Primera estancia de PHU en Cuba (1904-1906)

En marzo de 1904, mi padre decidió que abandonáramos Nueva York, y partimos á Cuba, donde pensaba radicarse. No dejé Nueva York con pena; sentía que la gran ciudad me había enseñado cuanto debía enseñarme y que ahora su enseñanza, moral é intelectual, debía servirme para vivir entre mis gentes, escribe Pedro en sus Memorias.12

Son cuatro los países en los que Pedro Henríquez Ureña echa profundas raíces en los ámbitos cultural, literario y académico, y en los que son más visibles sus huellas: México, Argentina, Estados Unidos y precisamente Cuba. Aquí residirá por espacio de dos años, hasta el mes de enero de 1906;  durante ese tiempo colabora en la revista Cuba Literaria y es empleado de la casa comercial Silveria y Compañía. En Cuba Pedro habrá de publicar, en diciembre de 1905, a la edad de 21 años, su primera obra literaria, Ensayos críticos,13 saludada por el pensador uruguayo José Enrique Rodó, quien, en carta dirigida al dominicano el 20 de febrero de 1906, agradeciéndole el ejemplar que Pedro le había enviado, le expresa lo siguiente:

Me agradan la solidez y ecuanimidad de su criterio, la reflexiva seriedad que da el tono a su pensamiento, lo concienzudo de sus análisis y juicios, la limpidez y precisión de su estilo. Me encanta esa rara y felicísima unión del entusiasmo y la moderación reflexiva, que se da en Ud. como en pocos. Y me complace reconocer, entre su espíritu y el mío, más de una íntima afinidad y más de una estrecha simpatía de ideas.14

En Ensayos críticos resulta sorprendente la madurez intelectual a tan temprana edad de Pedro. He aquí dos joyas aforísticas extraídas de  ese libro que confirman lo de su precocidad intelectual:

  • Cultura. Para comprender una cultura interesa tanto saber lo que hay como lo que no hay en ella.15
  • Desorganización. […] la mejor prueba de la desorganización es la existencia de la miseria y la ignorancia en sociedades que poseen todos los elementos necesarios para suprimirlas.16
Portada del libro Ensayos críticos (1905)

Primera estancia de PHU en  México  (1906-1914)

Desde Cuba, en 1906, Pedro, contrariando los deseos de su padre, se dirige a México. En este país haría vida académica, cultural e intelectual intensa hasta el año de 1914, es decir, en su primera estancia en esa nación. En Veracruz es uno de los fundadores de la Revista Crítica, junto al escritor cubano Arturo R. Carricarte y en el mes de abril se traslada a la capital mexicana, donde conoce a Antonio Caso y a Alfonso Reyes y colabora  con el  periódico El Imparcial  y la Revista Moderna. También trabaja en la Compañía de Seguros La Mexicana en labores administrativas. El tiempo sellaría una profunda y solidaria amistad entre Reyes y Henríquez Ureña.

Ciudad de Veracruz, Mexico, en 1906.

La patria dominicana siempre anduvo con Pedro Henríquez Ureña. Se mantenía actualizado, al corriente del acontecer cultural y político de República Dominicana. Nunca adquirió ni negoció otra nacionalidad, a pesar de llevar una vida de errante eterno. En carta dirigida al filólogo y crítico literario español Marcelino Menéndez y Pelayo en 1909, desde México, el humanista dominicano le aclara:

Comprenda usted que, aunque vivo en México soy dominicano. El malestar crónico de mi país me obliga a buscar aires más puros en éste, aunque desde lejos sigo trabajando por el mío, y rara vez publico mis escritos en el exterior solamente, sino, que los hago aparecer al mismo tiempo aquí y en Santo Domingo.17

En el país azteca Pedro publicará en 1922, entre otras obras, En la orilla. Mi España,18 en la cual encontramos varias frases aforísticas impactantes en nuestro paseo lectural por su ideario:

  • Crítica / Actividad creadora. […] la crítica, si se ejerce con exceso, es enemiga de la actividad creadora […].19
  • Éxito / Imitación. El éxito engendra la imitación: todos lo sabemos. Pero no siempre advertimos que las imitaciones tienden a convertirse en deformaciones.20
Portada del libro En la orilla. Mi España (1922).

Pedro Henríquez Ureña de visita en su patria (1911)

Entre los meses de mayo  y junio de 1911, Pedro, aprovechando unas breves vacaciones académicas, tiene presencia en la ciudad de Santo Domingo: el 16 de mayo llega a República Dominicana, después de una ausencia de diez años, y su visita se extiende hasta el 22 de junio de dicho año. Primero pasó por Cuba a visitar a sus hermanos. Poco comentan sus cronologistas y biógrafos acerca de ese momento en la vida del más representativo de los hombres de letras nacidos en la Isla. En sus «Notas de viaje [A Cuba]»  Pedro cuenta:

Domingo 14 de mayo de 1911. Estoy ahora […] a bordo del vapor francés Abd-el-Kader, que me lleva de Santiago de Cuba a Santo Domingo. Va conmigo Camila.21

[…]

Miércoles 17 de mayo. Ayer por la mañana llegamos a Santo Domingo. El vapor entró […] en el río Ozama… Las calles han mejorado (las del centro están niveladas, y hay alcantarillas), hay un buen número de casas nuevas —estilos a veces extravagantes, a veces sencillos, como las de la Habana— y subsisten las casas viejas pintadas de colores, al modo antillano. […] El detalle más notable de ornamentación antigua es el de la «Casa del Cordón».22

[…]

Martes 30 de mayo. He visitado principalmente  el «Salón Goncourt» de Leonor y Clementina Feltz, donde hemos hecho lecturas de Oscar Wilde y Edith Wharton; y concurro al Club Unión y al Casino de la Juventud.23

[…]

Sábado 3 de junio. He salido a pasear en automóvil, hasta Jaina (dieciséis kilómetros), invitado, primero con Camila y mi tía Ramona, por Mercedes Echenique Peláez.

