Cuando un gobierno comienza a pensar en la reelección y tiene algún impedimento que rebasar, se nota porque regularmente comienza a buscar el apoyo de la comunidad internacional.
Algunos ejemplos históricos que podemos mencionar es el caso de la hermana República de Venezuela, que teniendo los recursos necesarios y por ende la independencia económica que le proporcionaba entonces el ser un país productor de petróleo, comenzó a apoyar países y gobiernos de su región, con préstamos, con petróleo barato y financiando parte de las facturas petroleras, generando el necesario apoyo internacional para emprender una carrera reeleccionista que incluya cambios en las legislaciones.
Otro ejemplo es el de nuestra Republica Dominicana, que no teniendo los recursos para comprar el apoyo internacional, tiene necesariamente que apoyar agendas propias de los países más poderosos, como ocurrió, para las elecciones del 2004; el gobierno de entonces trató de granjearse el apoyo internacional haciéndose el simpático con el gobierno de Estados Unidos de Norte América y envió tropas dominicanas a la odiosa guerra contra de Irak, provocada porque supuestamente esta nación tenía armas de destrucción masiva, que posteriormente se demostró que no era cierto.
Hoy, igual que entonces, vemos al gobierno de Danilo Medina tratando de hacerse el gracioso con agendas internacionales propias de esas naciones poderosas. Por un lado el gobierno de Medina, que es el más popular que jamás hayamos tenido, comete errores en el tema migratorio que aunque coincide con esas agendas foráneas, podrían representar que su gobierno sea recordado como el peor de la historia, si esta permisibilidad migratoria trae las consecuencias esperadas por esa comunidad internacional, en cuanto a conflictos étnicos que justifiquen intervenciones y posterior fusión de las naciones.
También vemos con preocupación, que aparentemente la disculpa escogida por el gobierno para la modificación constitucional, también coincide con esa odiosa agenda internacional que pretende, que dejemos de lado a Dios, como en la época de la dominación haitiana, y que olvidemos los fundamentos de “Dios, Patria y Libertad” que es nuestro Lema Nacional, desde el 27 de febrero de 1844, cuando nuestros héroes terminaron con 22 años de dominación haitiana en nuestro país y, como afirma nuestra Constitución en el Artículo 34.
Cuando nos referimos a Dios, nos referimos a nuestra espiritualidad, a nuestras creencias o más bien a nuestra seguridad Cristiana que, entre otras cosas, reconoce la vida desde su concepción, por lo que consideramos al aborto como una acción tan criminal como quitarle la vida a un adulto o a un envejeciente, o peor aún, a un niño que no puede defenderse y que en este caso ni la oportunidad de nacer se le pretende dar.
Los dominicanos debemos advertir que el apoyo al aborto y a la indiscriminada inmigración haitiana a nuestro país, traerá con toda seguridad, por un lado un control de la natalidad de dominicanos y por el otro un aumento de la población haitiana en el país.
¿Con que objetivo? ….. Con el único objetivo de hacer cada vez más viable la fusión de ambas naciones.
Sin dudas, el gobierno ha adoptado una agenda reeleccionista que para lograr el apoyo internacional se ha aliado a intereses foráneos, con una ceguera en cuanto a las consecuencias futuras, producto de su ansiada continuidad en el poder.