Durante la visita del presidente Medina a Higüey este lunes, militantes del Partido de la Liberación Dominicana portaban letreros pidiendo su reelección, apenas cinco meses después de haberse juramentado. Las pancartas tenían los colores del partido y obviamente no reflejaban el sentir espontáneo de las pétreas expresiones de quienes las enarbolaban, pues se veía claro que habían sido confeccionadas por una imprenta. En ellas se leía el  defectuoso texto siguiente: “ Danilo si sigue como va, te damos 4 años más”.

La reelección consecutiva está prohibida por la Constitución que el partido gobernante auspició bajo la presidencia de su antecesor, el presidente Fernández, quien aspira regresar ¡otra vez! al puesto en el 2016, cuando los dominicanos acudirán de nuevo a las urnas. De manera que la petición es contraria a la Carta Magna y propone al mandatario  que  se deshonre, desconociendo el solemne compromiso formulado ante la Asamblea Nacional el día de su instalación, algo que, por lo demás, le está vedado. Si la tradición de respeto al texto constitucional fuera norma de nuestra vida institucional, la atrevida sugerencia al Presidente no provocaría ninguna angustia ni  se justificaría este artículo. El problema consiste en que  la reelección ha inoculado su veneno  en nuestro quehacer político a lo largo de toda nuestra historia, con consecuencias fatales en todas las esferas del diario vivir.

Lo menos que podemos esperar los ciudadanos conscientes de esa terrible realidad histórica, de la que ya el propio Presidente fue víctima, recordemos  su famosa frase “me derrotó el Estado”, es que el señor Medina desautorice públicamente esta primera ominosa señal de lo que después podría convertirse en una carrera de la que él, por más que quiera, no podría zafarse, a menos que lo haga ahora, con tiempo suficiente para mostrar que algunas cosas se manejan en su presidencia de modo distinto.