He visitado la tumba de mi madre, en la Iglesia de Las Mercedes…

Ciudad de Santo Domingo 1911
Casino de la Juventud en 1911. Calle padre Billini No. 58 (antes No. 10)

Pedro, con la honda satisfacción de haberse reencontrado con su pasado en su patria natal, de haber compartido íntimamente con sus familiares (padre, hermana, tíos, tías y primos) regresa a la patria de Benito Juárez en junio de 1911, mientras que Camila volvería a Santiago de Cuba meses después para continuar con sus estudios formales.

De regreso a México (Junio de 1911)

Pedro es designado, al siguiente año siguiente,  catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana en la Escuela Preparatoria de la Universidad Nacional de México. Su ascendente carrera intelectual y académica lo convierten en víctima de la envidia y de los ataques discriminatorios por su condición de extranjero: la xenofobia mexicana de la época lo zahiere.

Escuela Preparatoria de la Universidad Nacional de México en 1911.jpg

Luego de la Revolución de 1910, el tenso e inestable ambiente político reinante en México desde la toma del poder, en febrero de 1913, por el militar Victoriano Huerta fue el motivo principal por el cual tuvo Pedro que trasladarse, nuevamente, a la isla de Cuba en abril de 1914, habiendo concluido ya sus estudios de Derecho: su discípulo Antonio Castro Leal fue quien recibió el diploma por delegación de Pedro.

Años más tarde Castro Leal sería un destacado escritor, abogado y rector del citado centro académico.

Segunda estancia de PHU en Cuba (1914)

Pedro llega a La Habana en el mes de abril de 1914 con la intención de continuar su viaje hacia Europa, pero al estallar la Primera Guerra Mundial en el mes de agosto sus planes cambian: comienza a colaborar con varios medios cubanos, entre ellos El Fígaro y la revista Cuba Contemporánea.24

La Habana, Cuba, en 1914

Apenas unos siete meses permaneció Pedro en esta su segunda estancia en la patria de José Martí y su activismo dejó huellas en el periodismo literario en la mayor de las Antillas, habiendo trabado amistad con importantes escritores cubanos como Mariano Brull y José María Chacón y Calvo.

Acepta ser corresponsal del periódico El Heraldo de Cuba en Washington y parte hacia la capital estadounidense en el mes de noviembre del citado año. Pero antes, edita en Cuba su texto  Estudios sobre el Renacimiento en España: el maestro Hernán Pérez de Oliva,25 del cual transcribimos las siguientes frases aforísticas:

  • Mitología. […] la más antigua poesía escrita, y, más elocuente aún, la mitología, conservadora de la primitiva actitud espiritual de los pueblos.26
  • Poeta. […] con sólo ingenio no se hacen poetas.27

 

NOTAS:

  1. Pedro Henríquez Ureña. Ensayos críticos. La Habana (Cuba): Imprenta Esteban Fernández, 1905.

14 En: J. E. Rodó. Epistolario. Editor: Hugo D. Barbagelata. París / Buenos Aires: Agencia General de Librería, 1921. Pp. 42-43. (Col. Biblioteca Latino-Amerricana).

15 Ideario, p. 30.

16 Ibidem, p. 31.

17 Ver: Guillermo Piña Contreras. «El universo familiar en la formación intelectual de Pedro Henríquez Ureña», en Pedro Henríquez Ureña. Ensayos. Edición crítica de: José Luis Abellán y Ana María Berrenechea. Madrid: Editorial Alica XX, 1998. P. 489.

18 Pedro Henríquez Ureña. En la orilla. Mi España. México: Tipografía Cultura, 1922.

19 Ideario, p. 29.

20 Ibidem, p. 37.

21 Pedro Henríquez Ureña. Memorias, p. 206.

22 Ibidem, p. 212.

23 Ibidem, p. 213.

24 Fue la revista de mayor importancia en la vida cultural cubana de 1913 a 1927, período en que circuló mensualmente. Difundía información sobre la vida cubana en los ámbitos político, económico y social, pero haciendo énfasis en lo referente a la cultura y al arte. En ella escribían importantes intelectuales cubanos y extranjeros: Dulce María Borrero, Emilio Roig de Leuchsenring, Juan Marinello, Alfonso Hernández Catá, Enrique José Varona, Domingo Figarola Caneda, Miguel de Carrión y Max Henríquez Ureña, entre otros. También su hermano Francisco Noel Henríquez Ureña, abogado destacado en Cuba, publicaba allí ensayos de carácter jurídico.

25 Pedro Henríquez Ureña Estudios sobre el Renacimiento en España: el maestro Hernán Pérez de Oliva. La Habana (Cuba): Cuba Contemporánea, 1914. (Separata)

26 Ideario, p. 61.

27 Ibidem, p. 70.