Santo Domingo de Guzmán, capital de la Rep. Dominicana, fue declarada (su zona colonial) como zona monumental por allá por los finales de la década de los 60. Más tarde la Ciudad Colonial es declarada por la UNESCO Patrimonio de la humanidad unos años antes (1989-1990) de la celebración del V Centenario ( 1992) de la llegada de los españoles a Las Américas.
Esta zona de historia centenaria ha creado, como muchos otros enclaves históricos del mundo, una identidad propia. En diferentes épocas, y durante años, ha tenido poco brillo por no decir una situación de olvido. En otros momentos de la historia reciente ha recibido la atención tanto de la administración central como de la municipal, cada uno con los medios de los que ha dispuesto pero haciendo notar una voluntad de preservación del patrimonio… Por lo menos de intención.
Entre recuerdos y lecturas hemos podido ser testigos de planes de restauraciones individuales o masivos para los monumentos de “la zona” que en muchos casos han revitalizado/restaurado el paisaje urbano de la misma, con resultados acordes a los postulados del buen hacer en materia de restauración, establecidos por los organismos profesionales que tienen que ver con el tema a nivel local e incluso mundial como el ICOMOS.
Desde luego y como es natural ( no solo en nuestro país), muchos de los planes de revitalización del entorno urbano de la Zona Colonial ( o Ciudad Colonial), no son recomendables desde el punto de vista de ese buen hacer al que nos referimos.
Una opinión individual
Como arquitecto, el autor de Arquitectura y Energía, no ha realizado ningún tipo de formación de post-grado en materia de restauración y/o conservación de monumentos históricos (ni una cosa ni la otra). La formación que en este aspecto podamos tener queda circunscrita a la recibida de grandes profesores en nuestros años de grado y las lecturas especializadas sobre el tema.
De cualquier manera, cualquier arquitecto que le gustara el tema – y dedicara tiempo a formarse un criterio propio, a la luz de lo técnicamente e históricamente correcto – puede tener un punto de vista válido sobre el asunto de las ruinas de San Francisco.
Desde nuestro punto de vista y luego de leer en la prensa nacional el asunto, Las Ruinas de San Francisco no deben ser intervenidas de forma de que se desnaturalice su legado histórico y que esto se haga de manera irreversible, alterando su naturaleza de monumento histórico para convertirla en una escenografía pseudo-histórica.
De acuerdo a lo que hemos podido saber, ya el Comité Dominicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), con el que no tenemos absolutamente nada que ver, ha hecho el señalamiento de lo desafortunada que sería una intervención como la que supuestamente (lo de supuestamente lo agrega este autor) se querría hacer contra las Ruinas De San Francisco.
Debemos reconocer – supuestos a recibir una llamada de atención de los ganadores de la licitación para el “Diseño, Supervisión y Dirección de las Obras del Proyecto Ruinas de San Francisco y Entorno”- que no conocemos el proyecto más allá de las imágenes que circulan en la prensa. Quizás pecamos de celo profesional y social, pero aunque preferimos sumarnos con nuestra voz al unísono junto a la del ICOMOS por si las moscas, también nos gustaría conocer el proyecto y la defensa que hacen del mismo sus autores.
Desde este pequeño rincón de los domingos que los directores de www.acento.com.do tienen a bien prestarme, no entendemos por qué habiendo en la Rep. Dom. tantos arquitectos especialistas en arquitectura histórica, historia de la arquitectura, conservación o restauración de monumentos, con oficinas de la administración especializadas en el tema y más aún con legislación al respecto, tenemos, de cuando en cuando, que entrar en estos temores por posibles agresiones al patrimonio monumental de nuestra ciudad.
Nos quedamos con la sugerencia que hace el ICOMOS y que consiste en estudiar (a nivel arqueológico y arquitectónico) las Ruinas del Monasterio de San Francisco.
No sabemos cuántos establecidos de la UNESCO viola este proyecto ( o las imágenes que hemos visto del supuesto proyecto), pero nos gustaría saberlo.
Que nuestras palabras por lo menos sirvan para meditar sobre el asunto de cómo acometer intervenciones, con el debido cuidado y respeto, sobre el patrimonio histórico de nuestra ciudad.
Tal como plantea el ICOMOS, ¿Por qué no se ha valorado algún tipo de arquitectura efímera para poner en valor el monumento, sin alterar su naturaleza?
Invito a los autores del proyecto y a los señores del ICOMOS a que nos dejen saber sobre la viabilidad, o no, de la propuesta ganadora, desde el punto de vista de las buenas prácticas de la Conservación o Restauración de Monumentos.
Queda abierto el debate.