Las líneas de relación y los ejes de interpretación asumidos como correspondencia y reconocimiento de los mundos imaginarios que encontramos en la prosa histórica, novelesca y poética de Pedro Mir, obligan a establecer líneas de trabajo sobre su obra en un contexto de crítica, valor y trayectoria de la interpretación, aun amparada y sostenida en una documentación bibliográfica consultada.

Tal y como podemos leer en el marco bibliográfico de El gran incendio, Tres leyendas de colores, La noción de período en la historia dominicana y en sus escritos, o tratados sobre estética, filosofía y crítica de arte (Apertura a la Estética, Fundamentos de crítica de arte, La estética del soldadito), las referencias históricas y conceptuales aseguran una interpretación y una comprensión dirigidas a la elucidación de fenómenos artísticos, comunicativos, humanísticos, historiográficos y poéticos.

Al acercarnos a una visión integradora, dialéctica y por lo mismo dialógica de la multidisciplinariedad, dentro de los conjuntos de las ciencias humanas y sociales, nuestro autor analiza, facilita o reanaliza los estratos de una “cultura de las humanidades” que, como ha señalado Pedro Henríquez Ureña, ha conformado y aun conforma un pacto por la educación y la formatividad cultural, literaria y lingüística.

Pero la orientación intelectual más afinada de nuestro polígrafo, la podemos encontrar en la etapa exílica y post-exílica, cuando el contacto con otros escritores latinoamericanos, caribeños, rusos, alemanes, españoles y norteamericanos, hace que su trabajo acoja otras líneas de incidencia moderna en el marco de su visión del mundo y de la creación literaria.

Es así como nuestro escritor, a través de sus lecturas en idioma inglés y francés va  desarrollando el intercambio cultural, histórico y literario que veremos en su trabajo, poético y culturológico, para luego producir, sobre la base de una formatividad activadora de valores obras como: Las raíces dominicanas de la doctrina de Monroe (1974), El gran incendio (1969), así como los cuentos o relatos de La gran hazaña de Limber y Después Otoño (1977), Buen viaje, Pancho Valentín. Memorias de un marinero (1981) y la novela experimental Cuando amaban las tierras comuneras (1978).

Todo este espacio donde se hace visible y legible el tejido productivo, creado y asumido por nuestro autor, va orientando una cardinal incidente y al mismo tiempo contextualizada en el ámbito latinoamericano y caribeño.

Según nos informa Yrene Pérez Guerra en Biografías (op. cit.), Pedro Mir presenta:

“En el Ateneo García Lorca de Guatemala el poema Contracanto a Walt Whitman: Canto a nosotros mismos en 1952, traducido a varios idiomas, pasando a ser objeto de estudio en algunas universidades de los EE.UU. Igualmente, presenta la conferencia “Los tres secretos de la metáfora” en la Universidad de San Carlos de esa ciudad”. (p. 173)

“El Council of the city of New York (Cuny), declara el día 29 de febrero de 1992 como día de Pedro Mir. De igual manera, el presidente del “Borough of Manhattan de la ciudad de Nueva York declara el 29 de noviembre de 1993 como el día de Pedro Mir”. (Ibíd.)

“En abril de 2013, la ACRD le otorga in memoriam el más alto galardón de la institución, el Laudatio Académica”. (p. 177)

Tal y como hemos explicado a todo lo largo de este ensayo, la “viobra” o vida y obra de Pedro Mir, arroja imágenes, datos y valores sobre la dominicanidad, la caribeñidad, la continentalidad y la insularidad que nos sirven para interpretar y comprender los mundos reales y posibles narrados, analizados y poetizados por el autor-creador.

El temario que hemos propuesto para la lectura, conocimiento y reflexión sobre la “viobra” o vida-obra de Pedro Mir, se fundamenta en la referencia histórico-literaria y cultural que predomina hoy en los espacios de una nueva historia cultural y literaria,y que busca motivos en los intersticios, las formas, los tramados enunciativos y las diversas semánticas y sintaxis culturales, propiciadoras de los niveles productivos, narrativos, poéticos y reflexivos que encontramos en la obra de este autor dominicano.

Al analizar el aporte estético, teórico-crítico y filosófico de Pedro Mir, junto a su poética-raíz, atendemos una perspectiva de principio necesaria para la exegética textual y biográfica de nuestro autor. Hemos seguido las líneas de vida intelectual mostradas por Francois Dosse (El arte de la biografía, Eds. Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, México, 2007), donde en la página 53, el autor incluye el concepto de “viobra” para resaltar la significación de la escritura biográfica y la crítica literaria, marcada también por la filosofía crítica de la historia (ver también las explicaciones de Dosse en pp. 54-70).

Entendemos que en el caso de Pedro Mir tenemos una obra y un archivo que necesitan ser revelados, a los fines de conocer en detalle una contribución significativa y útil en el contexto cultural dominicano y continental. Nuestro estudio es sólo un momento crítico y analítico de una obra poco atendida por nuestros estudiosos (con sus excepciones).  La divulgación de la obra literaria, histórica, narrativa, filosófica y memorial de Pedro Mir es una etapa que debe ser asumida por las editoriales dominicanas en el momento actual, ya que las publicaciones de su obra, con la excepción de Hay un país en el mundo, no han sido realizadas con los recursos tecnológicos adecuados para que la misma aparezca en condiciones dignas de publicación.

De ahí que nuestro  acercamiento a la obra y a la “viobra” de Pedro Mir se apoye en la propuesta de una lectura-interpretación inmanente-contextual que pronuncie la comprensión de su obra en una línea cardinal que dé cuenta de todos los valores productivos, educativos, estéticos, narrativos, poéticos, filosóficos y comunicativos visibles en la obra.