La institución lingüística cultural que surge del contacto entre las lenguas romances y el conocimiento estratificado de la romanidad occidental y su historia, colocan al investigador que fue Pedro Henríquez Ureña en un mapa no solo lingüístico de estudio, sino también en un archivo que a veces toma valor de ruta ideológica en cauce con diferentes aspectos de la historia española y sus derivas en torno a América y el Caribe; pero además, en busca de respuestas y nuevos resultados comparativos que afirman cada vez más el ámbito de las lenguas romances o la desintegración del latín como lengua y protolengua proveniente del Usco y el Umbro.
Así pues, en esta línea de la Romania, la Iberia y América, lo que seduce como rescate lingüístico cultural son los focos y líneas que se encuentran en un proceso de recesividad legible, visible y necesario en el contexto de circulación de hablas, hablares y formas mezcladas de comunicación y socialización; algo que conformó y aún conforma rasgos, líneas y fuerzas de identidad que en España y América se han ido conformando históricamente.
Los diversos ejes lexicales de la Romania tienen su asidero también en la Hispania y en todo el mapa de las Américas. El romance hablado en América presenta elementos y aspectos diatópicos, diastrálicos importantes para el análisis contrastivo de lenguas romances que se hablan en todas las Américas. Los intercontactos, cruces de lenguas o lenguajes que “cogen sus rumbos” en el mapa de la Americanía, con todo lo que esta tiene de accidentado.
Algunos centros de investigación y revistas especializadas en temas lingüísticos y filológicos circulan por toda América a nivel de influencia científica y en el marco de la institución académica. La convicción que se afirmó en la actitud científica e investigadora del maestro PHU dio pie a que se conformaran espacios de estudio e información lingüística sobre la Romania en el horizonte de la lingüística y la filología hispánicas. De ahí el activismo lingüístico y cultural que observamos en su cuerpo de investigación abarcante del fenómeno lengua, historia, gramática, hablas, dialectos, geografías lingüísticas de América, tal y como se hace observable en aquel libro titulado Programa de filología Hispánica de Marcos A. Morínigo (Ed. Nova, Buenos Aires, 1959); y también AAVV: Homenaje al Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas Dr. Amado Alonso en su cincuentenario (1923-1973), Buenos Aires, 1975, 504 págs.
La historia del léxico romance e hispanoamericano ejemplifica hechos de lengua, historia, habla y cultura cuyos desarrollos se advierten en toda la dialectología de América y la península ibérica, toda vez que los diversos fenómenos lingüísticos a nivel fonético, sintáctico, lexicosemántico, morfológico, forman parte del vasto archivo de lenguas romances en América y el Caribe.
La bibliografía lingüística citada por PHU en sus trabajos filológicos hace de su trabajo un espacio de contacto e investigación de temas que sitúan su práctica lingüística en el vasto marco de las lenguas neolatinas o romances. De ahí también que sus influencias hayan orientado a todo un alumnado directo e indirecto, pero que en el proceso formativo de sus enseñanzas como maestro e investigador se conforme una “comunidad interpretativa” de su quehacer filológico, lingüístico, histórico y sociocultural.
En sus aproximaciones a los textos y lenguas de América y de España, PHU quien en 1920 estuvo en el Centro de Estudios Históricos de Madrid con el equipo que formó Ramón Menéndez Pidal y su grupo de maestros especialistas en Historia de Lengua, Filología Románica, Dialectología, Fonética, Paleografía Hispánica, Lexicografía, Geografía Romance, Estudios Métricos y otros dominios, colaboró para revistas y publicaciones ligadas al Centro de Estudios Históricos donde se reunían los estudiosos fundadores del mismo.
De hecho, el romanista se forma en Historia del latín y de las llamadas lenguas vulgares que surgieron de las diversas fragmentaciones del latín, que ya iba presentando diferencias y escisiones en la misma línea de surgimiento de las lenguas romances o como también se le ha llamado dialectos románicos que cobraron valor en la geografía lingüística donde se conformó y se fragmentó el latín y el protorrománico, en tanto que etapas históricas de constitución del léxico y las demás formas verbales y sobre todo fonéticas del romance, tal como lo ha señalado el lingüista suizo Walther Von Wartburg (ver, La fragmentación lingüística de la Romania, Ed. Gredos, Madrid, 1971, pp. 29-76).
Como romanista dedicado a estudiar los estados de constitución del español de América y, particularmente el español de Santo Domingo, PHU creó una perspectiva lingüístico-filológica sobre la base de un conocimiento de los textos coloniales y las voces y ejemplos peninsulares adaptados en la geografía de América y de sus hablares.