Desde 2011, asesorada por organismos electorales especializados, la JCE sometió al Congreso Nacional sendas leyes de Partidos Políticos y del Régimen Electoral.

Desde entonces las cúpulas de los partidos y dirigentes del Congreso hicieron múltiples intentos por aprobar ambas leyes e incluso se reunió en la Puca  a los candidatos presidenciales a las elecciones de 2012, quienes firmaron un compromiso para impulsar su aprobación.

En el ínterin  2012-2016 se cruzó en el camino de esa aprobación la determinación del presidente Danilo Medina de reformar la Constitución para reelegirse.

Y en el presente cuatrienio pienso que la historia pudo repetirse, hasta que al intentar imponer en la ley de partidos las primarias abiertas a todos las formaciones políticas y no poder lograrlo, pese a hacerla aprobar en dos lecturas en el Senado, la historia cambió.

La pretensión se atascó en la Cámara de Diputados, mientras recibía un rechazo abrumador de las iglesias, el sector empresarial, la sociedad civil, mientras las encuestas establecían que en proporción de más de un 70% el pueblo expresó su firme oposición a una eventual reforma constitucional reeleccionista.

He escrito en este medio en diferentes oportunidades, que una pretensión continuista que seriamente averiado con el daño colateral que le infligió el descomunal escándalo de corrupción de Odebrecht.

Y que en adición para montar un proyecto continuista Danilo tenía no sólo que brincar un charquito en producción de Joao y Marchena, sino cuál ágil trapecista dar el triple salto mortal de imponerlo a su partido sin que se dividiera, repetir el escándalo de la compra de la reforma constitucional, y luego imponerle al país, en medio de un gran despilfarro de recursos estatales y mayúsculos escándalos de corrupción, en una eventual búsqueda de una  reelección que él mismo sabe sería traumática, desestabilizadora y odiada.

Es en ese contexto que Danilo prorroga la legislatura con el mandato expreso de conocer entre otras leyes, la del Régimen Electoral, que ha sido aprobada de manera tan acelerada como hemos visto.

Como la de Partidos Políticos, la del Régimen Electoral es una iniciativa ventilada en el Congreso cuando todos los poderes del Estado, incluso la opinión pública y una parte de los partidos, han sido secuestrados por el gobierno del PLD, optando la oposición congresual por lograr avances, algunos de ellos importantes.

He escuchado, y leído a gente muy leída, declarando que la del Régimen Electoral fue sancochada, y hasta que ahora debió ser bajada a una amplia discusión en la sociedad.

Como si esa misma ley, Virgen Pura, no estuviera siendo discutida desde hace 7 años por diferentes comisiones bilaterales del Congreso, y que en la última de ellas hemos visto a dirigentes como el senador Santiago Zorrilla, y a los diputados Alfredo Pacheco y Víctor D´Aza pidiendo y reiterando a la sociedad civil y a la opinión pública apoyarlos para conseguir lo más que se pudiera lograr.

Tras la agónica y larga batalla por mejorar la Ley, obtuvieron logros importantes que defienden no como finalidad sino como partida de lo que debe ser una reforma política más amplia.

Sólo suizos o gente que anda muy distraída, no podrían ver que en la lucha de aproximación sucesiva que es la política, se han logrado avances, que debemos continuar impulsando.