¿Quién no viaja a Samaná y a Las Terrenas y maldice los abusivos peajes que se cobran? Todos lo hacemos. Y a pesar de ese peaje hay que pagarle anualmente a la empresa que construyó las vías más de RD$5 mil millones en peaje sombra.
Veamos algunas opciones para al menos buscarle un bajadero a esta interrogante.
OPCIÓN 1. Entre las opciones que tiene el país para resolver este problema, negociar sin violentar los términos del contrato de concesión, es lo más importante. Jamás se debe usar la fuerza para eliminar o modificar ese peaje si no es mediante un acuerdo amigable entre las partes.
Como recordatorio, cuando el presidente Danilo Medina, usando la fuerza que le da el poder, obligo a Barrick Gold a modificar el contrato que se había suscrito para explotar la mina de Pueblo Viejo, recibió todo tipo de elogios y el pueblo lo celebró como una gran victoria política. Pero esa fue una metida de pata mayúscula ya que esa decisión arbitraria, al margen de los beneficios que le ofreció al fisco dominicano, afectó seriamente la imagen del país como un lugar inseguro para la inversión privada y extranjera. Esa modificación contractual se debió negociar sin presión y sin amenazas. Sin retener la exportación de oro en las aduanas para forzar a la Barrick a aceptar las modificaciones al contrato que había sido aprobado hasta por el Congreso Nacional.
OPCIÓN 2: La pregunta es ¿si el peaje se baja a la mitad, cuantos vehículos adicionales circularían por la autopista Santo Domingo-Samaná o la que llega a las Terrenas, para cubrir ese diferencial del 50% y parte del peaje sombra? Muchos vehículos usan la carretera Sánchez-Las Terrenas (Catey) para evitar un peaje de 585 pesos para cubrir apenas 23 kilómetros y 1,170 pesos ida y vuelta.
Pero para compensar esa reducción de tarifa tendrían que circular el doble de los vehículos que lo hacen hoy. Y para cubrir parte del peaje sombra, una cantidad adicional. Eso, a simple vista, parece poco probable, pero no imposible. Hay que analizarlo y comprobarlo en el terreno por un periodo corto de tiempo (3 meses).
OPCIÓN 3: Otra alternativa es negociar la extensión del plazo de la concesión por otros 10 años con una reducción sustancial del peaje sombra que se paga actualmente. Esta opción le permitiría al gobierno reducir en dos o tres mil millones el monto que paga actualmente cada año, usando esos recursos en otras inversiones importantes. En este caso las tarifas actuales se mantendrían o bajarían si el gobierno les traspasa a los usuarios que circulan por esa vía, ese ahorro en el pago del peaje sombra.
Esto último, podría animar a los conductores a usar más las vías que conducen a Samaná y las Terrenas reduciendo otro tanto la carga que representa dicho peaje.
OPCIÓN 4: Finalmente, nos preguntamos: ¿Se controla la circulación en esas vías con peajes muy altos? Hay que analizar cómo ha crecido el tránsito (por tipo de vehículos) por las vías Santo Domingo-Samaná-Las Terrenas en los últimos 10 años. Ese crecimiento podría indicar si el peaje sombra seguirá aumentando o por el contrario se reducirá a través de los años.
Porque en última instancia se podría aumentar el peaje a ciertos tipos de vehículos sin afectar a otros. Por ejemplo, en la vía Santo Domingo-Samaná un autobús lleno de pasajeros paga el doble que un vehículo ligero, donde hay dos o tres pasajeros. Hay países donde esa diferencia es mucho mayor y mayor aun cuando se trata de camiones de dos, tres o más ejes. Hay que estudiar todas las opciones y buscar la segunda mejor sino alcanzamos lo óptimo.
El presidente Abinader habló del peaje sombra y de buscarle una solución legal a esos punitivos contratos, que en el caso de Santo Domingo-Samaná ha recibido por este concepto 1.5 veces el valor de la obra. Sin embargo, no amenazó ni usó su poder para forzar a las empresas constructoras a modificar los contratos que sustentan los peajes sombras en general. Mas bien, solicitó los servicios del prestigioso abogado Enmanuel Esquea Guerrero para que estudie el caso de los contratos de los “peajes sombras” del país.
Finalmente, y al margen del peaje sombra, lo que se paga en las tres salidas de Santo Domingo (Norte, Sur y Este) deben ser aumentados a 100 pesos. Es una aberración pagar 60 pesos por recorrer hasta 200 kilómetros y más. Eso no alcanza ni para mantener en buen estado las carreteras.