La frase que titula esta entrega se le achaca a Enrique de Borbón, pretendiente calvinista al Trono de Francia, que para acceder al mismo, se convierte al catolicismo. Probablemente sea una frase apócrifa, que nunca la haya dicho. Pero, ante los hechos del viernes por la noche del 13 pasado, la frase cobra pleno sentido y significado.

El 2015 termina como comenzó. En enero fue la matanza de Charlie Hebdó –el semanario satírico- y en noviembre le tocó a una serie de seis lugares repletos de gente común en un distrito de Paris lleno de lugares de diversión.

Particularmente sensible ha sido la provocación de detonar varios explosivos alrededor del “Stade de France”, con el Presidente Hollande asistiendo con el Ministro de Exteriores alemán a un juego amistoso entre los equipos de Alemania, campeón del mundo, y Francia.

¿Qué hubiera pasado si se crea el pánico entre los miles de asistentes a ese partido? Si hubiera pasado que al salir del Estadio explotara uno o dos artefactos, ¿las víctimas podrían llegar a miles? La reacción es plausible: los participantes se replegaron y se concentraron en el campo de juego hasta que les dieron seguridades para salir del Estadio. Entonces, como reacción, cantaron la Marsellesa, el himno nacional francés. (Disponible en el siguiente enlace: http://elpais.com/elpais/2015/11/14/videos/1447498377_309704.html )

Estando Paris a la expectativa de que el próximo 30 de noviembre se inaugure la Cumbre del Cambio Climático, debía estar militarizada por la concentración de Jefes de Estado y de Gobierno que se encontrarán, escuché en CNN como una falla de seguridad que las autoridades francesas no lograran adelantarse a este ataque masivo. O ¿es la declaración de la Tercera Guerra Mundial de acuerdo a la reacción del Papa Francisco?

Francia no piensa cancelar la Cumbre del Cambio Climático, según el Ministro de Exteriores, Laurent Fabius en el diario El Mundo de Madrid, España. (Disponible en el siguiente enlace: http://www.eldiario.es/politica/Francia-suspender-cumbre-climatico-Paris_0_452155193.html )

Por lo tanto, el campo está minado. La Cumbre de Paris estará a la expectativa de nuevas amenazas y cualquier movimiento nos hará recordar el viernes 13, cuando pensamos que Paris bien vale una misa.