Hasta que volví a escucharlo de nuevo. La misma conversación de parte de un joven profesional dominicano capacitado que había “joseao’” su pasaporte extranjero, para no tener que “lidiar” con el dominicano. Justificaba su acción mencionando lo “cansado” que estaba de pasar por los tantos trámites que necesitamos los dominicanos para viajar a muchos países. “Anniete, es que el pasaporte dominicano no sirve” – me mencionaba reiteradamente. 

Él, como muchos otros, trataban de hacerme “entender” lo que mis oídos refutaban. No podía entender como el mismo joven que me hablaba de una mejor República Dominicana era el mismo que permanecía fuera de ella todo el tiempo, viviendo en el extranjero. Esta vez, sacando un pasaporte que le reafirmaba otra nacionalidad que “si funcionaba”. 

Creí que esta vez me iba a poder quedar callada a su comentario, pues no era la primera vez que veía a amistades buscando cualquier oportunidad para poder nacionalizarse con otra que no fuese la dominicana. Pero mi indignación no me contuvo al ver otro joven muy capacitado, traicionando su nacionalidad, para permanecer fuera de ella. 

Cómo es que vamos a tener una mejor República Dominicana, mientras no nos ensuciamos para resolver los problemas de los que tanto nos quejamos? Cómo construimos una mejor imagen del país mientras desechamos nuestra nacionalidad? Cómo avanza el colectivo si los más privilegiados aprovechamos cualquier oportunidad para perpetuar el privilegio, mientras demandamos justicia social? Cómo hacemos que el dominicano no tenga que pensar en “josear” su futuro en otro lado, en vez de contribuir en el suyo? 

Haciéndose el loco yo sé que no es la respuesta. Un pasaporte que require multiples visas es un reflejo de las circunstancias socio-económicas bajo las que viven una gran cantidad de personas. Es un reflejo de las múltiples situaciones que tenemos que atender en materia de migración, relaciones internacionales con otros países, e inequidad en desarrollo. Esto no se resuelve botando nuestro pasaporte a la basura.