Los médicos, enfermeras, bioanalistas y demás trabajadores del sector salud están librando una lucha reivindicativa justa, aunque constituye una tragedia paralizar los hospitales adonde acuden solo las personas que no disponen de recursos para procurarse atención sanitaria en centros privados.

Precisamente porque los hospitales son solo para pobres es que están –en su gran mayoría- abandonados a su suerte por los gobiernos: sin planta física adecuada, sin insumos, con personal insuficiente en todas las áreas, sin ropa de cama para acostar a un paciente, con las salas de emergencias convertidas en salas de internamiento, pero en lugar de camas los pacientes tienen que pasar días en una silla, con la mayor inseguridad para médicos y enfermeras, con salarios menores que los ingresos de un vendedor de coco y con pensiones irrisorias.

En este ciclo de protestas los gremios de los trabajadores de la salud han demostrado que tienen el respaldo casi unánime del sector laboral en los hospitales y el gobierno hace mal con mantener una actitud de ignorar sus reclamos y su capacidad de convocatoria.

El gobierno debe designar un interlocutor confiable y con capacidad de decisión para negociar parte de las demandas de los médicos, principalmente un programa de mejora de la planta física y equipamiento de los hospitales, provisión de insumos médicos, mejora parcial del salario, aunque aplace los demás puntos para fin de año.

Sería penoso que el gobierno acepte dialogar y complacer algunas de las demandas después de que los gremios de la salud paralicen en forma indefinida los centros sanitarios y esa posibilidad parece que existe. Como dicen los leguleyos: “Es preferible un mal arreglo que un buen pleito”. Y negociando en forma sincera y en interés de concluir un acuerdo, el gobierno debe evitar una derrota moral y material por falta de tacto.

No creo que la señora ministra de Salud, Altagracia Guzmán, pueda continuar con éxito la negociación con los gremios porque un día antes de la primera sesión de diálogo ella aclaró que no hablaría de los temas que precisamente motivan el paro. Entonces, ¿para qué dialogar con ella, que tiene el récord de hacer un paro médico por más de tres meses y entonces lo consideraba correcto para defender su clase?

Es cierto que reclamar la asignación de 5% del Producto Interno Bruto (PIB) al sector salud es una quimera porque en este país el gobierno no tiene suficientes ingresos para especializar una suma como esa. Y no los tiene ingresos porque el sistema tributario dominicano penaliza a los pobres y perdona a los ricos.

Por esa desgracia tributaria es que el propietario de cientos de autobuses de transporte público (para hacer negocios) dispone de combustibles libres de impuestos y un motoconcho tiene que pagar altos impuestos para mover pasajeros en una motocicleta.

Igualmente, los ingresos no robustecen al gobierno porque una gran empresa no paga impuestos para comprar combustibles, mientras que un salón de belleza o un colmado tiene pagarlos para operar plantas de emergencia.

Y como el gobierno tiene una espada de acero para cobrar impuestos a los pobres –sobre todo indirectos- y una alfombra para exonerar a los ricos, no tiene fondos para cubrir las necesidades reales de los servicios públicos.