Japón vio con recelo que Estados Unidos ocupara Filipinas en 1898 al vencer a España en la guerra hispanoamericana. En la Primera Guerra Mundial Japón luchó contra Alemania, pero después del triunfo y de la Paz de Versalles entendió que la Sociedad de las Naciones se había creado para entronizar el poder británico y estadounidense a nivel mundial. Por eso se retiró de esa Sociedad y del acuerdo naval para así poder ampliar su flota sin limitaciones. También invadió China. Las tensiones llegaron a niveles extremos cuando Estados Unidos impuso un embargo petrolero a Japón por su expansión a Indochina.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial los americanos proclamaron su aislacionismo para no participar en la contienda. No obstante, el presidente Roosevelt implementó el trascendental plan de “Préstamo y Arriendo” para suplir armas, petróleo y alimentos a Inglaterra, Rusia y China que enfrentaban al Eje: Alemania, Japón e Italia.
Churchill y otros líderes sabían que los aliados no podían enfrentarse por sí solos a las potencias del Eje. Por eso el gobernante británico trató de involucrar a Estados Unidos en la guerra, a contrapelo de los aislacionistas. Roosevelt proclamó que su país sería el arsenal de la democracia, sin la participación de soldados americanos en la contienda.
Estados Unidos no concebía que Japón pudiera atacarlo pues tenía el doble de la población y una producción industrial nueve veces mayor que la nipona. La distancia impedía un ataque al territorio continental americano y su flota surta en Hawái estaba a más de 6,000 kilómetros del mar de China.
Aun así, el 7 de diciembre del 1941, hace 80 años, Japón atacó a Pearl Harbor en dos oleadas, con submarinos y 353 aviones caza, bombarderos y torpederos a Pearl Harbor, hundiendo o dañando 19 barcos, destruyendo 188 aviones y dañando 159. Las bajas humanas fueron 2,400 , más 1,247 heridos. Tan sólo 30 aviones japoneses fueron derribados.
Sin pruebas evidentes se han entretejido múltiples teorías sobre conspiraciones, según las cuales Roosevelt conocía de antemano el ataque nipón y que no lo impidió para tener un pretexto para justificar la participación americana en la Guerra. Con ese ataque de “la fecha de la infamia” hasta los más radicales aislacionistas apoyaron solidariamente que el país le cobrara a Japón los daños causados en una guerra no declarada de antemano.
Críticos más benignos plantean que Roosevelt provocó deliberadamente el ataque de Japón con su carta del 6 de diciembre al Emperador Hirohito apelando a “la paz y amistad” , pero que fue percibida como un ultimátum. Ya en noviembre Japón interpretó como insultante la carta de los “Diez Puntos” del secretario Cordell Hull planteando lo inaceptable: que Japón rompiera su alianza con Alemania y que se retirara de China e Indochina.
El Almirante Nagumo, jefe de la invasión, no ordenó una tercera oleada de bombardeos para no poner en riesgo su victoria y cometió el error de dejar intactos los depósitos de petróleo, astilleros, talleres de reparación y muelles submarinos. Además, por coincidencia, ese día los portaviones se encontraban en alta mar y quedaron ilesos.
Atacando, Japón pretendía que Estados Unidos flexibilizara las sanciones económicas, liberara millones de dólares incautados y pactara la paz. Eso no ocurrió. Con bombas atómicas, Estados Unidos derrotó y ocupó a Japón en 1945. Esa ocupación propició la democracia y el milagro económico nipón.