Segunda estancia de PHU en los Estados Unidos de América (1914-1919)
Esta segunda estancia de Pedro en la nación norteamericana, de casi cinco años (de noviembre de 1914 a septiembre de 1919), es la más fructífera, tanto en cuanto a su formación académica como en todo lo concerniente a la difusión de sus ideas: escribe en importantes medios en español y en inglés y dicta cursos y conferencias en diversos centros académicos.
Desde Washington y desde New York Pedro escribe para el periódico El Heraldo de Cuba hasta marzo de 1915: sus 44 artículos aparecidos entre 1914 y 1915, firmados con el seudónimo de E. P. Garduño, conformarían el volumen Desde Washington, compilado por la ensayista y poeta cubana Minerva Salado bajo las orientaciones de Camila Henríquez Ureña y publicado en 1975 por Casa de las Américas de La Habana. Se mueve entre la capital estadounidense y la ciudad de New York, donde asiste a teatros, bibliotecas y museos, compartiendo con personalidades del mundo cultural y del ámbito académico.
Desde Washington Pedro se traslada a New York, pues en el mes de mayo de 1915 pasa a ser redactor de Las Novedades, semanario newyorquino en el que estaría escribiendo hasta agosto de 1916. En dicha ciudad colabora, también, con la exigente revista The Forum, editada en inglés, y continúa enviando sus artículos a El Fígaro, de Cuba. Sólo firmaba con su nombre de pila los textos de creación literaria, como su pieza dramática El nacimiento de Dionisos, editada en 1916 como una separata, bajo el sello editorial del semanario. Es la edición definitiva de esa obra. Otras publicaciones de Pedro en la ciudad de New York son: El primer libro de escritor americano28 y Las «nuevas estrellas» de Heredia.29
Desde la ciudad de New York Pedro colabora con importantes medios de otros países: con la revista La Unión Hispanoamericana y la Revista de Filología Española, de España ambas; con la Revista de Filosofía de la Argentina; y con la revista El Repertorio de Americano, de Costa Rica. Frases tomadas de El nacimiento de Dionisos, que ponen de manifiesto su sensibilidad humana:
- Bienamados. […] no ignoro cuán duro trance es la eterna partida de los bienamados.30
- Madre. La muerte de las madres jóvenes es duelo de la tierra, y es recuerdo piadoso para los hijos.31
En agosto de 1916 Pedro logra lo que ningún otro antillano había logrado en los Estados Unidos de América: es contratado, por un año, como profesor de Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de Minnesota; pasa, así, a pertenecer al cuerpo docente del Departamento de Lenguas Romances de ese prestigioso centro académico estadounidense.
En ese mismo año inicia sus estudios superiores en dicha universidad, paralelamente a su labor docente. Al mismo tiempo, estaría impartiendo cursos en las universidades de Chicago y Los Ángeles (California). En 1918 se graduaría de Doctor en Filosofía, siendo el primer hispano en hacerlo en la Universidad de Minnesota: «La versificación irregular en la poesía castellana» es el título de su tesis. El año anterior había aprobado la Maestría en Artes.
A pesar de no ser un político militante, ante la intervención norteamericana en República Dominicana en mayo de 1916 Pedro reaccionó y asumió una postura patriótica: truena su voz de protesta desde el mismo corazón del imperio invasor mediante la valiente publicación de su artículo «El despojo de los pueblos débiles», en el mes de octubre, en la Revista Universal de México, reproducido en el periódico dominicano El Tiempo del 16 de noviembre. ¿Qué dice Pedro?
En medio del más extraño silencio de la prensa universal, se ha llevado a cabo, durante los últimos meses, la intervención de los Estados Unidos en la República Dominicana. La invasión raya punto menos que en conquista.
