Mi involucramiento con el apasionante, pero complejo asunto del estatus legal de las parcelas playeras de Pedernales data del año 2010 y tiene que ver con mi asistencia profesional a un importante inversionista español, a quien un par de años antes sus asesores de turno le sugirieron invertir en la Parcela 40 de Pedernales.
Así pues, el contacto profesional directo con este y otros delicados temas de tierras, para el año 2014 me llevaron a fundar LUPA, una especie Boutique Legal estrictamente especializada en materia de Derecho Inmobiliario.
Tantos años en el manejo del tema me llevan a una exclusiva y drástica conclusión: “de no lograrse una diáfana definición del estatus legal de sus parcelas playeras, jamás ni nunca llegará el desarrollo turístico y socioeconómico a Pedernales”.
El PLD se pasó, por lo menos, 16 años elucubrando meras fantasías politiqueras en torno al desarrollo de Pedernales, sin haberse concentrado en buscar una verdadera solución al problema de que se trata. Si el Gobierno del Cambio se descuida, aunque con mejores intenciones, pudiera caer en más de lo mismo.
El incorrecto manejo de esta situación, la cual ha conllevado 25 años de un litigio ineficiente e improductivo, constituye la razón primordial del deterioro progresivo de las condiciones de vida en Pedernales, hoy por hoy una de nuestras provincias más pobres y, paradójicamente, más ricas, de ahí el título de este trabajo: “Pedernales, pobre niña rica”.
Entonces: 1) ¿En qué se traduce esta perpetua indefinición del estatus legal de estas tierras playeras? En perpetua miseria para Pedernales; 2) ¿Se vislumbra una solución definitiva de este problema en la justicia? Aparentemente NO. Se han agotado, estérilmente, 25 años en ese camino, y pudieran ser muchos más; y, finalmente, ¿Qué pasó con los originarios perpetradores de tan colosal fraude inmobiliario? Lamentablemente, la justicia penal acaba de cerrar el caso con CERO consecuencias para nadie.
Sencillamente, estamos frente a una cuestión más que elemental, pero, aparentemente, de difícil entendimiento por parte del Poder Político, y es que el desarrollo turístico de Pedernales se soporta en sus parcelas playeras, y mientras no se defina diáfanamente su estatus jurídico, dicho desarrollo deviene en letra muerta o imposible.
De tal manera, podrán concebirse en el papel, pero sólo en el papel, súper planes maestros de ordenamiento territorial de Pedernales, constituirse cuanto Fideicomiso se entienda, y planificarse el manejo de las inversiones por medio a las novedosas y probadamente eficaces APP, lo que, sin resolver el mal de fondo de la indefinición del estatus legal de las tierras en cuestión, no servirá para otra cosa que no sea hacer politiquería barata, tal cual hizo el PLD los pasados 16 años, y el cual no es, ni debe ser, el caso del Gobierno del Cambio.
A modo de conclusión, sólo cabe plantear que, no obstante, el Estado Dominicano pretenda seguir apostando, quiméricamente, a una resolución temprana y a su favor de la famosa Litis de Bahía De Las Águilas; concomitantemente, está compelido a buscar y encontrar una solución extra-justicia, a un problema, si se quiere, de base jurídica, pero de preponderantemente político y socioeconómico.
Obviamente, esta solución, sin implicar la autenticación del fraude originalmente cometido, debe procurar, de manera definitiva, la definición diáfana del estatus jurídico de las parcelas playeras de Pedernales, a los fines de hacer una realidad su desarrollo turístico, tan política y mediáticamente cacareado los últimos 16 años.
Claro está, está solución existe y, por demás, ¡¡¡¡¡¡está a la vista de todos!!!!!! Únicamente, se requiere voluntad política para lograrla y ser mínimamente creativos desde el punto de vista legal.