isaza Calderón en Panameñismos (1986:87) trae “penco de” definida como, “Expresión con la cual se pondera una mujer o un hombre. Es un penco de hembra. /2. Aplícase también a cosas. Es un penco de automóvil”. En este caso ha de tomarse el verbo ponderar con el sentido de “alabar las cualidades”. Hay que destacar que este investigador no recoge aún a penco con el valor de “extraordinario” en el año 1986.

En el Diccionario del español dominicano (2013:537) consta penco en tanto sustantivo, “Pedazo de gran tamaño”. La locución adjetiva “penco de”, “Referido a persona o cosa, que tiene características insuperables”. La otra locución adjetiva de uso en República Dominicana es, “Un penco de”, que se define como, “De gran tamaño”. Estas acepciones coinciden con las que pertenecen al habla de los puertorriqueños de acuerdo con el Tesoro del español de Puerto Rico.

Las noticias que se tienen acerca de penco en tanto adjetivo parecen indicar que se usa para ponderar el tamaño, la calidad o excelencia de una persona; exclusivamente la cualidad de “extraordinario” de una persona. Lo que consta inmediatamente anterior a esto es como se entiende en el sur del país dominicano, pues en otras partes del país dominicano se utiliza para ponderar el tamaño de la persona o cosa. 

En Ecuador se utiliza la frase “penco de” para para ponderar la belleza o excelencia, por ejemplo, de una mujer. De este modo aparece documentado en la literatura de ese país. Diccionario de hispanoamericanismos (1997:349).

En 1998 en el Nuevo diccionario de americanismos e indigenismos (1998:549), de Marcos Morínigo se encuentra que en Centroamérica el adjetivo penco aplicado a persona se usaba para dar a entender, “Tonto, ignorante, palurdo, pendejo”. Mediante lo vaciado aquí puede ya apreciarse que la palabra penco ha recibido usos con sentido muy distantes unos de otros.

En Nicaragua conocen la voz pencón, adjetivo, “[Dicho de alguien o de algo] que es sobresaliente, excelente. U. t. c. s.”. En ese país cuentan con otra voz parecida, penconazo, adjetivo despectivo “[Dicho de alguien] que es muy desarrollado físicamente para su edad”. Diccionario del español de Nicaragua (2007:312).

No hay que extrañarse de que una misma palabra autóctona posea diferentes significaciones en varias regiones en el habla del mismo país, Ese fenómeno se suscita en otros países también, incluso en países del mismo tamaño o más pequeño que la República Dominicana.

Algo que contribuye a que sea así -con diferentes acepciones- es su uso predominante en el habla y no en el español escrito; por lo tanto, no ha sido sometido a la influencia de los estratos cultos de la sociedad. La tradición oral del uso mantiene en el habla de la región sur de la República Dominicana un empleo diferente al que se estila en la región del Cibao.

En la historia reciente de la narrativa dominicana puede comprobarse que ha habido un aumento en la inclusión de hablas populares en los relatos, cuentos y novelas. Esta inclusión ha servido para documentar y validar los significados de muchas voces que carecían del apoyo de la literatura. Además, la literatura dominicana con recurso al habla popular pasó de ser costumbrista rural a urbana. Otro fenómeno que se ha sumado al anterior es que la Academia Dominicana de la Lengua se ha ocupado de la confección y publicación de los diccionarios que cubren estos aspectos del habla. Ejemplo de ello son, Diccionario del español dominicano, Diccionario fraseológico del español dominicano y Diccionario de refranes. Paremias del español dominicano.

Es muy probable que con la notoriedad que ha logrado ahora la voz penco, esta se haga más firme en las hablas regionales, pues el regionalismo puede hacer más estable las diferencias. Cada región va a reivindicar su acervo, pero los hablantes de ambas regiones serán conscientes de las diferencias que existen, de la polisemia de la voz examinada aquí.   

VENDUTERO, RA

El vocablo del título no es conocido en el español corriente. Solo en República Dominicana y Venezuela se utiliza el vocablo para referirse al subastador, esto es, a la persona que subasta. La subasta que mejor se conoce en República Dominicana es la venta al mejor postor en pública subasta de efectos, por mandato o intervención de un juez o de una autoridad.

Hay un vendutero en el español dominicano que aparece documentado en el Diccionario del español dominicano (2013:693) con un sinónimo, “vendedor”. Allí se documenta el uso con una obra dominicana en funciones de sustantivo que en la cita se utiliza en género femenino.

El punto específico por el que se incluye esta voz en estos comentarios es porque en la cita misma que sirve para ilustrar el empleo se encuentran las pistas para refinar la definición. “Las venduteras usaban el babonuco o rodillera sobre las cabezas para llevar cargas. . .”

Estas venduteras, al principio, fueron vendedoras ambulantes como sugiere el hecho de que llevaban los productos sobre sus cabezas; así se recuerda que se reservaba el nombre para aquellas que cargaban sus mercancías consigo. De preferencia esas venduteras vendían legumbres y hortalizas.

Algunas de ellas acostumbraban a transitar la misma ruta cada día, pues tenían sus marchantes habituales. Más tarde pasó a llamarse vendutera/o a la persona que tenía un lugar asignado o conquistado en el mercado. Muchas veces ese lugar no estaba en el interior del mercado, sino al aire libre.

En resumen, la vendutera(o) era una humilde vendedora de alimentos. Era una vendedora “al cheleo”, aunque los cheles han perdido tanto valor en la actualidad que sería más acertado buscar otra palabra, ¿de subsistencia? Son vendedores al por menor o al detalle en operaciones de muy poca monta.

CONCURRENTE – RECURRENTE

“. . .recibió la visita de cortesía del embajador RECURRENTE. . .”

Algunos lectores advertidos, capaces, pueden deducir que si se traen las dos palabras del título a una de las secciones de estos escritos es porque hay algo en la frase copiada que anda cojo. No es que el embajador recurra en sus funciones; es decir, que haya sido nombrado embajador de nuevo después de un tiempo sin serlo, sino que se trata de uno que concurre, es decir, es un diplomático en cuya persona se conjugan funciones de embajador en varios países.

Lo expresado en la última oración equivale a decir que coinciden en la misma persona la cualidad de embajador en más de un país. Este tipo de soluciones las adoptan, a veces, algunos países pequeños constreñidos por la economía de recursos. Entonces, es un embajador concurrente, que es cosa muy diferente a lo otro.

En la frase que sirvió de ejemplo del uso no se trata de pobreza de otro género, sino de carencia de cultura. Es probable que el redactor no hubiese oído o leído en su vida que hay un tipo de funcionario diplomático de esta característica.