El esquema de investigación planteado por Henríquez Ureña en El español en Santo Domingo (1940), va desde un trazado de textos utilizados como puntos  de partida y referencias antillanas encontradas en Santo Domingo y en el espacio antillano.  De ahí que el estudio de los dialectos recogidos por nuestro autor para ejemplificar su tesis se exprese en los capítulos que conforman el libro:  “Santo Domingo y la zona del Caribe”; “El Papel de Santo Domingo en la historia lingüística de América”; “El aislamiento y la tradición colonial”; “España y sus regiones en la colonización de América”; “Arcaísmos”; “La tradición en refranes y freses hechas, cantos y cuentos, juegos y oraciones”; “Indigenismos”; “Elementos exóticos”; “El sistema fonético”; “Variaciones fonéticas”; “Semejanzas con la fonética andaluza”; “Indios y negros”; “Morfología”; “Formación de palabras”; “Onomástica”; “Toponimia”; “Semántica”; “Sintaxis”; “Observaciones históricas”.

El temario desarrollado en este libro donde se ejemplifica de manera abundante lo que era usual en textos literarios, documentos históricos, políticos y lingüísticos, crónicas y obras españolas que compara PHU apoyado muchas veces en Gonzalo Correas (Arte grande de lengua castellana…1626 (1903); Sebastián de Covarrubias y Horozco: Tesoro de la lengua castellana 1611 (1927);  Rufino José Cuervo: Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana (1886-1993); Diccionario de Autoridades, 1726 (1939), y toda una bibliografía de apoyo, a veces útiles, otras veces anticuadas para el muestrario analizado.

Lo que ya hoy resulta superado como dato que apoya la realidad del español dominicano en cuanto a léxico, fonética, sintaxis, morfología o semántica, sugiere sin embargo una investigación que va más allá del comparatismo y la teoría del uso lingüístico, tal  como lo asumió la filología y la lingüística hispanoamericana de la época.

Sin embargo, los ejemplos utilizados por Henríquez Ureña a todo lo largo del libro sugieren también una investigación de campo y procedimientos neocomparativos a partir de una sociolingüística crítica y una dialectología diasincrónica, ambas apoyadas en un trabajo de campo que compruebe resultados con apoyo observacional, tal y como se ha podido observar en Max Jimenes Sabater (Ver, Más datos sobre el español de la República Dominicana, INTEC, Santo Domingo, 1975; véase también temario de base elegido por el autor), el uso de cuestionarios, encuestas, condiciones de trabajo a través de informantes, pronunciación y entonación dialectales sobre el dialecto dominicano, usos peculiares en dicho dialecto que arroja datos importantes sobre lo que es la realidad del español dominicano más allá de los catálogos proporcionados por PHU.  La misma bibliografía utilizada por Max A. Jimenes Sabater aporta datos significativos sobre la dialectología y particularmente en República Dominicana.

Los métodos utilizados por PHU son visiblemente utilizados por la lingüística y la filología de la época en su vertiente iberorromance y, particularmente hispanoamericana como se puede verificar en El español en Santo Domingo.  Lo importante para los nuevos investigadores del español actual en la República Dominicana, es el trabajo de recuperación sociodialectal en un país cuya población se ha quintuplicado en el mismo mapa territorial y cuyo fenómeno de crecimiento sociodemográfico supera con creces el muestrario lingüístico ofrecido por Henríquez Ureña en 1940.  Responder las preguntas: ¿cómo habla el dominicano hoy?, y ¿cómo se habla en la República Dominicana de nuestros días? es un trabajo que sugiere muchas aristas de investigación que deben ser asumidas por equipos de lingüistas investigadores con capacidad sostenida de trabajo, observación, verificación, recuperación de hablares populares, comparación y apertura sociocultural.

Indudablemente, El español en Santo Domingo es el primer libro que luego de los ejemplos ofrecidos por una lingüística basada en simples datos y carente de instrumentos o aplicaciones específicas, propone otra mirada metodológica en 1940 sobre lo que entendió PHU como “español” en Santo Domingo.  El gran mérito de este autor y esta obra ha sido el estímulo y ejemplo de un trabajo que, en el tiempo, ha sido, es y será desarrollado mediante trazados críticamente puestos en marcha por nuevos y capacitados investigadores, tanto dominicanos, como extranjeros.