Cuando a través de los medios electrónicos nos hemos enterado de que el ganador del concurso para el proyecto de Las Ruinas de San Francisco ha sido Rafael Moneo, hemos tenido que hacer una reflexión profunda, de nuevo, sobre toda la cuestión para llegar más o menos a la misma conclusión; aunque matizada por la presencia en el debate de, quizás, el más grande arquitecto español y uno de los grandes del mundo.
Al ver las infografías del proyecto hemos podido reconocer una universalidad en los trazos y juego de volúmenes y huecos, que nos causo cierta satisfacción, aún – y en principio- no estando de acuerdo con el proyecto. En ese momento pensamos que la arquitectura dominicana transitaba esos nuevos cánones estéticos muy comunes en las revista El croquis o la AV.
También pensamos en lo mucho que se notaba que quienes habían diseñado la propuesta giraban en torno a la forma en que se expresan los egresados de la ETSAM (Escuela Técnica Superior De Arquitectura De Madrid) o sucedáneos. Pensamos que sería un dominicano regresado de dicha escuela.
El corazón dividido
Con la controversia actual hay un montón de especialistas – y otros que no lo son tanto- opinando y disertando sobre el tema; no es para menos…Las Ruinas no sólo son ese monumento histórico que nos enorgullece, es también ese punto de referencia en la infancia, en la vida de muchas generaciones que jugamos en su entorno, de visita o viviendo en Santa Bárbara, San Miguel, San Antón y Zona Colonial. Siendo el caso de que muchos ya opinan con conocimiento de causa – y sin el- nosotros nos permitiremos el lujo de verlo desde el punto de vista de un arquitecto de la diáspora, formado entre Santo Domingo y Madrid, pero siempre con el corazón en la UASD.
Conocimos a Rafael Moneo (nos referimos a su obra) en la Plaza del Ayuntamiento y la Catedral de Murcia. El primero de estos dos edificios estaba siendo proyectado por Moneo, el más discreto de los Starchitect de nuestro tiempo, y la remodelación del segundo, es decir la catedral, por el profesor José Luis Arara, un arquitecto anónimo y nuestro profesor de proyectos ( Proyecto Final de Carrera) de la Escuela de Madrid…Excelente profesional.
En el caso la Catedral la intervención de restauración y consolidación se hizo – incluso no estamos seguros que los trabajos estén concluidos- respetando absolutamente su estética, arquitectura y mezcla de estilos.
En el caso del Ayuntamiento, emplazado en la histórica plaza, la propuesta de Moneo se levantaba, a la par que un tanto disruptiva, sobria, elegante, funcional y en contraste respetuoso con la Catedral…incluso resaltando la riqueza de su ornamentada fachada. (Ver video: https://www.youtube.com/watch?v=sVtng9BXewY ).
En el caso del encargo de referencia Moneo plantea un edificio que con dignidad represente el poder del pueblo frente al poder de la iglesia pero que a la vez respete las jerarquías presentes en la plaza existente que los congrega.
Al ver el edificio es fácil poder caer maravillado por la sencillez de la perfección de sus líneas perfectamente ortogonales, donde la verticalidad domina la puesta en escena.
Moneo no escatimó en elegancia, pero no infringió daño alguno a los edificios del entorno; más bien cumplió el encargo de las autoridades municipales de dotar al Ayuntamiento de un edificio icónico, y que fuera sinónimo de una Murcia entre lo nuevo y lo anterior; resaltando lo presente y a la vez reivindicando el pasado….Eso se consiguió con el edifico para el Ayuntamiento.
Seguiremos con otros casos destacados en la obra de Moneo que pueden servirnos para entender – o no – su propuesta para Las Ruinas. Esto será la semana que viene.