Una compañía por acciones. Cada quien es dueño del capital que ha invertido, se gana su dinero de acuerdo a lo que ha puesto, y no es responsable por lo que hagan los demás. Eso son los partidos en República Dominicana.

La semana que casi termina ha sido un espectáculo: las máximas dirigencias del PLD y el PRM han ido a visitar a los arrestados por delitos de corrupción y lavado de activos. Incluso han publicado declaraciones en la prensa. El balaguerismo no se ha quedado atrás: Rogelio Genao también ha ido a ver a los detenidos; Amable Aristy Castro ha hecho lo mismo, declarando que: “Yo vengo a ver a mis amigos. Todos son mis amigos. Soy amigo de todos los que están ahí".

¿Qué más queda por decir?

Durante los últimos 25 años hemos leído y escuchado toda clase de discursos hablando del “sistema de partidos”. Hemos presenciado que se diga que son “la base de la democracia” y que “a través de ellos el pueblo ejerce el poder representativo”.

Todo esto queda desmentido. Las direcciones políticas de los partidos que han gobernado están metidas hasta el cuello en la corrupción, el lavado de activos y la asociación para delinquir. Pero, más allá de esto, públicamente defienden y protegen a quienes se ven involucrados en semejante fraude al público. No tienen ninguna vocación de servir al país.

La cuestión no queda ahí. Aún faltaba un plato por despachar esta semana. Se trata de la aprobación del Código Penal.

Con la aprobación del Código que condena en todas circunstancias la interrupción del embarazo, el peledeísmo, el perremeísmo y el balaguerismo han demostrado no solamente que no responden ni siquiera a su propio gobierno, sino que en República Dominicana no hay partidos ni contraposiciones, porque eso implicaría que hubiese diversidad y oposición de ideas y principios.

En la corrupción, como en el Código Penal, que condena a mujeres, médicos y enfermeras que quieran actuar con respeto real por las madres y por la vida, todos, PLD, PRM y balaguerismo han actuado como un bloque, y como una corporación que defiende intereses particulares. No representan a nadie, no defienden ningún bien colectivo.

Alguien podrá argüir que allí existen “jóvenes promesas”, que hablan en la prensa que sueñan con una política de bien común “desde que eran niños”.

Yo solamente leo los periódicos de este miércoles, y veo a todos en un mismo saco, defendiendo la violencia machista contra las mujeres, el conservadurismo más atrasado, así como las dirigencias defienden la corrupción. Reza la prensa que la comisión del atropello patriarcal la compusieron: “el senador Rafael Calderón y la integran los legisladores José Ignacio Paliza, Félix Nova, Pedro Alegría, Amarilis Santana, Juan Olando Mercedes, Amable Aristy Castro, Julio César Valentín y Luis René Canaán”.

Hela ahí: la compañía por acciones, disfrazada de adversarios, amigos en las buenas y en las malas.