Tratándose de Pedro Martínez cualquiera dirigía que sus grandes logros como jugador y ciudadano, se propagan en línea recta como sus lanzamientos a 95 millas por hora. Pero estoy convencido que las buenas acciones siempre surten un efecto bienhechor en todas las direcciones y sectores. Por eso Pedro el grande constituye un orgullo nacional, y es considerado un auténtico ídolo latinoamericano.
Pedro Martínez se convirtió en la fuente principal de inspiración y estímulo durante aquellos años difíciles y decisivos en que dirigimos el equipo técnico que diseñó y redactó la Ley que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS). Con valentía y tenacidad, venció discriminaciones y obstáculos, logró tres Cy Young, ponchó a 17 en un juego, y a 5 estelares consecutivos en un juego de estrellas, entre otros records, todo en pleno apogeo de la era de los esteroides. Su ejemplo y tenacidad contribuyeron a redoblar los esfuerzos del equipo pudiendo, finalmente, romper una racha de cuatro décadas de demandas fallidas y frustraciones sociales.
Los trabajos se iniciaron a finales del 1998 y se extendieron hasta mayo del 2001, coincidiendo justamente con los años de mayor gloria y dominio de Pedro el grande. El proceso comprendió tres grandes etapas: 1) el diseño y la redacción del proyecto; 2) el debate y la defensa del sistema de capitalización individual; y 3) las críticas y las negociaciones con la Asociación Médica Dominicana (AMD).
El diseño del Sistema y la redacción de una Ley muy controvertida, requirieron de gran dedicación debido a su complejidad, a la falta de recursos y a la presión por terminar. El senador Iván Rondón y yo trabajamos todos los días durante muchas horas, solo pausando cuando lanzaba Pedro Martínez, cuyas hazañas reducían nuestras tensiones y renovaban nuestra confianza e impulso para seguir adelante.
A mediados del 1999, cuando el Senado dio a conocer el proyecto de ley, e inició las vistas públicas, las principales objeciones se concentraron en la capitalización individual. Aunque un voluminoso estudio de la Hewitt contratado por el Banco Central y de los empresarios, contribuyó a justificar la propuesta, fue sólo después de largos meses que logramos la aceptación del nuevo régimen previsional.
Pensando que las resistencias habían terminado, el Senado acogió en primera lectura el Proyecto de Ley. Pero, ante su aprobación inminente la AMD. que durante el proceso se había mantenido indiferente, inició una oposición dura e inflexible presentando un largo documento con algunas críticas aceptables y muchas propuestas orientadas a frustrar o desvirtuar el proyecto.
Entonces decidimos emular la estrategia de Pedro, combinando las rectas de humo, con sorprendentes cambios de velocidad: rectas para sostener firmemente los puntos innegociables, y cambios de velocidad, incorporando los aspectos positivos de sus críticas. Esta estrategia dio excelentes resultados pues mientras un sector de la AMD comenzó a aceptar los cambios, el otro mantuvo su férrea oposición, reiterando demandas inaceptables. Justo es reconocer el rol del Presidente Hipólito Mejía para inclinar la balanza y dar fin a este diálogo de sordos.
Durante los momentos más difíciles de este inesperado juego adicional, además prolongado a extra inning debido a tantas intransigencias, siempre resultó de gran ayuda valorar la experiencia de aquel muchacho debilucho y salido de la nada, que con sacrificios, valor y determinación, logró alcanzar tantas hazañas deportivas. Sin dudas, la seguridad social tiene una deuda con Pedro Martínez.