La gente que dirige el gobierno suele acudir a comportamientos y recursos verbales que responden a una patología bien definida por los profesionales de la conducta humana o reflejan los niveles más bajos de moral en la actuación del individuo.
Con pocas excepciones, este comportamiento se puede observar en los más relevantes componentes del gobierno, quienes lo utilizan continuamente como mecanismo para justificar la corrupción y sus medidas impopulares o para evitar reacciones de repudio por su incompetencia para gobernar.
En el Presidente de la República y en los funcionarios públicos, ante la presión popular por sus demandas insatisfechas, se manifiesta el empleo de Mecanismos de Defensa de los que Sigmund Freud y las escuelas analísticas identifican en personalidades paranoides, en psicosis, en neurosis y en la perversión. Entre otros Mecanismos de Defensa, los especialistas mencionan, la Proyección, la Racionalización y la Negación. La primera se presenta en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen externo, atribuyendo a otras personas u objetos, los sentimientos o pensamientos propios que resultan inaceptables. En este caso, se proyectan a otros, las situaciones que no se aceptan como propias porque generan ansiedad…
La Racionalización se define como otro Mecanismo de Defensa que consiste en justificar las acciones del sujeto para evitar la censura. Es un comportamiento que también se percibe con mucha frecuencia en la gente del gobierno cuando reaccionan a las críticas por sus actos censurables.
En el caso de la Proyección, no siempre se entiende que quienes asumen esta conducta, adolecen de una patología como la descrita para el caso de la Racionalización y otros mecanismos, pero sí se puede decir de quienes la presentan, que son personas marcadas por una degeneración moral conciente, la cual puede manifestarse hasta en su comportamiento cotidiano.
La Negación, es otro Mecanismo de Defensa, muy común en el Presidente de la República. Acude a él asiduamente cuando niega una realidad que es obvia. Por ejemplo, cuando repite que la situación es buena, o que la economía está blindada, siendo todo lo contrario.
Cuando el Presidente de la República trata justificar el problema de la carestía de los productos de consumo básico diciendo que se debe a la especulación internacional con los precios de los alimentos, oculta que la inflación se produce por su voracidad fiscal a través de “paquetazos económicos” y por los abusivos incrementos semanales en los precios de los combustibles. Se defiende de la reacción de rechazo que produce la indignación del pueblo por el abuso que se comete en perjuicio de su calidad de vida.
Cuando se reconoce la existencia de un mal como la impunidad, tratando de guardar distancia de su responsabilidad, el mecanismo de defensa puede llegar al extremo de la desvergüenza, ya que si los beneficiados son las mismas gentes del gobierno, es obvia la procedencia de la influencia que protege al corrupto. La misma contradicción se produce cuando el Presidente, excusa la no asignación del 4% a la educación, con la afirmación de que los recursos no garantizan la mejoría del sistema educativo.
Cuando el Presidente o algunos de sus panegiristas, justifican el fenómeno de la corrupción con el argumento de que es un problema nacional en el cual incurren todos los gobiernos, se escudan en ese pretexto por no haber demostrado voluntad política para erradicarla. Este mecanismo psicológico, trata de explicar la corrupción como un mal de todos, lo que justificaría que no se produzca ninguna censura a la corrupción actual.
Cuando en los últimos 7 años se le ha estado echando la culpa de todos los problemas nacionales a la situación heredada del “mal gobierno” que dejó el PRD en el 2004, el Presidente y la gente de su partido, se defienden de la reacción esperada por su incapacidad para gobernar eficientemente. Y siguen en la misma conducta cuando, ya agotado el recurso de la responsabilidad de aquel gobierno, ahora internacionalizan o globalizan las causas de los problemas locales para ocultar sus propias incapacidades.
Cuando un Ministro expresa que el aumento de los combustibles se debe al incremento de los precios internacionales del petróleo, oculta que en el país los precios de los carburantes no se aumentan en proporción a esos incrementos y que se viola la Ley de Hidrocarburos para conseguir más recursos. En este caso, el gobierno trata de evitar las consecuencias sociales y políticas de los altos precios de los derivados del petróleo, distrayendo su origen a factores externos que no siempre son reales.
El matiz del discurso presidencial del domingo pasado, es una reiteración de este comportamiento oficial. Se sigue tomando el pasado y la situación internacional para desviar la responsabilidad del gobierno hacia otros culpables y se sigue negando la realidad nacional haciendo creer que vivimos en un paraíso. El Presidente de la República aun piensa que es un encantador de serpientes, que todavía se le cree todo lo que dice y que sus argumentos son tan convincentes como lo eran cuando no se le conocía como ahora. Y sobre todo, parece creer que el pueblo tiene memoria de tarados.
Sin justificaciones para evadir su responsabilidad en la crítica situación por la que actualmente pasa el país y sin repuestas a las múltiples demandas de soluciones, es frecuente escuchar al Presidente, a los funcionarios públicos y miembros del PLD, reaccionar con expresiones inconsecuentes que pueden indicar un estado patológico, en el cual, el individuo trata de evadir la realidad que le afecta, señalando a otras personas o circunstancias, como culpables de sus yerros, son los inútiles Mecanismos de Defensa de un gobierno acorralado en la trampa de su incompetencia, sus errores y su insensibilidad frente a sus gobernados.