Se comprende el silencio de Europa, preocupada por sus problemas propios; pero no el silencio de la prensa latinoamericana en su mayor parte. Es verdad que el gobierno de los Estados Unidos, con singular maña y artería […], oculta al público los pormenores de lo que ocurre; pero un hecho, central, ostensible, no pudo ocultarse: el territorio de una nación independiente de la América española se halla ocupado, sin motivo suficiente de carácter internacional, por fuerzas de los Estados Unidos.
La noticia de este hecho debió bastar para que la prensa de la América latina se diera cuenta de la gravedad del caso. Más aún: no sólo de la prensa; también, de los gobiernos de nuestra América debió partir la protesta.
[…]
Pero el gobierno del doctor [Francisco] Henríquez sigue en pie, dando el singular ejemplo de servir a su país sin remuneración presente y tal vez sin esperanza de remuneración futura.32
El 26 de noviembre de 1916 Pedro envía una carta aclaratoria al periódico norteamericano The Minneapolis Journal en la que expresa lo siguiente: Admiro a los Estados Unidos y su gente. Ustedes son un pueblo grande y feliz; los de Santo Domingo somos chicos y pobres. Pero mi lealtad está enteramente con mi patria. He sido acusado de preferir a este país. No es así.33
Por breve tiempo, en las vacaciones del verano de 1917, Pedro viaja a España con el propósito de estrechar lazos de amistad con el célebre filólogo y crítico literario Ramón Menéndez Pidal, así como reanudar su vieja relación de amistad con el mexicano Alfonso Reyes, quien desempeñaba funciones diplomáticas, representando a su patria; vivía en la ciudad de Madrid. Habría de volver a la patria de Cervantes años después.
Segunda estancia de PHU en España (1919-1920)
En noviembre de 1919, después de haber renunciado de la Universidad de Minnesota el 24 de septiembre, y respondiendo a una invitación que le hiciera su amigo Alfonso Reyes, Pedro pasa a España, donde permanecería hasta finales del mes de mayo de 1920. He aquí el motivo de la renuncia de Pedro: «Appointment at Madrid at higher salary and with better opportunities for productive work» [«Entrevista de trabajo en Madrid con mejores condiciones: salario más alto y trabajo más productivo»]. Permanece en la nación ibérica durante casi un año.
En España la vida de Pedro transcurre de modo muy activo: colabora con el Centro de Estudios Históricos y publica dos de sus estudios más importantes: El endecasílabo castellano34 y La versificación irregular en la poesía castellana.35 Esta última, con prólogo del célebre filólogo Ramón Menéndez Pidal.
En ese país respalda el movimiento antiimperialista hispanoamericano y duda en retornar a los Estados Unidos. Con los escritores mexicanos Carlos Pereyra Gómez y Alfonso Reyes interviene en la traducción al español del libro de Vladimir Ilich Lenin El Estado y la revolución, obra publicada por el político ruso en 1918.
NOTAS:
28 Pedro Henríquez Ureña. El primer libro de escritor americano. Nueva York: The Romanic Review, 1916. (Separata).
29 Pedro Henríquez Ureña. Las «nuevas estrellas» de Heredia. Nueva York: The Romanic Review, 1918. (Separata).
30 Ideario…, p. 23.
31 Ibidem, p. 59.
32 PHU. Obras completas. Compilador: Juan Jacobo de Lara. Santo Domingo: Universidad Nacional Pedro Henríquez (UNPHU), 1977.Tomo III: 1914-1920. Pp. 293 y 296.
33 En: Enrique Zuleta Álvarez. «Cronología de PHU», en: Pedro Henríquez Ureña. Ensayos. Edición crítica de José Luis Abellán y Ana María Barrenechea, 1998. p. 440.
34 Pedro Henríquez Ureña. El endecasílabo castellano. Madrid: Revista de Filología Española, 1919. (Separata).
35. La versificación irregular en la poesía castellana. [1920]. Prólogo: Ramón Menéndez y Pidal. 2.a edición corregida y adicionada. Madrid: Centro de Estudios Históricos, 1933. (Publicaciones de la Revista de Filología Española; 4).