Este semana y a apropósito de las fiestas navideñas, haremos una pausa de la serie de artículos iniciada la semana pasada, a modo de entrevista, sobre el GRC (Glassfibre Reinforced Concrete).  

El caso es que en estas fechas tan señaladas nos encontramos con el fenómeno de las compras masivas y las grandes superficies comerciales repletas de muchedumbre. Somos muchos, y estas grandes superficies se quedan pequeñas ante la gran afluencia de público, siendo sus espacios ergonómicos y sus servicios, apenas suficientes para todas las personas que salimos, casi,  en tropel  a comprar los regalos navideños.

Al acudir a estos lugares pensamos en las dimensiones normativas que nos marca el Código Técnico de Edificación (CTE), para el caso de España, y las demás normativas para otros lugares. Un corredor o pasillo, y según sea el caso, deberá tener, para lugares de pública concurrencia,  unas determinadas dimensiones que irán acorde con las necesidades del edificio – en función de sus usuarios- contando siempre con la evacuación en caso de incendio y la accesibilidad universal.

Para los que estudiamos arquitectura en la segunda mitad de la década del 90, del siglo 20, el famoso tratado de arquitectura y ergonomía conocido como "El Neufert", ("El arte de proyectar en Arquitectura" de Ernest Neufert),  nos sirvió como una especie de biblia para manejar datos que se recogen en las normas urbanísticas y el CTE,  que manejamos los que trabajamos de este lado del Atlántico. 

Mucho nos sirvieron esos datos genéricos en aquellos años bisoños, para hoy no soltar un centímetro en nuestros planos de trabajo a la hora de dimensionar esas puertas, esos pasos, esos corredores  y esas salidas.  Para lo que no estudiamos en su momento fue para una arquitectura de compras masivas con una pandemia en los talones, o mejor dicho en las narices…nunca mejor dicho. 

El SARS-CoV-2 o variante Ómicron, es ese invitado que se nos cuela en las colas de las compras navideñas, en las que hay que dejar unos 2 metros de distancia en espacios nos diseñados para tiempos de pandemia. Hemos podido capear , con muchas bajas dolorosas, el temporal anterior del año 2020 y damos la bienvenida al 2022 con los mismo espacios y las pocas adaptaciones que hemos podido aplicar a su uso: accesos y salidas bien separados según el sentido de la marcha; ascensores de 10 pasajeros condicionados al uso de 4 pasajeros y no más;  separación física, aunque transparente, entre el que vende y el que compra; entre otras medidas que lanzan las filas para pagar al frío exterior de los edificios, en el caso de los países templados, o al sol candente en el caso de los trópicos. 

Todavía nos queda comprar los regalos con motivo de los Reyes Magos y ya sabemos lo que nos tocará, pero, años vista, ¿sabremos y tendremos que proyectar nuestros edificios contando con las próximas pandemias?