El caudal de ideas sobre el que alguna vez navegaron varios de nuestros partidos políticos en la búsqueda de la libertad y la democracia se ha secado.

Como una muestras de lo anterior está el hecho de que la palabra ideología, que con tanto orgullo pronunciaban, principalmente, los militantes de la izquierda, fue excluida de los discursos de los políticos dominicanos, debido a que ni la afiliación a los partidos ni el voto de los electores están motivados actualmente por las ideologías políticas.

De igual manera, la ideología política no tiene ningún espacio en el Congreso Nacional, a pesar de ser el centro permanente del debate político. Los discursos parlamentarios, que son las poderosas espadas de los legisladores, ya no se forjan en base  al sólido metal de las ideologías. Para la aprobación o el rechazo de una ley el legislador no toma en cuenta el factor ideológico sino su criterio particular o el de la cúpula de su partido.

 

La ideología ha sido definida por el Diccionario de la Real Academia Española como el “conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.”. Su trascendencia, de acuerdo con el reconocido politólogo italiano Mario Stoppino, es tal que “tanto en el lenguaje político práctico como en el de la filosofía, de la sociología y de la ciencia política no existe quizás ninguna palabra que esté a la par de ideología por la frecuencia con que es empleada y, sobre todo, por la gama de significados distintos que le son atribuidos”.

 

Ante la multiplicidad de uso del referido término Stoppino recurre a Norberto Bobbio, en el Diccionario Político de Bobbio, Matteucci y Pasquino, que llama a la ideología en relación con su significado débil y su significado fuerte. En su significado débil de ideología designa el genus, o una specie variadamente definida, de los sistemas de creencias políticas: un conjunto de ideas y de valores concernientes al orden político que tienen la función de guiar los comportamientos políticos colectivos. Por su parte, el significado fuerte tiene origen en el concepto de ideología de Marx, entendido como falsa consecuencia de las relaciones de dominación entre las clases”.

Sin dudas, en la República Dominicana, la política no tiene identidad. La crisis de las ideologías en los partidos se refleja también en la dificultad de determinar el  posicionamiento de los partidos, debido a que tanto su accionar como el de sus élites los coloca un día en la centro-izquierda y la mayoría de las veces en el centro o en la centro-derecha.

Quien quiera encontrar un partido auténticamente de izquierda o de derecha debe buscarlo con una lupa en un lugar recóndito de la boleta electoral. De su lado, de los grandes partidos ninguno se comporta como socialdemócrata o comunista, ni tampoco como liberal, fascista o conservador, es decir no son ni de izquierda ni de derecha.

En ese sentido, algunos partidos que se consideran socialdemócratas se comportan como neoliberales, igual que los conservadores, mientras se olvidan de la igualdad, como medio indispensable para alcanzar la libertad y el progreso. La realidad es que todo ha cambiado, mientras los intelectuales progresistas se extinguen, los comerciantes políticos se multiplican.