Este país se las trae. Con su inmensa carga de pobreza, a los dominicanos pocas cosas lo conmueven o lo motivan, prácticamente nada lo estimula y por lo general, protestar por algo es perder el tiempo. Aparentemente todo marcha bien, los ciudadanos apoyan abrumadoramente a su presidente y el partido de gobierno camina sin contrapeso para seguir en el poder.
¿Malas noticias? Que va, las autoridades dicen que nuestra económica esta como una roca, que la deuda aun es muy baja en comparación con otros países y que las exportaciones van viento en popa. Las tres cosas son cuestionables pero todos la aceptan como verdad.
¿Y quién no sabía lo de Odebrecht? Todo el mundo pero nadie hablaba. Y si de investigar a esta empresa se trata, olvídense de eso en el país de Danilo. A propósito ¿Y cuanto costaron las sobrevaluaciones que habrían permitido repartir millones de dólares en comisiones? No se preocupen compatriotas que eso lo pagaran sus hijos o nietos a los bancos extranjeros.
Un escándalo similar se desatará, tarde o temprano, con la Planta Eléctrica de Punta Catalina, donde también está la Odebrecht como contratista. Pero no pasará de ahí porque aquí a nadie se persigue ni se castiga por corrupción. Somos de los países que le ofrecen garantía a cualquier tipo de inversionista extranjero aunque venga de Sinaloa.
Aquí todo es simpleza y pocos le dan importancia a las cosas que la tienen. Lo visible pasa desapercibido, las pruebas no convencen y los culpables se convierten en víctimas mientras las victimas terminan siendo culpables.
Nos patean el trasero cada hora del día como si no existiéramos
Imponen una veda a la siembra de varios rubros por la Mosca Blanca. Bueno, eso se supera y solo hay que combatirla, porque nadie se muere de hambre si faltan algunos vegetales en la mesa. Imponen veda a las exportaciones de frutas por la Mosca del Mediterráneo. Bueno, tenemos más y mejores frutas en los supermercados y a menor precio, lo que tiene su ventaja. La sequia está causando estragos en la agricultura, en el suministro de agua potable y en la producción de energía. Bueno, eso es circunstancial y contra la naturaleza nadie puede, aunque los lavaderos de autos botan millones de litros de agua día tras día.
La malaria golpea de nuevo en las zonas turísticas. Bueno, eso también se resuelve atacando los criaderos de la mosca, pero por un mosquito no hay que hacer tanto escándalo. Que el dengue ya ha matado 14 persona, no está mal si consideramos que años atrás mató a muchos más. Eso quiere decir que estamos mejorando.
Violencia de género, hepatitis, gripe aviar, fiebre porcina, ruidos, deforestación, basura, caminos destruidos, sequia, barrios enlodados y algas en la playas, todo eso se resuelve con una visita del Presidente. Tendrá vacunas y medicamentos, audífonos, camiones, tractores y tijeras para las víctimas de abuso sexual.
Matan 4 delincuentes en Santiago, matan hombre para robarle reloj, matan mujer que se resistió al robo, matan 2, matan 6, matan 10, matan 14 y a veces en un solo día. Tranquilos dominicanos, que en el 2015 la delincuencia se ha reducido respecto al 2014. Estamos mucho mejor.
La pasividad y conformismo de los dominicanos llega a su máxima expresión cuando acepta sin protestar, salvo voces aisladas, que le pateen cada semana, no solo el trasero sino el delantero, con el precio de los combustibles.
En el exterior también nos patean el trasero y con zapatos de beisbol. Ahora resulta que un mal nacido racista y comentaristas de ESPN descubre que jugar pelota es cosa de niños ya que 25% de los peloteros de grandes ligas son dominicano, país donde la educación es una verdadera mierda. Y aunque esto último no está lejos de la verdad, llegar al salón de la fama es algo que pocos seres humanos alrededor del mundo se pueden dar el lujo de alcanzar. Es tan difícil como el Nobel, donde hay científicos que se lo han ganado por pura casualidad, manipulando sustancias en un laboratorio. Y eso lo dicen muchos científicos.
A ese comentarista boludo y con cara de maricón hay que darle un bate y ponerlo en el terreno de juego. Si se poncha, meterle el bate por el trasero.
Para cerrar el círculo externo, somos el Goliat frente a David cuando peleamos con Haití. Y esa historia bíblica se hizo famosa simplemente porque Goliat era un hombre gigantesco, grotesco y terrorífico, comparado con el pequeño e insignificante David, quien lo derrotó con una honda y una piedra. Todos simpatizan por el débil, el jodido, el hambriento, el pobre, el apátrida, el emigrante que busca mejor vida. Esos son los David. Así que, nuestra lucha está perdida aunque tengamos la razón. ¿Y qué significa eso? Más patadas por el trasero.
Y mientras los dominicanos sacan banderas para resaltar su patriotismo, Martelly allá y Medina aquí, juegan al ajedrez político con los pobres peones haitianos, buscando los movimientos que le den ventajas para continuar en el poder en sus respectivos países. Pobre del pobre. Y que Dios nos proteja.